Diez reflexiones sobre la política.
1. La política es la posibilidad, rara vez materializada, de transgredir los límites del mundo posible y previsible, que resultan del poder social.
2. Lo imprevisible e incierto de la vida diaria, aparece mitigado por el poder social, como una suerte de frontera o limes reconocido: así, yo no sé si moriré de cáncer pero sé que, a cualquier hora de la noche, en condiciones normales, funcionará el cajero automático o parpadeará el semáforo de mi calle.
3. ¿Puede un objeto, un artilugio tecnológico, convertirse en un límite de la sociedad? ¿En algo sin lo cual la vida se vuelva más difícil de imaginar, más incierta? ¿Por ejemplo, el teléfono móvil? Si este es el caso, quien pueda regular la aparición y funcionamiento de este aparato, posee un poder social.
4. La incertidumbre es siempre algo no elegido, tan externo al orden social como las fuerzas desconocidas o no controladas de la Naturaleza.
5. Si la interacción cotidiana con los otros, en tanto que extraños al propio grupo, es una característica de la Democracia, entonces la Democracia es un régimen político especialmente abierto y volcado a lo desconocido de cada día.
6. Si eso es así, ¿por qué al poder social, en la actualidad, le resulta tan difícil, le cuesta tanto trabajo, encontrar razones contra la Democracia?
7. Incluso los grandes viajeros, que viven en mundos sociales con límites muy distintos al suyo propio de origen, tipo Marco Polo, permanecen fieles a su poder social.
8. Quien transgrede los límites del mundo, definidos por el poder social, se convierte (sea cual sea el régimen político y el orden social y económico en que esto ocurra), en una amenaza y en un enemigo.
9. La sociedad produce al individuo pero sólo el individuo (que se levanta, se acordona los zapatos, etcétera), hace real a la sociedad. Nadie sabe qué es el individuo, ni por lo tanto, de dónde le viene al mundo humano su “realidad”.
10. Un individuo que pudiese elevar su realidad única a categoría universal, seguiría necesitando de la cuadrícula social donde todos reconocen sus límites (poder social), como necesitaría de las normas y la técnica para acordonarse los zapatos. Y con todo, el límite real del martillo y el cincel es la pieza concreta esculpida.