Pasado en boca, de Esther Abellán

Precedido por un excelente prólogo del poeta, editor y periodista José Luis Zerón Huguet, y en la colección Ad versum de poesía de la editorial ovetense Sapere Aude, nos llega el quinto poemario (Recordando lo que fui, En la alcoba de Venus, Llantos entre caricias y Amor encadenado) de la poeta y actriz villenense Esther Abellán.

Tan breves como profundas, las composiciones en rima libre que componen Pasado en boca remiten, como la propia portada del libro, al mar, esa superficie de la que salieron nuestros antepasados y en la que desaparecen no pocos seres humanos por necesidad o el desespero, porque Esther Abellán, a lo largo de sus poemas, establece un fuerte nexo entre el mar, la existencia y la muerte. Un suicidio que nace transparente,/almíbar de siluetas de carne,/huesos, piel desnuda, ser o no ser;/deidades que penetran en los ojos/ y Zeus presente, cuerpo atropellado.

Hay, a lo largo de este poemario destilado con precisión, un aura de desesperanza ligado al existencialismo, se explicita una difícil relación del hombre con la naturaleza en ese mar que es visto como sudario bajo el que desaparece. El mar, preludio de la muerte viva/ que se escapa, existencia finita./ El invierno solitario perdura,/ la sensación de vacío nos cubre/ y todo es agua en que reflejarse.

Huye Esther Abellán de ese mar lúdico y sensual para mostrarnos un escenario más tenebroso. Es quizás en este poema de versos decrecientes en donde se hace más explícita esa solemnidad del mar dispuesto a engullirnos. El mar se parece mucho al olvido,/ un paisaje en el que desapareces/ tras la voz de lo innombrable,/ un reflejo transparente,/ un destello de luz./ Después,/todo vacío, /inmensidad, /silencio, /nada./ Tú.

El mar que nos acaricia suavemente, que parece inofensivo en su quietud, que, con el sol, nos lleva a una sensación placentera sin dejar de ser presencia amenazante, trampa mortal, presente en esta composición. La espuma de las olas,/ sedimento y caricia/ que se apaga en la playa./ La piel arde, se incendia,/ palpita el corazón/ y la visión se pierde/ en el final del mundo./ Un minúsculo espasmo/ alarga nuestras piernas,/extremos que se acercan/ al centro de la tierra./ Mar y deseo laten,/ dejamos de existir.

Libro este, Pasado en la boca, de escritura exquisita y profunda e imágenes potentes que huye del dramatismo y en el que los poemas incluidos están sólidamente vinculados por un estilo sensorial, pero que huye de alharacas, y un espacio común que los envuelve: el mar como generador de vida y muerte.

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