Leyendo el mundo con los pies: La Cueva de Azokh, en Nagorno Karabaj
Por Ruth Cereceda
La República de Nagorno Karabaj, o del Alto Karabaj, es un territorio autoproclamado independiente del Cáucaso, integrada por población de mayoría armenia. Desde que Armenia y Azerbaiyán se independizaron del antiguo Imperio Ruso, el control de la región ha sido una constante causa de conflicto entre ambos países, que derivó en la Guerra de Nagorno Karabaj entre 1988 y 1994. En medio del conflicto, la región se proclamó como república independiente en 1991. Sin embargo, ninguno de los países integrantes de las Naciones Unidas la ha reconocido, a fecha de hoy. Tras el alto el fuego en 1994, Armenia se hizo con el control de la zona, para disgusto de Azerbaiyán, que no ha ocultado su odio por todo lo relacionado con su oponente y, aún en 2008, se estaban sucediendo escaramuzas entre ambos ejércitos.
La Cueva de Azokh es un enorme conjunto de seis cavidades, conocido porque contiene la colonia de murciélagos más grande de toda Europa. Sin embargo, un dato más importante aún, y puede que menos conocido para el público, es que marca el sitio por donde se produjo el paso del Homo Neardental desde África, y la división de nuestros antepasados homínidos en las dos ramas europea y asiática. Se cree que la cueva ha presentado ocupación humana ininterrumpida desde Neandertal hasta la Edad Media (parece ser que el mismo Carlomagno también anduvo por allí en algún momento) e, incluso, durante los años de la guerra, sirvió para refugiar milicianos, por lo que es uno de los pocos lugares del mundo que presenta restos de ocupación humana en todos y cada uno de los estratos.
Para entrar en el territorio de la república tienes que volar a Yereban, la capital de Armenia, y sacar tu visado para Armenia en el mismo aeropuerto. Desde España, la mejor combinación es haciendo escala en la República Checa. Eso sí, tendrás que esperar todo el día para llegar, porque en Armenia aún se mantiene la costumbre soviética de volar por la noche.
Desde el aeropuerto te esperan unas cinco horas en furgoneta por unas carreteras malas no… lo siguiente, y cuando pases cerca del monte Ararat, en Turquía (muy cerca de la frontera con irán), que se ve bastante bien a lo lejos, estarás llegando a Nagorno Karabaj. La frontera es básicamente un señor con una gorra y un palo que te mira el pasaporte y te pide el permiso presidencial para entrar en el país porque, para entrar en este territorio, el visado de Armenia no vale para nada, y para el Alto Karabaj no existe visa. Por eso, para conseguir este permiso, previamente habrás tenido que escribir al presidente de la república, y será él personalmente quien te haga una invitación para ir. Cuando le enseñas el pasaporte y la carta de invitación al guardia, éste te pone un sello en el pasaporte -precioso y enorme, uno de los más bonitos que he visto, sinceramente-, y ya puedes pasar sin problemas.
A todo esto, el policía sólo te dejará pasar si vienes desde Armenia. Si planeas entrar en el país desde Azerbaiyán o desde Turquía, olvídate, (aún quedan muchas secuelas de la guerra y odios provocados por las matanzas sufridas a manos de ambos países) – ya ha podido invitarte el mismísimo Elvis, que no te van a dejar pasar. La otra única posibilidad de entrar en el territorio es desde Irán.
Imágenes de izda. a dcha.: sala de la casa particular donde nos alojamos, habitación, cocina y baño.
Una vez en Azokh (o Azykh), los hoteles no es que estén muy a mano, por lo que lo mejor es quedarse en casa de alguien. Las casas y las condiciones de vida son muy humildes, pero la gente es muy amable y estará encantada de tenerte por allí. A nosotros, los niños del colegio del pueblo incluso nos hicieron un festival, uno de los días.
Durante aquellos días, nuestra dieta estuvo compuesta básicamente de ensaladas de pepino y tomate y, muy de vez en cuando, carne de pollo en guisos de arroz con habas o, alguna vez, carne picada cocinada en espadas en el horno -tipo kebab, como en Turquía-. El yogur, también habitual, no tiene nada que ver con el que tomamos nosotros -ni en el sabor, ni en las bacterias, que te dejan el intestino temblando-. En las casas hay siempre un bol lleno de yogur al fuego, para que vaya fermentando, y un horno en el suelo para las tortas de pan, que se colocan pegadas a las paredes y luego se usan como acompañamiento de absolutamente todo en la comida, incluso la ensalada. Es, básicamente, lo que te quita el hambre. Algo muy característico es también el queso: nos daban un queso fresco de cabra muy suave, y otro ahumado muy curado, también de cabra, que se come casi como si fuera una golosina. Y el café, por supuesto, de puchero y con posos, como en Turquía.
También llama bastante la atención el parque móvil del país, evidentemente, super soviético: los coches GAZ y Lada, los camiones Ural, y los tanques, parados y abandonados por todas partes. Incluso, en muchos sitios tienen plantado, en mitad del pueblo, un tanque ruso en un altar.
Este viaje fue realmente una gran aventura, y conocer Nagorno Karabaj, lo más parecido a viajar en el tiempo que uno pueda experimentar en mucho tiempo. Este artículo es solamente un pequeño atisbo de un lugar en el que, por ejemplo, las obras públicas aún son financiadas por medio de la suscripción popular, de aquellos que tuvieron que salir del país para refugiarse en destinos extranjeros, en los que actualmente viven, trabajan y forman familias (casi medio millón de azerbaiyanos y unos 350 mil armenios, según datos de ACNUR).
http://leyendoelmundoconlospies.wordpress.com/ | Noviembre 2013
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