Río hirviente: Una leyenda amazónica que se descubre como realidad
Una antigua leyenda propagada por los conquistadores españoles que buscaban más riquezas y oro en las espesas selvas amazónicas, habla de un río tan caliente que si alguien cayera en sus aguas correría el peligro de terminar cocinado por el abrasador calor. Ahora un intrépido geólogo becado por National Geographic ha confirmado in situ que tal historia ¡es real!
La leyenda
Atahualpa, emperador de los incas, había sido capturado y aniquilado. Francisco Pizarro y sus conquistadores se habían enriquecido, y las historias sobre su conquista habían llegado a España, lo que estaba trayendo nuevas olas de españoles ávidos gloria. Iban a los pueblos y les preguntaban a los incas: «¿Dónde hay otra civilización que podamos conquistar? ¿Dónde hay más oro?». Los incas, para vengarse, les decían: «Vayan a la Amazonía. Allá encontrarán todo el oro que quieran. De hecho, hay una ciudad llamada Paititi —El Dorado, en español— toda hecha de oro».
Los españoles se fueron a la selva pero los pocos que regresaron contaban historias de poderosos chamanes, de guerreros con flechas envenenadas, de árboles tan altos que tapaban el sol, de arañas que comían pájaros, culebras que se comían hombres enteros y de un río que hervía.
La realidad
Aunque existen ríos hirvientes en el mundo, generalmente están asociados con volcanes. Se necesita una fuente poderosa de calor para producir una manifestación geotérmica tan grande. Pero no hay volcanes en la Amazonía, ni tampoco en la mayor parte de Perú. Por ende, los académicos creían que no debía haber un río hirviente ahí y que lo contado por los españoles era un simple cuento exagerado.
El joven geólogo Andrés Ruzo también desconfiaba de la existencia de este mítico río, sin embargo, motivado por una familiar que aseguraba haberse bañado en sus aguas, decidió poner su escepticismo a prueba.
«A pesar de todo mi escepticismo científico, terminé adentrándome en la selva, guiado por mi tía, a más de 700 kilómetros del centro volcánico más cercano y, honestamente, preparándome mentalmente para ver el legendario “arroyo cálido de la Amazonía”. Y entonces… escuché algo. El sonido de un oleaje suave que se tornó más y más fuerte a medida que nos acercamos. Sonaba como olas del mar constantemente rompiendo, y cuando estuvimos más cerca, vi humo, vapor, elevándose entre los árboles», explica el geólogo, que al llegar al lugar se encontró con el siguiente escenario:
Para estudiar el sitio, Ruzo tuvo que recibir la bendición de un chamán, quien le puso una condición para permitirle estudiar el río: después recoger y analizar las muestras en el laboratorio, donde quiera que estuviera en el mundo, debería verterlas de nuevo en la tierra para que las aguas pudieran encontrar el camino de regreso a su hogar.
«Inmediatamente saqué mi termómetro, y la temperatura promedio del agua en el río era de 86ºC… no precisamente los 100ºC del punto de ebullición, pero suficientemente cerca», dice Ruzo. «Para mi sorpresa, el agua era limpia y su sabor era agradable, algo muy poco común en los sistemas geotérmicos».
Lo asombroso es que, de acuerdo a la información recolectada por el geólogo, los locales siempre han sabido de este lugar. Toman su agua, aprovechan su vapor, cocinan, limpian y hasta toman sus medicinas con él.
Animales hervidos por el río
«He visto todo tipo de animales caerse y lo que más me aterra es que el proceso es siempre muy similar. Lo primero que pierden son los ojos que, aparentemente, se cocinan muy rápido: adquieren un color blanquecino. La corriente se los va llevando y ellos tratan de nadar para salirse pero su carne se está cocinando pues es tan caliente. Así que van perdiendo fuerzas hasta que finalmente llegan al punto en el que el agua caliente entra en su boca y se cocinan por dentro», cuenta —sádicamente— el geólogo.
La cosa es que la información nos muestra que el río hirviente existe independientemente del vulcanismo.
¿Cuál es la fuente del calor?
El nombre indígena del río es Shanay-timpishka, que significa ‘hervido con el calor del Sol’. Pero, ¿cuál es la verdadera razón detrás del fenómeno?
El río fluye caliente por 6,24 kilómetros y a lo largo de la mayoría de ese camino es más ancho que una autovía de dos carriles. Tiene piscinas termales y cascadas de más de 6 metros de altura… todo con agua casi hirviendo.
«Cuando mapeamos las temperaturas a lo largo del río, mostraron una tendencia curiosa. El río empieza frío, luego se calienta, se vuelve a enfriar y otra vez a calentar, nuevamente baja la temperatura y vuelve a subir, y finalmente empieza a reducirse hasta que desemboca en otro río», detalla el explorador de National Geographic.
Ruzo es un explorador de ‘National Geographic’, y desde que encontró el río lo ha estado estudiando.
Si bien aún hay que investigar mucho para entender mejor, según los datos recolectados, parecería ser que el calor es resultado de un gran sistema hidrotérmico. Básicamente, el agua podría venir de los glaciales de los Andes que, tras filtrarse hasta lo profundo de la Tierra, brota como agua hirviendo, calentada por el gradiente geotérmico, todo gracias a su situación geológica única.
Trabajando con sus colegas de National Geographic (Dr. Spencer Wells y Dr. Jon Eisen), Ruzo secuenció genéticamente los organismos extremófilos que viven dentro y alrededor del río, logrando encontrar nuevas especies.
¿Cuál es el significado del río hirviente?
«Para el chamán y su comunidad, es un lugar sagrado. Para mí, como geocientífico, es un fenómeno geotérmico único. Pero para los leñadores ilegales y los ganaderos, es sólo otro recurso para explotar. Y para el gobierno peruano, es otro terreno desprotegido, listo para ser desarrollado», sentencia Ruzo, cuyo objetivo ahora es asegurar que quien sea que controle esta tierra comprenda el significado y la singularidad del río hirviente.
Artículo publicado en MysteryPlanet.com.ar