El ritual de beber té. Perlas de jazmín
«Son casi las seis de la tarde. Las siento llegar. No tan intensamente como los niños sienten llegar la Nochebuena, pero avanzando hacia mí de todos modos. A las seis en punto bebo té, un disfrute festivo carente de desilusión en esta achacosa existencia. Algo que te hace sentir que tienes en tus manos el poder de una felicidad calmada. Me da placer incluso la acción de echar agua fresca en mí precioso hervidor de níquel de medio litro. Espero pacientemente a que hierva, escuchando el sonido silbante, el canto del agua.
Tengo una taza enorme, profunda, redonda, de Wedgwood, de color rojo ladrillo. El té del Café Central huele a praderas en el campo.
El té tiene un tono amarillo dorado, como heno fresco. Nunca se pone demasiado marrón, sino que permanece ligero y delicado. Lo bebo de forma consciente y muy lenta. El té tiene un efecto estimulante en mi sistema nervioso. Todo en la vida parece más llevadero y liviano después de beberlo.
Beber mí té a las seis nunca parece perder su poder sobre mí. Cada día lo anhelo con la misma intensidad que el día anterior y, cuando lo bebo, lo incorporo amorosamente a mí ser”.
Sonnenuntergang Prater, Peter Altenberg
El pequeño libro del Mindfulness
Yo prefiero el ritual. Para despertar los sentidos pongo cuatro o cinco perlas de jazmín en mí tetera mientras las bolas se abren, se desperezan, se alargan y me conectan con el color, el olor, la calidez del bol y el gusto.
Las perlas de jazmín (no se han de confundir con el té clásico de jazmín), se elaboran de manera artesanal. Se seleccionan las hojas más jóvenes, frescas, de las partes superiores y brotes de la planta. Una a una se van enrollando, se redondean hasta conseguir una pequeña forma de perla. El secado se hace entre flores de jazmín frescas. Las flores se abren por la noche y liberan su aroma. Este último proceso se puede llegar a repetir unas seis veces. En cada repetición se renuevan las flores hasta que las bolas se impregnan con un olor suave a jazmín.
Para mí, igual que para Peter Altenberg, ese es mí momento. Abrirme a los sentidos de ese instante tan presente. Detengo la prisa en la que, sin darme cuenta, me veo envuelta en el día a día porque, me guste o no, vivo en una sociedad rápida, cada vez más virtual y solitaria, desconectada de la esencia.
Té verde o té negro
El té se obtiene de las hojas frescas de la planta Canellia Sinensis, ya sea verde o negro. La diferencia está en el proceso posterior.
Para el té verde las hojas se someten a un proceso para que no fermenten y no pierdan sus propiedades antioxidantes. No tiene un alto valor de cafeína y es menos aromático.
El té negro, por el contrario, se fermenta. Tiene más cafeína es más aromático y con menos antioxidantes.
La medicina tradicional china siempre utilizó el té para perpetuar la vida por sus múltiple beneficios para el cuerpo, pero primero hemos de aprender a escucharlo a entender su lenguaje. Convertirlo en nuestro amigo y aliado. Desde las prácticas milenarias hasta hoy el sistema se ha ido perfeccionando y actualmente se basa en una mezcla de teoría y práctica, centrado en armonizar y reflejar el orden natural en el propio organismo.
Diferentes tipos de té
Té negro: Este té reduce la absorción de triglicéridos y colesterol, por lo que ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares, problemas de obesidad. También está indicado para ayudar a enfermedades de tipo intestinal.
Té verde: los beneficios son similares a los del té negro, pero al estar menos procesado, el té verde también es útil para prevenir la formación de coágulos en el torrente sanguíneo. También es capaz de combatir los azúcares en la sangre, por lo que le hace ideal al seguir algún tipo de dieta.
Té rojo: es un gran estimulante,por lo que se recomienda para procesos de mal humor, como un potente antidrepesivo y puede ayudar a combatir la melancolía. No está indicado para personas especialmente nerviosas.
Té blanco: Maravilloso antioxidante ya que contiene tres veces más polifenoles que el resto, ha comenzado a ser muy asociado con la prevención del envejecimiento; además de beneficiar a los pacientes de artritis reumatoide.
Té azul: En cambio el té azul se encuentra a mitad de camino entre el té rojo y el té verde, por lo que es más fermentado que este último, pero menos que el primero.
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