Hunt. Caza al espía, de Lee Jung-jae
Olvídese de los espías flemáticos de las adaptaciones cinematográficas de las novelas de John Le Carré, e incluso de Infiltrado de Martín Scorsese, la película del policía que es un mafioso y el mafioso que es policía, aunque Hunt,. Caza al espía vaya de topos. Si lo suyo son las películas de acción, aceleradas de principio a fin, que no dejan que respire el espectador, este es el film que está esperando y seguro que no le va a defraudar.
El actor coreano Lee Jung-jae, el de La tinta del calamar, debuta como director en esta dinámica y enrevesada cinta de espías, llena de giros, que se sitúa en los años ochenta, en Corea del Sur, tras el asesinato del presidente de la nación Park por los suyos y un golpe de estado que instaura una brutal dictadura militar. Dos agentes de la agencia de inteligencia estatal, Park Pyong-hu (el propio Lee Jung-jae) y Kim-Jeong-do (Jung Woo-sung) se enfrentarán en un peligroso juego de gato y ratón, pues uno de ellos es un agente doble que trabaja para el gobierno de Corea del Norte que prepara una invasión, y no se sabrá hasta el final quién en quién, así es que el director logra mantener en ascuas al espectador durante sus casi dos horas de proyección.
Lee Jung-jae, a través de explosiones sin fin, tiroteos, combates marciales y algunas secuencias de tortura bastante gores, en donde no se escatima la sangre y la rotura de huesos, hace avanzar con pulso firme, sin desfallecer en ningún momento, su artefacto hasta un final apoteósico y literalmente explosivo. La película, que cosechó un buen éxito de público y crítica en la pasada edición del festival de Sitges, es modélica en su estilo y cumple con creces las expectativas creadas a partir de la primera secuencia. Lee Jung-jae entretiene y, a la vez, alerta —porque dentro de la acción, aunque diluida por esta, hay un mensaje político—, de los males de los sistemas totalitarios, sean de derechas o de izquierdas.
Los posibles fallos del guion, que los habrá, pasan completamente desapercibidos porque Lee Jung-jae no deja respirar en ningún segundo al espectador, y consigue una cosa curiosa, que muy pocas veces sucede en este tipo de cine, que el espectador empatice con los dos agentes enfrentados que protagonizan este film de espías, quizá por el parecido físico de ambos y porque hasta el segundo final no sabremos quién es el topo. Para los amantes del cine de acción Hunt. Caza al espía es perfecta.