«Hit Man», de Richard Linklater
JOSÉ LUIS MUÑOZ
Richard Linklater (Houston, 1960) es especialmente recordado por esa trilogía romántica en tres tiempos formada por Antes del amanecer, Antes del atardecer y Antes del anochecer que interpretaban Ethan Hawke y Julie Delpy y en las que el espectador podía ver como sus personajes maduraban física y psíquicamente a lo largo de esas tres entregas dilatadas en el tiempo, pero el texano puede ser también recordado por Boyhood, película deliciosa y tierna.
Hit Man, basada en hecho reales, comedia de género negro si tenemos que clasificarla, nos habla del trabajo secreto que realiza Gary Johnson (Glen Powell), un profesor de filosofía que, en sus ratos libres, se hace pasar por sicario para que la policía de Nueva Orleans, para la que trabaja, capture a los que le contratan. Cuando Maddy Masters (Adria Arjona), infelizmente casada, le pide que liquide a su marido maltratador, la cosa se complica porque se cruzan en su camino el amor y el sexo.
Tiene el empaque el filme de Linklater de comedia negra tan sofisticada como poco creíble, así es que está en las antípodas de Sicario de Denis Villeneuve o de El asesino de David Fincher, y es ese no tomarse muy en serio lo que cuenta lo que hace trastabillar la película porque traslada esa desafección al espectador y el filme no funciona ni como comedia ni como thriller.
Los quince primeros minutos, con la presentación algo pedante del protagonista con voz en off, algunos de sus disfraces y personajes que interpreta para cazar a esos contratistas de asesinos, son directamente prescindibles, agobian por reiteración y falta de gracia. La película entra en materia cuando Gary y Maddy se cruzan y se establece entre ellos una relación pasional de amor a primera vista que funciona por la química de sus dos actores. Por un momento la película adquiere un tono más serio, Maddy se enamora del personaje malote que interpreta Gary que le da morbo (le pregunta a cuántas personas ha asesinado, cómo la hace, cómo esconde los cuerpos…), el espectador teme que esa mujer que sufre violencia machista a cargo de su descerebrado marido Ray Masters (Evan Holtzman), sea una mantis religiosa al estilo de Kathleen Turner en la icónica Fuego en el cuerpo, pero no, porque un requiebro final frustra esas expectativas de película de género negro para encerrarla en el redil de la comedia familiar, niños incluidos. Linklater no encuentra el tono adecuado para contar la historia.
Por sus diálogos continuos, marca de la casa de su autor que le funcionan en la trilogía romántica, ambientes sofisticados y extraordinaria fotogenia del anglo Glen Powell y la portorriqueña Adria Arjona, bellos hasta decir basta que parecen clones de Brad Pitt y Angelina Jolie, puede creer el espectador hallarse ante una película de Woody Allen, las más negras (Match Point, Delitos y faltas, Golpe de suerte…) pero le falta a Linklater la mala baba del judío neoyorquino. Hit Man es un mero divertimento que se queda a medias en todo.