Blacksad. Cine negro en viñetas
Si hubiera que adjudicar alguna representación cinematográfica a este gato detective que nace de Juanjo Garrido y Juan Díaz Canales no sería el Sam Spade interpretado por Humphrey Bogart en blanco y negro (El Halcón Maltés) o el Nick Charles de la serie “El Hombre Delgado” pergeñado por William Powell. Este gato gasta modos y maneras del actor que hizo de la impasibilidad una de las bellas artes. Además su físico potente, su sentido del humor sarcástico y negrísimo, le aproximan más a los personajes de Robert Mitchum que a cualquier otro “husmeador” de la pantalla. Porque Blacksad es cine “noir” en estado puro. Cine en viñetas con sabor a metralleta Thompson echando humo, a “femme fatal” y a antro viciado. Una inteligente antropomorfización de los personajes, en las antípodas de los animales-disney, impregnando de las fábulas clásicas, los dota de entidad y de densidad dramática. Además Blacksad es un rompecorazones para las “muñecas” que bailan en los infames antros o requieren su ayuda para resolver un caso doméstico. Las cuatro obras que componen este corpus: Un lugar entre las Sombras, Arctic Nation, Alma Roja y El Infierno, el silencio, se complementa en la edición integral con una simpática historia corta sobre “El tío Sam”. Una escueta y ácida historia que funciona como un mecanismo de relojería. Casi un pieza de cámara. Se completa el álbum con los bocetos y diseños de los personajes para los aficionados acérrimos. Destaca sobre los entramados del guión el humor sarcástico del gato protagonista y la personalidad de otros animales como la garduña reportera Weekly. El desarrollo de estos cuatro evangelios del comic-noir sigue los parámetros fundamentales del género, mixturando intriga con acción, sarcasmo con violencia explícita y utilizando los arquetipos del género: femme fatale, villano, compi del prota, etc.
El apartado técnico es prodigioso. Dominio de la elipsis. Dibujos técnicos y palpitantes, encuadres estudiados como ángulos de cámara, detallismo gráfico o páginas-viñetas repletas de personajes. A destacar ese colorido “acuarelado” que impregna de nostalgias sepia las páginas y el sentido del espacio. Juanjo Garrido comenzó ¿Cómo no? en el mundo del fanzine, escuela obligatoria, y en los concursos de comic. Tras realizar ilustraciones de personajes Marvel, decidió probar suerte en el mundo de la animación. Tras realizar “layouts”, en Disney llegaría a trabajar en películas como Hércules, Tarzán o Atlantis. Tras una gestación de casi siete años surge Blacksad, en formato tradicional franco-belga. Llegan también los reconocimientos y elogios (y las ventas) que son la guinda del pastel para sostener una industria y el trabajo artesanal de estos artistas. Autores como Will Eisner (Spirit) Neal Adams (Conan) Jim Steranko (Nick Fury) han elogiado el trabajo de esta bande desinné que tuvo que ser publicada en Francia.
El Infierno, El silencio, es la ciudad de Nueva Orleans el lugar donde el detective tiene que encontrar al pianista “Little Hand”, y ciertamente como reza la introducción el espíritu de la ciudad impregna cada rincón de la historia. Tonos sepias, calles del “quartier francais”, cabareteras y stripers, vudú, comida criolla, clubes de jazz y viñetas con el “mardi grass” técnicamente apabullantes en amplia paleta de colores, donde ninguno es gratuito y cobran vida y significado propio.
Alma Roja. Argumento apasionante relacionado con la energía atómica como caja de Pandora, guerra fría y científicos arrepentidos, con homenajes a la generación beat. La estructura narrativa de las cinco viñetas finales sin diálogos, en tonos marrones y sepias es de verdadera antología.
Arctic –Nation. Una narración sobre el racismo en tonos ocre, habitada de nieve y hojas secas, Una dura parábola donde en el drive-in, los protagonistas visionan una escena e “La Humanidad en Peligro”, aquella otra parábola sobre la energía atómica y sus consecuencias. Dura y seca aventura, tipejos disfrazados como el Ku-Klux-klan y justicia poética para los malvados. Y amplio dominio en la expresión de los personajes.
Un lugar en las Sombras. Primera aventura del detective gato, investigando el asesinato de una actriz que fue su compañera sentimental. Premio al mejor autor revelación y a la Mejor Obra del Salón del Cómic de Barcelona. Fue uno de los más vendidos en Francia. Un “noir” con todos los parámetros del género. Viñetas de callejones, cementerios y antros, plenas de detalles y escenas nocturnas, farsas policiales para sostener la muerte del villano y toda la parafernalia del género negro más auténtico en un guión sólido y perfecto.
Amarillo. Una historia de detectives casi una road movie, donde el protagonista tiene que llevar un vehículo por carreteras polvorientas hasta Tulsa. En el camino irá encontrando una serie de personajes llenos de entidad que vinculan la trama: artistas circenses, moteros, picapleitos, escritores atormentados en una visión de los 50 en EE. UU. Lúcida y nostálgica donde no faltan las largas rutas por carretera, los trenes o los campos de trigo. Los clichés del género están manejados con sabiduría y ritmo narrativo. Un álbum con escenografía más limpia y menos recargada que los anteriores con mayor luminosidad y escasos oscuros.
Como curiosidad añadir que Garrido es guitarrista en el grupo “Slumberland” todo un homenaje al comic, ya que era la tierra de “El Pequeño Nemo” y todos los componentes son autores de cómic.
Blacksad es un detective con gabardina, escapado de las páginas de Raymond Chandler (y autoconsciente de ello), aficionado al tabaco y las mujeres, de gatillo rápido y puños aún más rápidos que trata de sobrevivir con sus conceptos morales en un mundo que carece de ellos. Se codea con la “bofia” y hampones a partes iguales. Un antihéroe de estética bogartiana de afilada y sardónica lengua, siempre con el cargador repleto.
No cabe duda que este Philip Marlowe felino que se juega sus siete vidas por un concepto particular del honor, es de lo mejor que ha dado el cómic en los últimos años a nivel visual e imaginativo. Una obra maestra del cómic Europeo. Por cierto publicada en el pujante mercado francés. Vergüenza torera…
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