Viajar a Pekín
Hoy os traemos una propuesta que podemos englobar dentro del marco de viajes exóticos, viajar algo más lejos de lo que acostumbramos para conocer lugares y culturas diferentes (en otra ocasión os hemos hablado de viajes a Noruega organizados): Pekín, ciudad de contrastes donde conviven en perfecta armonía grandes rascacielos con la arquitectura más tradicional de los ‘Hutongs’, barrios tradicionales chinos. Marcada por una clara influencia imperial y envuelta en la historia antigua de una de las civilizaciones más fuertes del mundo, su visita no te deja indiferente.
Pekin es una ciudad llena de gente, de mucha gente. Poblada por más de 20 millones de personas que recorren a diario sus calles, principalmente en bici, y unas costumbres chocantes para los europeos, como escupir en público.
Cruce entre la Plaza de Tian’anmen y la Ciudad Prohibida
Gran Muralla
También es el punto de partida de una de las siete maravillas del mundo, ‘La Gran Muralla’. A tan sólo una hora desde Pekín llegamos a Badaling, principal punto para conocer esta fortificación milenaria. Podemos subir hasta su parte más alta en un teleférico, no obstante, yo recomiendo encarecidamente recorrerla a pie, disfrutando y respirando esa magia que desprende, es un tramo muy cansado con escalones irregulares pero merece la pena el paseo, no lo olvidarás jamás.
Vistas de la Gran Muralla en el tramo de Badaling
Plaza de Tian’anmen y Ciudad Prohibida
La Plaza de Tian’anmen es la más grande del mundo y la más importante del país. A sus pies se encuentra el acceso más importante a la Ciudad Prohibida, lugar más visitado de esta inmensa ciudad. Patrimonio de la Humanidad desde 1987 este complejo alberga 980 edificios históricos, a cada cuál más bello, desde donde 24 emperadores gobernaron China durante 500 años. Se pueden visitar las estancias públicas y privadas del emperador rodeadas de preciosos jardines. Se recomienda reservarse unas 3 horas para disfrutar al máximo de esta maravilla arquitectónica.
Interior de la Ciudad Prohibida
El Templo del Cielo
Conocido también como ‘Tian Tan’, este templo es uno de los lugares más sagrados de la ciudad dedicado especialmente al Dios del Cielo para rogar por las cosechas. Su edificio principal se encuentra en medio de un parque muy agradable y colorido donde los pekineses van a hacer gimnasia al aire libre con música ambiental, lo que lo convierte en un enclave auténtico.
El Templo del Cielo
El Palacio de Verano
A las afueras de Pekín se encuentra el Palacio de Verano, como su propio nombre indica fue utilizado como segunda residencia para los emperadores que querían huir de las altas temperaturas que azotan el centro de la ciudad en la temporada estival. Al pie del lago Kunming, el cual se puede surcar en pequeñas embarcaciones típicas chinas, se encuentran sus emblemáticos edificios y el ‘Gran Corredor’, pasillo techado de casi 800 metros de longitud construido para poder pasear por los jardines sin preocuparse de las inclemencias meteorológicas.
El Gran Corredor del Palacio de Verano
Mercados de imitaciones
No podemos obviar que Pekín es un paraíso de las compras. Sus lugares más conocidos para ello son los mercados de La Seda y de La Perla donde podemos encontrar desde ropa, hasta joyas, pasando por complementos a precios muy competitivos. Eso sí, todo son imitaciones de grandes marcas y sus agresivos vendedores están sedientos de regateo. Si por el contrario, lo que nos fascina es el arte local y las antigüedades, no nos podemos perder la calle Liulichang, donde podemos encontrar pequeñas tiendecitas con la artesanía más auténtica de la ciudad.
Otras actividades
Pekin es una ciudad vibrante y en constante evolución desde que fuera sede de los Juegos Olímpicos de 2008, su villa olímpica y el Estadio Principal también son atracciones turísticas que merecen una visita. Otro de los ‘must have’ del gigante asiático es ver un espectáculo de Kung Fu o un show acrobático, una buena manera de relajarse al final de una larga jornada de visitas turísticas.