To Leslie, de Michael Morris
El tema de las adicciones alcohólicas ha sido recurrente en el cine norteamericano que nos ha dado algunas obras maestras. Blake Edwards, en cuya filmografía el alcohol y los guateques son marcas de la casa, nos regaló, allá por los años sesenta, la estremecedora Días de vino y rosas, y en los noventa Mike Figgis una desoladora bajada a los infiernos en Leaving Las Vegas que fue el mejor papel de Nicolas Cage, que no es mucho mérito dada la carrera del actor.
El británico Michael Morris se estrena en la dirección cinematográfica con una película de cine independiente made in USA, To Leslie, y para ello se inspira en una historia real acaecida en Estados Unidos. Leslie (la asombrosa actriz británica Andrea Riseborough), madre soltera que vive en el oeste de Texas, gana, siendo muy joven, 190.000 dólares en la lotería, y ese premio es su calvario. Leslie se gasta todo el dinero en juergas y borracheras, pierde a su familia, su casa y su empleo y se ve obligada, cuando literalmente está a un paso de vagabundear, a apelar a su hijo James (Owen Teague), al que no ve desde sus ocho años. Pero Leslie no se desprende de su botella, su hijo la echa a la calle, la alcoholizada mujer recala en casa de su antigua amiga Nancy (Allison Janney) y su marido Dutch (Stephen Root), que también se hartan de sus borracheras, y consigue, finalmente, ser empleada en un motel de carretera regentado por Sweeney (Marc Maron), un tipo bonachón y altruista, y el excéntrico Royal (Andre Royo), pero la personalidad inestable y desquiciada de Leslie, mentirosa compulsiva, manipuladora, además de adicta al alcohol, no pone fácil las cosas.
Michael Morris retrata a la perfección la inestabilidad física y emocional de su protagonista, víctima de sí misma, rechazada por todos, y los ambientes marginales de esa América profunda en donde este tipo de situaciones proliferan. To Leslie termina siendo una película sobre la culpa y la redención que se cierra con un canto de esperanza: del pozo más profundo se puede salir si se encuentran los asideros necesarios y el implicado pone lo suyo para trepar hacia la luz.
Andrea Riseborough, nominada al Oscar a la mejor interpretación en la presente edición de los Oscar de Hollywood, en la que tiene que competir con Cate Blanchet y Ana de Armas, difícil lid, se mete en las entrañas de su poco agradable personaje con el que difícilmente empatiza el espectador, lo vive de forma extraordinariamente convincente hasta en sus más mínimos detalles (la forma de andar, las expresiones soeces, la mirada ida). El director de To Leslie hace que desfilen ante nuestros ojos una serie de personajes extraordinariamente reales que le sirven para retratar esa América pobre y profunda que tan bien da en pantalla, poblada por personajes áridos y broncos, como el entorno desangelado de un paisaje que ni siquiera es bonito y sobreviven en viviendas miserables sin ningún encanto. To Leslie es una pequeña gran película como en su día lo fue Nomaland de Chloé Zhao, visiones muy reales de ese país inmenso, complejo y fascinante que es Estados Unidos a través de los ojos de un británico y una china.