El día después

Llegados al día después, el panorama no puede ser mas desolador. Uno se pregunta si de alguna manera la información no habrá llegado a los ciudadanos. Si los modos de prevención y protocolos no se han publicitado bastante o, simple y llanamente, somos una sociedad tarada, que ha perdido hasta el instinto básico de supervivencia. Frente a la conducta responsable de parte de la ciudadanía (conducta empática y egoísta al mismo tiempo), ya que protegemos lo nuestro, pero por extensión lo ajeno, nos encontramos con un sinnúmero que no protege ni lo suyo ni lo ajeno ¿Estamos ante una nueva patología social? Uno prefiere creer que, de algún modo, la información no ha llegado a esos ciudadanos, que no han tenido acceso a los modos, maneras y protocolos de protección frente a este virus letal. De alguna manera cuando informan sobre los protocolos para evitar el contagio, debían estar haciendo otra cosa. La segunda de las teorías que se barajan es mucho más grotesca. Se trata de “los mismos de siempre”. Esa clase de ciudadanos cuya único objetivo en la vida parece ser el perjuicio ajeno y ejecutar lo que les sale de las gónadas ¿Pero hasta el punto de arriesgar la salud y la vida de los suyos? También es posible que se trate de personas a las que, de un modo u otro, esta situación no ha perjudicado. No  le han visto las orejas al lobo. Desconocen el horror que está sucediendo en hospitales, residencias, etc. Ven los toros desde la barrera. Posiblemente muchos de ellos se encuentren inmunizados sin saberlo. Muchos habrán contagiado a otros, ya que no utilizan ningún protocolo de protección ahora (imaginen antes). Pero la actitud de hedonismo y jolgorio, frente a un patógeno que está arrasando con la sociedad, esa carencia de conocimiento frente a la gravedad de la sitaución, denota una falta de empatía patológica. Es la medida de “la cosa no va conmigo”. Pese a las informaciones constantes de los modos y protocolos para realizar las diversas tareas, gran parte de la ciudadanía se los ha pasado por el forro ¿Se trata de enfermos mentales? ¿Ha fallado algo en la cadena de información al ciudadano? Es increíble la exposición a que se han sometido y han sometido a sus hijos diversos grupos de ciudadanos. Ningún tipo de protocolo, ninguna medida de seguridad. Como si no nos encontrásemos en una terrible pandemia que va a seguir azotando a la sociedad. Las consecuencias de estos días se reflejarán, sin duda en los  ingresos hospitalarios, en las UCIS, en los fallecimientos. El famoso “repunte”, no va a esperar a Noviembre. Mientras tanto, se sigue exprimiendo la gallina de los huevos de oro de los sanitarios, tomados como rehenes, considerados un daño colateral. Se sigue sin surtirlos de equipos de protección y sin hacer los test, Se sigue faltando a la verdad, hasta el punto de que  hemos intentado engañar a la OCDE en el ranking de realización de test y nos han dado un tirón de orejas. En fin, cada cual se proteja como pueda y le permitan. No esperemos nada de nuestros conciudadanos o estamos más vendidos que Carracuca (decía mi abuela, que de humanos menesteres sabía un rato).

 

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