El sector de la belleza después del COVID-19: presente y futuro
El COVID-19 ha entrado en nuestras vidas a la fuerza. El virus se ha propagado por todo el mundo dejando a su paso una crisis económica y social de magnitudes impresionantes y sin precedentes.
Por primera vez en la historia, todos los países tienen el mismo problema y la solución aún no se vislumbra con claridad. La mayoría de sectores de nuestro país, por no decir todos, se encuentran paralizados y las consecuencias no se han hecho esperar.
Hoy queremos hablar sobre el sector de la belleza donde se incluyen peluquerías, centros de belleza, centros wellness, tiendas y pequeños comercios así como cualquier negocio que contribuya al cuidado personal.
Para conocer más de cerca la situación, hemos hablado con Cristina García, editora jefa en Beautyme y especialista en la materia, para que nos de su punto de vista sobre el presente y futuro de la industria de la belleza y hacia dónde cree que se dirigen las tendencias de consumo.
Entrevista a Cristina García
P: ¿Cómo se ha visto afectado el mercado de la belleza a causa del COVID-19?
R: El mundo de la belleza se ha visto bastante afectado, pues el tipo de servicios que ofrecemos implica la mayoría de veces un contacto directo con el cliente y eso es exactamente lo que se quiere evitar, por motivos sanitarios, con la cuarentena.
Así pues, los centros de belleza al igual que muchos otros negocios, han tenido que cerrar sus puertas al público sin un horizonte claro al que poder agarrarse y con ello poder volver a abrir. En estos momentos, parece que los casos disminuyen y que poco a poco se irán abriendo algunos negocios por comunidades.
Sin embargo, muchos de estos negocios son pequeños autónomos que no tienen el suficiente poder económico como para aguantar cerrados, manteniendo los mismos gastos pero con ningún ingreso.
Las tendencias de consumo han cambiado claramente.
Si ya no sales como antes o no sales tanto, ¿para qué vas a maquillarte, ponerte colonia o depilarte? La mayoría de gente coge lo primero que tiene a mano (véase un chándal o cualquier camiseta) y baja a hacer la compra; no tenemos quizá la misma oportunidad que los restaurantes que pueden servir comida a domicilio.
En cualquier caso, sí que es cierto que las videoconferencias de trabajo y las cortas salidas obligan a mantener una cierta apariencia y, aunque no sea algo muy extendido, sí se ha notado que las compras online han aumentado en determinados ámbitos y cada vez más se apuesta porque cada uno se realice sus propios tratamientos de belleza en casa.
P: ¿Qué medidas está tomando el sector para sobreponerse a la crisis que acontecerá?
R: Aunque los centros de belleza hayan cerrado temporalmente sus puertas y muchos trabajadores se hayan visto afectados, la mayoría de estos centros, por regla general, ofrece productos de venta al público.
Así pues, muchos autónomos y empresarios han visto la oportunidad de ofrecer dichos productos a través de las redes sociales o Internet. De esta forma, con sencillos packs de productos para el cuidado personal o para mantener una rutina de belleza básica han podido sobreponerse a la crisis y mantener a flote su negocio.
Gracias a Internet, también es posible trabajar de forma remota. Algunos han creado páginas web o han desarrollado cursos online para compartir contenido de valor que enseñe a las personas a realizar las tareas de belleza por sí mismos.
Es probable que no todos los empresarios y autónomos puedan seguir estas dinámicas pero, si queremos sobreponernos a la crisis, lo importante es ser creativos, tener perspectiva para saber cómo el comportamiento en el consumo va a cambiar y no perder el enfoque.
P: Cuando se levante la cuarentena, ¿cree que sufrirá alguna transformación el sector de la belleza?
R: La economía en general ya se ha visto muy afectada y las secuelas de esta pandemia no se revertirán de forma inmediata. Así que, es muy posible que el sector de la belleza sufra alguna transformación; bien sea por limitaciones de aforo, negocios que exigen un contacto directo con el cliente o sencillamente por el cambio de pautas de consumo que podría adoptar la gente.
Aunque creemos que algunas de las tendencias que venían adoptándose durante los últimos años seguirán intactas. Hay cosas que no cambiarán nunca.
Es probable que las personas adquieran una percepción diferente del día a día. Otros, aprenderán a valerse por sí mismos y quizás ya no necesiten buscar los servicios de un profesional de forma frecuente.
Sin embargo, confío en que seguiremos haciendo todo lo posible por salir adelante y buscar alternativas que permitan pivotar el negocio y hacerlos más flexibles.