Sangre y tango II
Por Julieta Destefani Se llamaba Octavio. Bailamos hasta que anunciaron las medialunas y volvimos a la mesa para desayunar. La milonga es un lugar maravilloso, encontrás todo tipo de gente, cocina abierta toda la noche y desayuno a las seis de la mañana. Que boliches ni afters, este era mi lugar. —Contame ¿qué escribías tan […]