“Bésame mucho”: esa vieja y sana costumbre

Por Mónica Maristain

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A principios de este año, Roma, la gran capital cultural del mundo, recibía el 2013 con una muestra fotográfica titulada Paris en liberté en el Palazzo delle Esposizioni.

Muchos medios se dieron entonces a la tarea de destacar la vigencia de una de las imágenes más conocidas en el mundo: “El beso”, obra de Robert Doisneau, que brillaba en el medio de su gran retrospectiva.

Y aunque la foto de posguerra no haya perdido ningún valor al saberse que en realidad fue un encargo de la revista Life al profesional –Doisneau decidió contratar a actores para que fueran besándose por París por falta de tiempo–, su artificio sublime testimonia la fuerza que tienen los labios pegados entre dos personas.

Se trata de un vértigo simbólico que a nadie deja indiferente y que perturba muchas veces. Escandaliza a las señoras recatadas cuando se topan en el transporte público con una pareja besucona que expresa la pasión mutua sin complejos.

Ya lo dijo Joan Manuel Serrat en su canción “Señora”:

 

“Ya sé que no soy un buen yerno / Soy casi un beso del infierno, pero un beso, al fin…”

 

 

El beso hizo leyenda en la Guerra Fría: cuando Fidel Castro hizo su primer viaje a la Unión Soviética, le habían contado que los políticos rusos tenían la costumbre de estampar sonoros ósculos en los labios de su visitante ocasional, como singular muestra de bienvenida.

Para conjurar tamaño estropicio, el mandatario cubano anduvo todo el tiempo por tierras rusas con el puro en la boca. Al menos eso cuenta la leyenda.

Por eso no deja de llamar la atención que el Alcalde Moscú, Serguei Sobianine, quiera prohibir que los hombres se besen en los lugares públicos de la capital. Sabe que es una práctica rusa con historia, pero teme que pueda resultar “una incitación a la homosexualidad”.

Claro que son nuevos tiempos en la ex Unión Soviética, que vive la era del macho Vladimir Putin, aficionado no a dar piquitos sino a mostrarse con el torso desnudo, fusil en ristre y alguna bestia muerta a sus pies.

No de labios pegados, pero sí con ruido, se dan besos habitualmente los hombres en Francia o en Argentina. Es una tendencia en alza que no se ve en México, donde los varones acaso si llegan a los cálidos abrazos pero nunca al chuick chuick entre ellos.

En Argentina, precisamente, desde 1989, los comerciantes de dulces realizan una campaña anual titulada “Una golosina por un beso”, algo así como regalas un gansito y ¡muack!, enmarcada en lo que se denomina “Semana de la dulzura”. semana_dulzura

 

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En dicho país sudamericano es célebre la frase instituida por un ya fallecido conductor televisivo que alcanzó la celebridad por un programa llamado “Yo me quiero casar, ¿y usted?”, un reality pionero en los ’70 que presentaba a personas de distinto sexo y luego de varias pruebas intentaban “matrimoniarlos”.

“Hay que besarse más”, decía Roberto Galán (1917-2000) en su programa Si lo sabe cante, y esa exhortación quedó grabada a fuego entre los habitantes de aquella nación al sur del continente.

 

 

A juzgar por lo que dice la ciencia, efectivamente, hay que besarse más. Se trata de una práctica habitual en la especie humana y también presente en otros primates, los chimpancés y bonobos.

La palabra proviene del latín “basium” –acción de besar- y besar del latín “basiare”, tocar algunas cosas con los labios contrayéndolos y dilatándolos suavemente, para manifestar amor, amistad, o reverencia.

La boca, según la teoría freudiana, es el primer lugar donde se asienta el deseo sexual. Una idea afirma que nuestra primera experiencia de confort, seguridad y amor procede de las sensaciones de la boca asociadas con la lactancia, nuestra primera forma de conectarnos con la vida y con el mundo.

Los especialistas en salud aseguran que los besos son terapéuticos, queman calorías (12, uno de 3 minutos), suben el ánimo, mejoran la autoestima, activa la circulación sanguínea y ayuda a las personas a enfermarse menos y a vivir más años.

“Los besos nos dan bienestar porque nos hacen liberar oxitocina, una hormona importantísima en el enamoramiento, el orgasmo, el parto y el amamantamiento, asociada con el cariño, la ternura y el contacto físico con los demás”, dijo el experto Dr. Claudio Santa María, rector del Instituto Superior de Ciencias de la Salud de Argentina.

