Sergio Marín – L’Oncle Jack
CRÍTICA: Sergio Marín – L’Oncle Jack
Piloto
José Aroca – L’Hospitalet de Llobregat – 09/09/2017
La plaza registró la suficiente asistencia para que el cantante de Terrassa saliera a matar. Fue acompañado por su cuadrilla: brilló Marc Canelles destacando su manejo de capote en forma de guitarra y Valentí Adell al piano en la segunda parte del concierto.
La faena titulada “Piloto”, dictada por el cantante, se escapa de las normas establecidas del rock americano al uso. La calidad no se mide con simples acordes o una voz sublime, se concede por letras que animen al palco y discursos entre canción y canción donde explicar el origen de dichas melodías. El palco, decisión fácil de entender y asimilar, quiso agradecer lo ocurrido en la plaza: aplausos y pidiendo al final un bis.
Y es que el artista apuró hasta el último aliento del excelente repertorio que le cupo en suerte. Todo se hizo bien. De menos a más. Y el engranaje de la cuadrilla funcionó a la perfección para ahormar a un respetable que cada vez enseñaba cualidades más positivas. Canciones como Mi cuesta arriba o Frío recordaban al mejor Bob Dylan, a Quique González se le vio en No es necesario o Siempre quedará París y Phil Ochs se disfrazó en Voy Detrás. La precisa lidia de Marc Canelles y el notable último tercio de Valentí Adell, productor del disco, cubrieron el formato acústico que tomó vuelo desde el primer muletazo.
Marín no se cansó de cantar y sacó lo mejor de sí mismo dando entrada a dos canciones para ajustar el rock and roll a la poesía. Su mano izquierda funcionó con amabilidad al musicar dos poemas del escritor barcelonés Javier Gil. Descosido y corte, ranchera desgarradora ante el acero y Te lo devolveré, single de este EP que convenció a todo el respetable.
La tarde no dio para más. El cantante había logrado el propósito deseado: desorejar su primer trabajo y confiar que su apuesta musical fuera imaginativa y valiente. Y lo consiguió.