‘Svokdos y otros poemas’, de Luis San Andrés

Por Jose Rasero

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En estos tiempos en que día tras día crece la incertidumbre acerca del futuro del libro tal como hoy lo conocemos, al igual que se cuestionan las eventuales perspectivas de la prensa escrita, se extiende también de manera paradójica la experiencia contraria: trasladar lo que se gestó en el mundo virtual hacia la obra impresa.

Luis San Andrés (Manresa, 1954) se inició en la blogosfera en 2005 con De Barro y Luz  y en 2006 se rebautizó como De cenizas. Docente en la Diputación de Barcelona desde 1973 nos cuenta que ‘Svokdos y otros poemas’ (2010) es su tercer libro publicado, el segundo en solitario.

Las preguntas se acumulan y Luis nos las va aclarando sin prisas y con las pausas precisas: «Este último libro nació de la fusión de dos aficiones: la poesía y la fotografía. En el blog los poemas van íntimamente ligados a las fotografías que los acompañan. En algunos casos llegan a ser una fusión absoluta: imagen mental, imagen física, idea, materia poética».

Aunque el proceso creativo de Luis San Andrés puede variar, partiendo primero de la imagen y concluyendo en la palabra, o viceversa, no será esta la cuestión que lo llevó a separarlas en la obra que nos ocupa. Plasmar poesía e imagen en papel hace que el precio de la edición se dispare, por lo que en el libro la fotografía se limita a la bella ilustración en tonos sepias de la Portada, y a las que, en blanco y negro, introducen las cinco partes en que se divide el poemario: Tempus fugitTizas de coloresAmores, desamores y otras ficcionesEros, otras flores y otros juegos  y  Svokdos.

 

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Conociendo previamente el blog del que parte el libro la pregunta surge casi sin pensarla: ¿pueden quedar los poemas algo cojos sin las fotografías que los acompañan en De cenizas? «Puede que sí -reconoce, en parte, Luis- pero solo para aquellos lectores que vengan desde el blog, los que no lo conocían no echan nada en falta».

En cualquier caso, añado yo, andamos a un simple clic  (decenizas.blogspot.com) de solucionar tal y obligada anomalía que, por su origen pecuniario, nos lleva directamente a interesarnos en cómo se auto edita uno un libro.

«Cierto dominio de algunos programas informáticos -relata Luis San Andrés- me permitieron hacer el maquetado, diseño y montaje del libro, de forma que lo entregué a una empresa editora listo para imprimir. Yo me he hecho cargo de los gastos, distribución y venta, ya que tenía como único objetivo llegar a cubrir la edición de los 250 libros que han llegado a manos de amigos, familiares y conocidos a precio de coste, o regalados».

Una cita de Pessoa al inicio de la obra despeja ciertas cuestiones siempre presentes cuando hablamos de literatura, y, no digamos, si lo hacemos específicamente de poesía, y, aún más, de poetas: «O poeta é um fingidor. / Finge tao completamente / que chega a fingir que é dor / a dor que deveras sente’«.

Por si alguna duda cupiera tras las palabras del gran poeta (y fingidor) lisboeta, Luis nos la aclara en primera persona: «Mi blog -al igual que el libro- no es un diario donde vuelque mis alegrías y mis angustias, sino un espacio poético donde la ficción poética no tiene por qué responder a situaciones reales… son, en su mayoría, estados del alma.».

El tiempo (la infancia, los recuerdos, los olvidos), el amor y el erotismo, el humor y ciertas reflexiones existenciales conforman la estructura temática de ‘Svokdos y otros poemas’, obra en la que, siguiendo un ideal conceptista el significado, la connotación y el simbolismo forcejean entre sí en la conformación de la palabra como materia poética. Son abundantes las aliteraciones («Saborea satisfecha la fiera…»), los juegos de palabras («Vuelea, / corazónate, / y amaréame.»), los juegos tipográficos, caligramas, enumeraciones impresionistas, metáforas y símbolos («Con las sábanas / de tus fantasmas / cubriremos de lirios / nuestro lecho…»).

La semántica y su ritmo fónico se imponen a la forma. Predominan el verso corto y las asonancias.

Pero, ¿y los Svokdos? ¿Alguien sabe qué son los Svokdos? Indagando por la red -incluso entre las propias páginas del libro- nos encontramos con esto: «Son composiciones originarias de las zonas nórdicas europeas, descubiertas en 1932 por Björn Niessen en el museo medieval de Trondhund…». Si continuamos investigando podremos leer también esto otro: «…recientes investigaciones han demostrado que Trondhund no tiene museo medieval, de hecho no ha podido ser demostrada la existencia de la propia localidad, ni siquiera certificar la de Björn Nielssen, ni la de los mismísimos Svokdos«.

Ante tal cúmulo de sinsentidos volvemos a acercarnos con curiosidad a Luis San Andrés, que nos cuenta: «Los Svokdos nacen de la búsqueda de una forma original, breve, conceptista y con cierto aire tradicional, a modo de haikús, tankas, jarchas… y el nombre surge como un intento, no exento de humor, de dar cierto valor histórico a estas composiciones…».

Encontrado ya algo de raciocinio en tamaña, surreal y hermosa historia describiremos formalmente los Svokdos que, en palabras de su autor, «…presentan como característica primordial el estar compuestos por un número de versos entre tres y cinco de forma que el número de sílabas (o la longitud tipográfica del verso) desciende o asciende del primer al último verso, produciendo leves asonancias e incluso alguna rima consonante».

Y finalmente, volvamos al principio. Blog o papel, lo virtual o lo tangible: ¿importa el soporte?

Aunque cada cual tendrá sus preferencias algo hay que resulta indudable tras conocer esta aventura que comienza en De cenizas y -no acaba- en ‘Svokdos y otros poemas’: si la calidad literaria prevalece, ¿de qué preocuparnos?

 

 

 

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