La secuencia del día: Last days

Por Tamara Moya.

 

La secuencia (o extracto) de hoy pertenece a la película Last days (2005), de Gus Van Sant. Lo que hace Gus Van Sant es una película sobre los últimos días de Kurt Cobain con un personaje que ni siquiera se llama como él, Blake, y en la que no aparece ninguna canción de Nirvana. Para cualquier otro director, los temas centrales que deberían aparecer en el film serían los conciertos, las drogas, las discusiones con su mujer…; pero Gus Van Sant evita mostrarnos esos clichés, y en cambio, se pregunta: ¿Por qué vamos a pensar que en las 48 horas antes de la muerte del personaje va a suceder algo importante? Y frente a esos grandes clichés, reivindica los tiempos muertos; momentos sin importancia aparente pero detrás de los que se podría encontrar el verdadero sentido de su muerte. Y es que, sí,  la película se inspira en los últimos días de Kurt Cobain, pero su director, lejos de intentar ofrecer una respuesta sobre el porqué del suicidio de la estrella (algo que sería demasiado pretencioso), se limita a reflexionar y a hacer reflexionar al espectador sobre esas posibles causas.

     Este extracto pertenece al propio comienzo de la película, que no presenta títulos de crédito, y que a nivel de puesta en escena posee los  planos más claros de toda la película: se nos muestra la distancia y dificultad de visión del personaje, que también va a ser la lejanía que vamos a tener siempre con respecto al mismo en la película. Esto se refleja a través de una panorámica que va a seguir el trayecto de Blake por la naturaleza hasta llegar a su hogar. Aquí se introduce una música coral no diegética casi alegre, como si hubiese algo feliz en lo que se nos está contando. Llama la atención, además, que el primer plano es tierra, el siguiente es agua, el tercero es fuego y después el aire se alza protagonista. Hay algo aquí sobre la relación de este personaje con la naturaleza, que está abierta a la interpretación, ya que Van Sant parece querer huir de interpretaciones simplistas y nos plantea una discusión sobre la visión que se está dando de la naturaleza: al principio el personaje se muestra sereno con ella, pero ya en el cuarto plano encontramos una alteración sonora, ya que aparecen en primer término las pisadas de Blake que nos están diciendo que al personaje le cuesta caminar. Además, el tren parece indicar la dirección de la civilización. Alguien podría pensar que la naturaleza está conspirando contra él, ya que en el siguiente plano el viento le acecha, la naturaleza comienza a ser agresiva.

    Por otro lado, llama especial atención la riqueza de la banda sonora, primero amplificando los sonidos de la naturaleza y más tarde creando un mundo de significados paralelo al que nos ofrece la imagen. Así, al llegar al castillo en el que vive escuchamos una especie de réquiem que parece formar parte de la subjetividad de Blake.

    En la siguiente secuencia, vemos a una pareja durmiendo mientras Blake está desenterrando un bloque de heroína y en el mismo encuadre hay otro elemento más: la televisión, que muestra una lucha de judo, es decir, que se nos está hablando de la «lucha» del personaje consigo mismo. Finalmente, encontramos de nuevo el elemento del agua, que al igual que en el plano del río, parece crear un conflicto en torno a su interpretación: mientras que, por un lado, purifica al personaje, al mismo tiempo está limpiando lo que más tarde ensuciará su cuerpo de nuevo: la caja de heroína. 

 

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