Así, “besarse estimula la liberación de endorfinas, unos opiáceos naturales del organismo que provocan una sensación placentera, actúan como antídoto para la depresión, la angustia, el desánimo, la tristeza o la aflicción”, afirma el profesional.

– El beso estimula la secreción de distintas hormonas que funcionan como analgésicos y que fortalecen nuestras defensas inmunológicas.

-Las parejas felices se besan más que las infelices. Se besan en todas las situaciones, el beso por la mañana, al despedirse, al saludarse.

-Un beso es la mejor terapia, principalmente para superar las depresiones

-Los beneficios para la salud provocados por un beso apasionado se explican porque una fuerte liberación de adrenalina provoca un aumento de la tensión arterial y del ritmo cardíaco.

-El beso lo podemos disfrutar en la intimidad y en público

-En la relación de pareja son muy valiosos, es un pilar de la relación sexual, de la complicidad, aumentan el vínculo y la confianza y seguridad en la pareja.

– Cuando nos besamos utilizamos cerca de 30 músculos lo que disminuye la formación de arrugas en la piel, mejora sensiblemente y estimula su regeneración.

– Está demostrado que las personas que reciben y dan a menudo besos apasionados tienen menor probabilidad de sufrir alexitimia, que es el desorden neurológico que consiste en la incapacidad del sujeto para identificar las emociones propias y, consecuentemente, la imposibilidad para darles expresión verbal.

– En enfermos es recomendable porque ayudará a su pronta recuperación y fortalece las defensas inmunológicas y en sanos porque mejorara su calidad de vida. *

Más allá de las costumbres un beso es algo más que la manifestación de afecto entre dos seres.

 

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Es también expresión que tiende a sacudir el ambiente, provocar, quitar el aburrimiento, marcar récords como el Guinness tal cual hicieron los tailandeses Akekachai Tiranarat, de 44 años, y su esposa Raksana Taranarat, de 33 años, que se dieron el beso más largo de la historia, con un tiempo de 58 horas, 35 minutos y 58 segundos.

En Brasil, es muy conocido un personaje llamado “El besuqueiro”, un portugués de 67 años, criado en Río de Janeiro y bautizado como José Alves de Moura. Su “deporte” consiste eludir controles de seguridad en actos públicos para besar a personas famosas.

Entre sus actos más famosos, se recuerdan los besos al cantante estadounidense Frank Sinatra en el Estadio Maracaná y al Papa Juan Pablo II (el polaco Karol Wojtyla), en Manaos. También besó al ex futbolista Pelé, a la diva brasileña del espectáculo Xuxa, al futbolista Ronaldo y al ex Presidente Itamar Franco.

Quizás inspirado en su famoso compatriota, el ex presidente Luiz Inacio “Lula” Da Silva, besó en la boca a una dirigente sindical, que luego aseguró que su marido e hijos no le harán reproches por el hecho. La foto, toamda en medio de sindicalistas y agentes de seguridad, apareció en la portada del diario Estado de San Pablo y en páginas interiores de O Globo y Folha. Además recorrió todo Internet.

 

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BÉSAME, BÉSAME MUCHO

No hay como la canción de Consuelo Velázquez (1916-2005), considerada la más versionada en la historia de la música del siglo XX, para honrar la costumbre de besar. La genial compositora mexicana la escribió en 1940 y desde entonces se extendió como la peste cuando no existían las campañas virales ni YouTube.

“Bésame mucho” llegó incluso a subyugar a Los Beatles, que no dudaron en los estudios Decca, el 1 de enero de 1962. Paul McCartney cantó como solista. La tocarían nuevamente en la audición para los estudios EMI ) el 6 de junio de 1962 y fue incluida en el álbum compilatorio de 1995 Anthology 1. También fue interpretada por el grupo en 1969 en el estudio de Apple y publicada en el film documental Let it be.

 

 

 

EL BESO DE LA FAMA

No es sólo el afecto el motor de un beso, también suele haber en cierto tipo de ósculos el deseo de escandalizar y de ocupar espacios en la prensa, tal como ocurrió esta semana cuando el actor Johnny Deep estuvo en el programa Jimmy Kimmel Live! que transmite la cadena ABC.

 

1372878260000-deppkimmel-1307031505_4_3_rx404_c534x4011 Foto: EFE

 

Depp acudió al show para promocionar su reciente película, The Lone Ranger, en donde Kimmel resaltó la belleza del actor. “Tú sabes, eres muy guapo, este… seré honesto y diré que tienes un bello rostro”, le dijo el conductor. Como respuesta, Johnny le dio dos sonoros besos al presentador.

