El amante doble, de François Ozon
Provocar es un arte con el que hay que tener mucho cuidado si no se quiere salir malparado. Las últimas provocaciones de Lars Von Trier (Nymphomaniac) y David Lynch (Inland Empire), dos de mis directores fetiche, los han sumido en un prolongado silencio del que no acaban de despertar (Lynch sí, para retomar, elevado al […]