«Los niños de Winton», de James Hawes
JOSÉ LUIS MUÑOZ
Los grandes dramas de la humanidad, las guerras, dan lo peor y lo mejor del ser humano. Entre tanta barbarie siempre hay alguna alma solidaria que se arriesga, pone su vida en juego e intenta salvar a sus semejantes de la barbarie.
Todos conocemos, gracias a la película de Steven Spielberg, a Schindler y su lista de judíos que salvó de los campos de exterminio, pero durante la Segunda Guerra Mundial hubo otros Schindlers menos conocidos, como el doctor Martínez que salvó de los nazis a centenares de refugiados o el británico Nicholas Winton, un corredor de bolsa que con la ayuda de su madre (Helena Bonham Carter) consigue sacar de Checoslovaquia a centenares de niños antes de que lleguen los nazis y los coloca con familias de acogida en el Reino Unido.
Nicholas Winton, a quien da vida en la pantalla cuando es joven Johnny Flynn y de mayor Anthony Hopkins, lleva una vida apartada después de su acto heroico hasta que un popular programa de televisión contacta con él y se reúne en el plató con todos aquellos niños a los que salvó y que ya son adultos.
Film correcto del director de telefilmes británico James Hawes, muy académico, que se ve con agrado, pero carente de emoción, casi plano, y en donde ni siquiera es destacable la interpretación del siempre brillante Anthony Hopkins. En el reparto dicen que sale Lena Olin, la inolvidable intérprete de La insoportable levedad del ser. Aún la estoy buscando.