La Orilla Negra, homenaje a Cervantes en clave negra
Posted on 4 julio, 2016 By José Luis Muñoz Creación, Letras
Es pura coincidencia. Lo de Cervantes, me refiero. Que en 2016 se cumplan 400 años de su muerte y el que esta colección de literatura negra salga, precisamente, en el año Cervantes, o quizá es una predestinación, porque mi idea, la de reunir en esta antología a tantos escritores amigos, a los que he conocido escribiendo, es reivindicar la literatura negra que se hace, aquí y allá, en esta orilla, en la que me encuentro, y en esa otra orilla de enfrente, tan lejana y tan cercana, en el idioma cervantino.
No voy a hablar de lo que considero que es literatura negra. No llegaríamos a ninguna conclusión. Los géneros los han inventado los que quieren clasificar a los que escriben, para estudiarlos, para encerrarlos en una cajita y ponerles una etiqueta, pero lo negro es mucho más amplio que lo policial (aquí, en esta antología, el lector va a encontrar pocos policías, pero háylos), que lo criminal (hay algunos crímenes, claro, pero los criminales tampoco pueden ser clasificados y no importan tanto), incluso que lo negrocriminal. El género empezó en La Biblia, el primer libro, y con el asesinato de Abel por Caín, y a partir de allí el hombre, a lo largo de la historia, ha ofrecido suficientes argumentos a todos los que escribimos en clave de negro.
La literatura no escapa a las modas, porque las modas venden, y, al fin al cabo, las editoriales son empresas y lo que buscan es que a fin de año les salgan las cuentas. Se ha hablado de que la literatura negra genuina, tal como la conocemos, surgió de Estados Unidos, de la pluma de los Dashiell Hammett, Raymond Chandler, James Cain y Jim Thompson de turno y sus libros magistrales que retrataban el lado oscuro de su país; pero luego vinieron los franceses y coparon el mercado inventando el polar, y lo vendieron muy bien entre los suyos y fuera de sus fronteras; ahora, las librerías están copadas por los nórdicos, por todo lo que viene enlatado en paisajes heladores, con tipos huraños que no salen de casa y le dan al alcohol y dejan manchas de sangre en la nieve. Nuestra apuesta es por la literatura que se escribe en castellano en la Península Ibérica, que es de una diversidad enorme, y la que se hace en Latinoamérica, en donde el idioma cervantino mejora con las cadencias idiomáticas locales de cada uno de los países, y esta es la senda marcada de la colección La Orilla Negra, la de recoger esa literatura extraordinaria que crece en esas dos orillas de ese enorme charco que es el Océano Atlántico para ofrecer un muestrario de cómo nos aproximamos al género en unidioma común.
El libro que tienes entre tus manos, lector, es deliberadamente caótico y diverso, porque así lo quiere el antologista, así es que en él vas a encontrar relatos que te dejarán helado, otros que te producirán angustia, los que te forzarán una media sonrisa y algunos que irás leyendo si las carcajadas te lo permiten, porque dentro del género negro cabe el humor, como cabe el amor, el sexo, la violencia, la crítica social, lo que se quiera meter dentro, porque lo negro, más que un género, es una mirada.
En La Orilla Negra, título que es una declaración de principios de esta colección que arranca, hay autores que podríamos definir como fundacionales dentro del género negro español, históricos, como Julián Ibáñez con La gordita y el marido del ojo pocho, o Fernando Martínez Laínez con Visto y no visto, junto a autores pujantes que hace poco han empezado a publicar, pero ya brillan, como uno relativamente joven, Paco Gómez Escribano, el portaestandarte de la literatura quinqui que ha escrito para este libro El gatillazo, y otro relativamente maduro, José Vaccaro Ruiz, maestro de lo políticamente incorrecto, que hace honor a su fama con El moro. Hay veteranos del calibre de Mariano Sánchez Soler, periodista de investigación, estudioso del género y creador, que nos regala el nostálgico Triste, solo, destructivo, junto a autores de enorme prestigio como José Carlos Somoza, que en su relato cinematográfico Ese gordo, sádico, bastardo ironiza sobre el mago del suspense; tipos duros como Francisco Balbuena, que juega con las peligrosas mafias del Este en Al final de la perspectiva, uno de los relatos más duros, o Alejandro M. Gallo, que se decanta por el humor en el ágil relato L.A. Discrecional protagonizado por su comisario Gorgonio.
Hay prostitutas y ternura en ¿Quién te ha hecho mal? que escribe el madrileño Nacho Cabana; un psicópata peligroso en Sus ojos al otro lado que ofrece el ovetense Francisco Bescós. Rasgos de humor, muy negro, claro, en el relato del albaceteño Pablo de Aguilar Causalidades, tras cuya lectura coger un taxi puede entrañar grave riesgo. Hay quienes hibridan, con fortuna, el terror y el fantástico con lo negro como hace la versátil escritora alicantina radicada en Insbruck Elia Barceló, la Dama de los Mil Mundos, en El monstruo del altillo, y el sevillano Juan Ramón Biedma en Ni Hansel ni Gretel. La alemana radicada en Cataluña Angelique Pfitzner estremece con un psicópata sanguinario en su original relato Crisantemos; la barcelonesa que vive en Frankfurt Rosa Ribas ofrece una pieza maestra e inquietante en torno a una fotografía antigua y dos hermanas en Para Elisa en la playa. Lorenzo Lunar nos cuenta una historia enloquecida que sucede en Cuba, su tierra, que se llama Cazadores de metáforas, y Rebeca Murga noquea con un relato salvaje y extraordinariamente original llamado Mala sangre que dedica precisamente al maestro Guillermo Saccomanno.
La nómina de argentinos no puede ser mejor, pero ninguno se parece a otro, cada uno hace su guerra a su manera afilando el lenguaje y disparando sus armas: Raul Argemí con Un pobre gato; Rolo Diez con su Eclipse; Guillermo Orsi con El uso correcto de las herramientas; Guillermo Saccomanno con Zippo; y Marcelo Luján con Carne y uña. Contar con todos ellos ha sido una de las grandes bazas de este libro. Al chileno Dauno Tótoro Taulis hay que darle de comer aparte, porque su historia Anganamon, con submarino, es balsámica después de tanta guerra y sangre. De México Javier Valdez Cárdenas nos habla de los narcos y sus secuelas en Todos están muertos, un tema que respira porque está en el ojo del huracán, con parquedad de palabras cortantes; Fritz Glockner escribe sobre un terrorista de estado, un militar formado en la Escuela de las Américas, en El General Negro; Augusto Cruz inquieta con su fotógrafo de los muertos de Memento mori. El venezolano Marcos Tarré Briceño sabe de lo que habla en su pieza sobre los malandros que asolan Caracas en su emotivo relato Bobby y el Robert, dos caras de la violencia cotidiana. ¿Mi aportación? Los pintores muertos, sobre una extraña pinacoteca.
Disfrute de tanta creatividad aquí contenida y replantéese, a raíz de lo leído, qué es el género negro. Si se atreve.
MADRID.
PRESENTACIÓN ÁMBITO CULTURAL DE EL CORTE INGLÉS DE CALLAO.
JUEVES 7 DE JULIO 19 HORAS
GIJÓN.
PRESENTACIÓN ESPACIO A QUEMARROPA DE LA SEMANA NEGRA.
SÁBADO 9 DE JULIO A LAS 19 HORAS
BARCELONA.
PRESENTACIÓN LIBRERÍA LA CENTRAL DE MALLORCA.
MIÉRCOLES 13 DE JULIO A LAS 19 HORAS
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