La Bola de Cristal
Se nos ha ido Lolo Rico. Con ella se va toda una generación (o varias), todo un micromundo donde aprendimos a empaparnos de aquella estética que enriquecía la época. Los ochenteros capítulos de este mítico programa acercaron a los hogares a personajes hasta entonces impensados e impensables. El 25 de Junio 1988 se despedían de los ávidos espectadores toda una panoplia de creaciones de lo más disparatado (aparentemente), que llenaron de cordura y humor las mañanas sabatinas. Desde la pequeña pantalla se introducían en los hogares Pablo Carbonell y Pedro Reyes, las canciones de Juan Perro (entonces Santiago Auserón), el “cuarto hombre” al que insuflaba vida Javier Gurruchaga, la revolucionaria Bruja Avería, la divina Alaska como el Hada Truca, entre otras muchas y enriquecedoras aportaciones. Escaparate y estandarte de la cultura musical de la época, abanderado de la anhelada Transición y del cambio sociopolítico que bullía en el país. “Si no quieres ser como estos lee”. Este era uno de los slogan, casi proféticos, cuando aún los teléfonos móviles no habían usurpado el ocio de los ciudadanos. Revisitar capítulos es una paleta gloriosa de la movida madrileña donde Loquillo nos habla de “El pupitre de atrás”, Kiko Veneno; travestido en Frankenstein”; ironiza con “Me siento tan feliz”, las chicas funk de “Objetivo Birmania” se transmutaban tribales en “Alumbakata” o Alicia Sí (una suerte de Tino Casal femenina) contaba que quería ser la novia de Guillermo Tell y que le besara el Hombre Lobo. La iconoclastia por bandera. La mañana sabatina llevaba al espectador a un paseo por el séptimo arte de la mano del Hada Truca (Alaska), a través de las aventuras de unos electroduendes a los que “les importaba todo un vatio” o las consignas rimadas y filomarxistas de la Bruja Avería: “Viva el mal, viva el capital”.
Entre las muchas aportaciones del programa los espectadores tuvieron acceso a series tan icónicas como The Little Rascals, retitulada “La Alegre Pandilla”. La primera serie que mostraba a los niños con un comportamiento realista. Las aventuras de Spanky, Alfalfa y sus amigos se solapaban con episodios de otra serie mítica “La Familia Monster”, donde la bella Yvonne de Carlo y Fred Gwynne narraban las incidencias hogareñas de una familia atípica de vampiros benignos, hombres lobo y una sobrina “normal”. Bewitched (Embrujada), fue una comedia slapstick, protagonizada por la pizpireta Elizabeth Montgomery que hizo famoso su gesto moviendo la nariz cuando realizaba un hechizo. La propia Lolo Rico se reservaba “La Entrevista del Patito” donde entrevistaba a intelectuales como Fernando Savater o realizaba un reflexivo monólogo sobre el tema elegido. Javier Gurruchaga fue uno de los colaboradores con mayor libertad a la hora de tratar su sección “El Noticiario”, que presentaba en su intro un remedo del inicio de James Bond. Los personajes de su controvertida familia; que interpretaba al completo; permanecen en el imaginario colectivo. Como esa madre Cayetana, con collar de perlas, guantes y lenguaje impostado. Tan de andar por casa.
A “La bola de cristal” hay que concederle también el mérito de impulsar el videoclip. En alguna ocasión estos eran creados específicamente para el programa y artistas como Franco Battiato, Glutamato Ye-ye o Gabinete Caligari, se introdujeron en los hogares vía rápida para goce y disfrute de sus seguidores. Imposible imaginar otro programa tan ecléctico y rompedor, que pasara del humor absurdo y disparatado de Pedro Reyes, a un joven Auserón preguntándose que tendría la bola que a todo el mundo le mola, deteniéndose previamente en Ramoncín, tirando de gónada hispana, para entrevistarse a sí mismo con chulería de Legazpi. La nueva administración de Pilar Miró trajo una cierta censura frente a la ideología de los guionistas y la directora, que terminó con la dimisión de Lolo Rico. Detrás quedaba un programa mítico que trato a los espectadores como adultos, apoyó a los nuevos talentos , promociono la lectura y creó tendencias. No hay que olvidar su labor como guionista de “La Casa del Reloj” o la inolvidable “Un globo, dos globos, tres globos” que hicieron las delicias de los que peinan canas. Detrás queda el soplo de aire fresco que trajo a la televisión y a la generación EGBera ¿Qué tendrá esta bola que a todo el mundo le mola?