Leyendo el mundo con los pies: Dos de mis playas preferidas

Con una mochila y presupuesto ajustado, viajo tanto como puedo, no sólo para hacer viajes, sino para que ellos me hagan a mí. En esta sección os cuento de los viajes que he realizado, a veces sola, a veces en compañía pero siempre, como decía Pessoa, sabiendo que lo que vemos es lo que somos.

 

Por Ruth Cereceda

Ya llegó el otoño, y parece los días de playa se acabaron hasta el próximo verano… ¿o no? Para quien nace en un lugar de costa, la playa es un lugar de referencia automático e inconsciente; para quien crece al lado del mar, la falta de esa humedad constante en el aire le hace difícil respirar. Por eso, para aquellos a quienes realmente les gusta la playa, no importa la estación. Hoy os traigo dos de mis playas preferidas, a las que me gusta ir tanto en tanto en invierno como en verano, por la tranquilidad de la que disfrutan y por la maravilla de su entorno.

La primera es la playa de El Madero, en Cantabria. Situada en la costa norte de Santander (la geología de la bahía de la ciudad le ha permitido tener una costa sur y una costa norte), es una playa de arena, muy resguardada de los vientos que habitualmente soplan en la zona y que, a diferencia de las otras muchas playas de que hay en esta parte de la costa, no está expuesta a mar abierto, por lo que sus aguas tienden a ser algo más cálidas de lo normal en el Cantábrico. Es una playa muy pequeñita, a la que va poca gente y, a excepción de julio y agosto, en que se pueden contar hasta veinte o treinta personas, el resto del año suele estar semi-desierta.

 

El Madero, Cantabria

El Madero, Cantabria

 

El acceso a esta playa se hace por una pista de grava desde el pueblo de Liencres, y tras llegar a una gran explanada, en la que no hay aparcamiento regulado pero se permite dejar el coche o la moto, hay que bajar por el acantilado unos treinta metros hasta el arena. La playa está protegida del oleaje por un farallón de piedra que, cuando sube la marea, aloja una piscina natural perfecta para poder nadar a gusto; en ocasiones, cuando la marea es muy alta, la playa desaparece por completo.

 

 

El Madero es tradicionalmente una playa nudista, pero en los últimos tiempos ha ido popularizándose y hay cada vez más gente no nudista. Es también una playa muy querida por gente con perros. La convivencia de todos los grupos es muy buena, sin barreras ni divisiones ridículas; cada colectivo respeta al otro y se mezcla con el resto sin problemas ni hipocresía.

En esta playa no hay merenderos ni chiringuitos, ni se permiten las hogueras, pero es un lugar popular para campistas y tiene una puesta de sol que no te puedes perder.

 

Una cerveza viendo la puesta de sol

Una cerveza viendo la puesta de sol

 

Mi segunda playa es Birling Gap, en los acantilados de las Seven Sisters, en la costa sur de Inglaterra. Se trata de una playa de piedras, como las del resto de la zona aunque, en ocasiones, cuando la marea está muy baja, queda al descubierto una estrecha franja de arena. A pesar de que las playas de piedras no son las más cómodas para tumbarse al sol, al estar situada con orientación sur y resguardada por el acantilado de los vientos que azotan la explanada de las Seven Sisters, es un lugar tranquilo y genial para disfrutar de los débiles rayitos de sol del invierno británico.

 

Seven Sisters.

Vista panorámica de los acantilados Seven Sisters

 

Para acceder a ella hay que coger la carretera de los acantilados desde los pueblos de Eastbourne o Seaford, y aparcar en una zona provista a tal efecto. Hay una zona de parking gratuito, que suele estar llena, y otra de pago (unas 3 libras), aunque también hay opción de dejar el coche en alguno de los apartaderos de la carretera, y caminar unos minutos hasta la playa. Dada su situación, no es un lugar al que sea cómodo llegar andando -está a unos 5 kilómetros de cada una de las poblaciones referidas-, y el transporte público no es el mejor en esta zona.

Video panorama Birling Gap

El descenso a la playa, que se encuentra a unos cincuenta metros bajo la explanada, se hace por medio de una construcción de madera con escaleras, pues los acantilados de esta costa están cortados a cuchillo y no hay posibilidad de acceder por ningún otro sitio. Junto a la escalera hay un pequeño merendero donde puedes tomarte un té con un pedazo de tarta si te da el hambre, o esperar a que pase el chaparrón si hace muy malo.

 

Escalera de madera para bajar a la playa

Escalera de madera para bajar a la playa

 

Por último, si te interesan los restos fósiles, Birling Gap es una zona de gran importancia geológica y paleontológica, y es habitual encontrarse con gente recogiendo muestras de fósiles –que se pueden sacar casi con la mano de las paredes de los acantilados-, o haciendo estudios de la biodiversidad de la zona.

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Octubre, 2013

 

 

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