 

Posteriormente y tras bromear por lo ocurrido, Kimmel dijo: “Esos son más besos de los que recibí en toda la escuela secundaria”.

 

 

De ninguna manera han sido los primeros besos entre famosos frente a la cámara. Es más, tratándose de Johnny Depp, su acción dio la vuelta al mundo, pero a estas alturas un piquito entre celebridades ya no llama la atención ni escandaliza.

 

Podría decirse en este punto que unos verdaderos pioneros fueron los futbolistas argentinos Diego Armando Maradona y Claudio Paul Caniggia. Fue el 14 de julio de 1996, cuando ambos jugadores, vistiendo la camiseta de Boca Juniors, golearon 4-1 al eterno rival River Plate.

 

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Maradona le había prometido a su compañero que si anotaba un gol a los “millonarios” se lo comería a besos en medio de la cancha. Y así fue.

En el mundo de la música pop, como suele decir el cantautor brasileño Ney Matogrosso, todo lo hizo primero Madonna. En el tema de los besos públicos, la señorita Ciccone no fue la excepción. Por el contrario, estableció el paradigma cuando Britney Spears y Christina Aguilera, durante los MTV Video Music Awards del 2003 se acercaron a la diva para hacerle un homenaje.

 

Madonna-y-Britney-Spears-kissFoto: MTV

 

En medio del show Britney Spears se acercó a Madonna y ambas se brindaron un fervoroso beso en la boca. Christina Aguilera también recibió el suyo.

Sandra Bullock compartió el premio Critics’ Choice Awards a la Mejor Actriz y festejó el empate dándole un beso en los labios a la veterana protagonista de Thatcher. Le gustó tanto que repitió el gesto con Scarlett Johansson en los MTV Movie Awards.

Sharon Stone besó en la boca y públicamente a su colega Kathy Griffin y durante la inauguración de los Billboards Awards, Rihanna y Britney Spears calentaron los ánimos protagonizando eróticas escenas donde no faltó el ósculo húmedo y provocador que los comedidos de siempre censuraron.

Se quisieron mucho y así lo dejaron ver en los MTV Awards: Robert Pattinson y Kristen Stewart se dieron un romántico beso ante las cámaras. Luego, como se sabe, llegó el crepúsculo y su amor se perdió en la niebla.

Paris Hilton y Carmen Electra, en la gala MTV Movie Awards de 2006; Adrien Brody y Halle Berry en la ceremonia del Oscar 2003; Gael y Diego Luna en la película Y tu mamá también, de Alfonso Cuarón.

 

18 Foto: EFE

 

Halle Berry, además, besó en la boca a su colega Jamie Foxx cuando este le entregó el galardón que la instituía como la mujer más sexy de los últimos 10 años. El padre besó al hijo en la boca y viceversa: dos verdaderos charros mexicanos como Vicente y Alejandro Fernández no se cortaron a la hora del piquito y tampoco lo hizo Angelina Jolie, quien besó en la boca y largamente a su hermano James Haven.

 

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En los premios MTV 2007, Sacha Baron Cohen y Will Ferrer reprodujeron una escena de la película que ambos protagonizaron, Talladega Nights y otro beso de película fue el que le dio James Franco a Sean Penn en Milk.

Ciento cuarenta mil dólares le costó a una mujer el beso que le dio con fines benéficos a la sudafricana Charlize Theron. En nuestro ámbito, Jacqueline Andere besó en la boca a Rebeca Jones con la excusa de que así lo pedía su personaje de la obra Entre mujeres.

 

30Foto: Antena 3

 

Antena 3 En la televisión española, uno de los programas más vistos es el de Antena 3, El Hormiguero, conducido por Pablo Motos, quien la semana pasada no dudó en besar apasionadamente a su antigua compañera de radio y amiga de toda la vida, la periodista Julia Otero. Entre besos y más besos, la vida se hace más fácil. Y no van a venir las celebridades a decirnos cómo hay que expresar nuestro afecto. Por tanto, si llegó al punto final de este largo informe “besístico”, un tanto frívolo pero cariñoso, no dude en estamparle un sonoro beso al que tiene al lado. Y si no hay nadie, hágalo frente al espejo, que no hay nadie que nos quiera mejor que nosotros.

 

 

Sin Embargo

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