La llamada, de Javier Calvo y Javier Ambrosi
La llamada, de Javier Calvo y Javier Ambrosi, es una comedia musical con algún gag que funciona. En un imposible campamento de verano de chicas, y bajo la batuta de unas monjas, dos muchachas rebeldes se escapan de marcha, una de ella se encuentra con Dios que desciende en forma de cantante hortera bajando del cielo por unas escaleras y cantando éxitos de Whitney Houston, la madre superiora es marchosa y una de las adolescentes descubre que es lesbiana cuando besa a una novicia. Con todos esos disparates y un repertorio de canciones, los directores montan un film que no sabemos si es irreverente o bien es una forma moderna de sumar adeptos a la Iglesia Católica como esas misas cantadas con guitarras eléctricas, porque no hay la mala leche de los Monty Python por ninguno de sus tramos y sí en cambio algo de Sor yeyé y especímenes monjiles de la época franquista. Cine viejuno donde los haya con una pátina de irreverencia que es mera pose. Comedia religiosa que podría rellenar la programación de la Semana Santa en estos tiempos de neofranquismo que estamos viviendo.