Al escuchar el viento
Por Ana Mª Caballero
El diagnóstico de una enfermedad degenerativa y la asunción del final de nuestros días es uno de los mayores trances a los que debemos enfrentarnos como seres humanos. El director, guionista y productor Alfonso Palazón decidió en 2013 asumir el reto de abordar esta dura pero necesaria temática en el que es su último trabajo hasta la fecha, Al escuchar el viento. Desde entonces este valiente documental, que fue presentado en la Seminci de Valladolid de 2013, se ha ido colando en otros certámenes con merecidos reconocimientos y hace unos días pudo verse en Matadero Madrid, espacio por excelencia dedicado al género documental. Allí tuvimos la suerte de charlar tanto con el director como con algunos de sus protagonistas.
En un ambiente distendido y cercano, Palazón no ocultaba su emoción ante la presentación en dicha sede: “Poder estrenar en Matadero es un sueño, igual que lo fue cuando nos seleccionaron para la Seminci. No nos lo podíamos ni imaginar y fue una experiencia muy buena”, confesaba el director rememorando aquella puesta de largo. Y es que la travesía de este proyecto es el resultado del sacrificio, por un lado, de Palazón, y por otro, de la asociación Cudeca (acrónimo de Cuidados del Cáncer), la otra parte implicada en el proyecto cuya labor se centra en los cuidados paliativos y en la atención de personas y familiares con esta dura enfermedad.
Precisamente el germen de Al escuchar el viento se encuentra en 20 años dando vida a los días, un corto documental que dicha organización encargó a Palazón para conmemorar el 20 aniversario de su actividad en Málaga, donde se encuentra su sede principal y que pudo verse en el Festival de Málaga de ese mismo año. Sin embargo, Palazón no se conformó y quiso que el proyecto creciera “me di cuenta de la gran cantidad de material que tenía recopilado y Cudeca ya me había facilitado conocer a algunas personas allí ingresadas, de modo que me dije tengo que terminar esto”.
Alfonso Palazón
Parte de ese material humano es el que da vida al documental de Alfonso, como José Carlos, un joven alegre y locuaz que con 20 años tuvo que enfrentarse al cáncer y sus terribles secuelas. “Era un loro” bromea el director con el beneplácito de José para describir su primera impresión. “Conectamos muy bien y desde el principio me quedé ‘colgao’ de su canción Intento, un rap que José Carlos compuso cuando estaba muy malito” continúa. A partir de ahí, Palazón le propuso grabar una maqueta del tema y el correspondiente videoclip, para después invitarle a compartir ante su objetivo las duras experiencias que tuvo que vivir a raíz de su enfermedad.
El título que da nombre al documental es, de hecho, una frase tomada del joven malagueño quien explica que “la pérdida de audición que tuve que sufrir durante la quimio me hacía escuchar mis pensamientos continuamente”, recuerda visiblemente emocionado. Cuando logró recuperar el oído “escuchar el viento se convirtió en mi silencio, mi calma”, concluye. Partiendo de esta premisa Palazón construye un relato de ochenta minutos colocando la historia de José Carlos como hilo conductor de otros cuatro testimonios de familiares y enfermos en diferentes fases de relación con la vida, con la enfermedad, el duelo o la ausencia.
Este es el caso de María Jesús, que también acudió a la proyección del documental en Matadero, y para quien su participación en él se convirtió en “una especie de terapia catártica para terminar de asumir la pérdida de mi marido”. Junto a ella y José Carlos, Paqui, Lola y José Luis, además del personal y voluntarios de Cudeca y familiares de los pacientes completan el reparto de esta historia coral que exhala emotividad e invita a una interesante reflexión acerca de la vida y la muerte, sobre todo, de cómo nos enfrentamos a ésta última.
Ahora bien, tanto Palazón como Marisa Martín, Directora-Gerente y médico de Cudeca, presente también en el pase del documental, son claros en cuanto a la intención de este trabajo: “no buscamos un lectura de denuncia política, pero sí invitamos a que la gente medite sobre ello y surja el debate”. Al escuchar el viento deja asimismo constancia de la importante labor del voluntariado en esta materia e incide en un aspecto fundamental como es el de la psicología y la empatía emocional, aunque, como señalaron todos los protagonistas “hasta que no te toca a ti o a un familiar, no eres capaz de afrontarlo”.
FESTIVALES, PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS
Al escuchar el viento lleva un largo y fructífero recorrido por distintos festivales, tanto del panorama nacional como internacional. Fue seleccionado para la SEMINCI de Valladolid 2013 en la sección ‘Tiempo de historia’, ha sido ganador del Premio del Público a la mejor película en el Festival de CINELOW de Sabadell en 2014 y también obtuvo el premio ‘Nadar contra corriente’ del Festival Internacional de RIOS 2014 (Portugal).