No más cucarrones peloteros
Por Cata Umaña
“Lo importante en la vida no es superar a los demás, sino superarnos a nosotros mismos.”
– Thomas L. Monson
Creer que todo en nuestra vida está bajo control. Vivimos la vida con una luz permanente y enorme a nuestras espaldas, que no permite que nada malo nos suceda. Y es así como constantemente nos reímos de nuestras caídas, de los golpes y tristezas, pero ¿Por qué hacemos esto?
Personalmente solía identificarme con cucarrones, si esos animalitos que vuelan y que generalmente producen cierta repugnancia, los mismos que acostumbran a darse contra las paredes y aun así una vez más emprenden vuelo, como si llevaran casco incorporado. Yo veía a estos cucarrones y me hacia la pregunta: ¿no les duele?, ¿lo hacen por profesión?, ¿Se golpean contra los muros por diversión? Y de una forma u otra los cucarrones me inspiraron, yo quería ser como ellos, así quería ser, una mujer fuerte, escondida en una independencia y control que sólo la niña que habitaba dentro de mí conociera todo.
Entre realidades y fantasías me movía pero a veces me pegaba tan duro que necesitaba abrirme y contar algunas cosas y creo que es este el momento en el cual los cucarrones pierden su fuerza y aprenden a esconderse en otros lugares por miedo a compartir todo.
Entre libros y conocimiento había también que ser desleal, lamer suelas y escalar. Yo intenté todo, seguí todo el manual de instrucciones al pie de la letra y por si fuera poco, también quería ser atractiva, interesante, inteligente… pero me pegue… Fue mi decisión, valoré a las personas y decidí seguir a algunas e ignorar a otras. Crucé un puente en busca de aceptación y del otro lado dejé a una niña pequeña, inocente y soñadora. Y así fue como me convertí en lo que soy.
A veces intento salir para encontrar a esa niña por medio de la soledad, el arte, la literatura, la música y mundos lejanos y fantásticos. No sé cómo, ni en qué momento sucedió pero fueron desfilando a mi lado energías, libros, personas, chakras, meditaciones, tradiciones, dioses, animales, y posturas. Y en ese debatirse entre el “sí” y el “no” se fueron los años, los días. El cucarrón pelotero ya no quería más golpes, quería volver pero no sabía cómo…
He disfrutado cada segundo de mi vida, con mi familia, amigos y todas las personas que llegan a mi vida a enseñarme algo; puesto que estas personas llegan a mi vida con un propósito, para enseñar una lección, para permitirme descubrir quién soy en realidad y/o para enseñarme lo que deseo alcanzar. Pero igualmente en los momentos de debilidad que todos tenemos me he preguntado sobre la razón de mi existencia, porque y para que estoy aquí. A veces siento que en vez de un cucarrón preferiría ser un canario para poder volar hasta los confines de la tierra.
Me gustaría identificar los vidrios, paredes y ventanas para no pegarme con ellos y si me pego, que con ese golpe aprenda, pero es que siendo este cucarrón ya no puedo salir ni de la casa, siempre me pego y así trate de esquivar el vidrio vuelvo y me pego.
Es por eso que quiero ser un canario para poder guiar, quiero tener unas grandes alas y que nada ni nadie me las corte, quiero aprender a volar tan alto que los cucarrones no puedan llegar a donde estoy.
Hoy mi vida se asemeja a la de un cucarrón y ya me cansé, quiero salir de aquí, quiero conocer otros lugares es por eso que trabajo fuertemente para que algún día pueda ser el canario que quiero, deseo extender mis alas y volar y así con cada viaje que realice abriré una puerta en mi corazón.