El apartamento de Victor Hugo abre sus puertas al público

 

(EFE). ( Carlos Abascal Peiró). – Coloso literario y amante turbulento, Victor Hugo vivió y escribió en la muy parisiense Plaza de los Vosgos durante 16 años, un apartamento en el barrio del Marais que estos días reabre sus puertas al público.

Es esa figura que no se agota nunca, que encabeza el ilustre Panteón republicano y que, hace apenas un año, se impuso en el bullicio de Twitter con el «hashtag» #FuckHugo, la reacción de unos escolares reticentes a revisar las obras del prohombre para acceder a la universidad. En Francia, Hugo está por todas partes.

«Los franceses mantienen un vínculo complejo con su legado, a veces quizá de hartazgo o indiferencia, pero el caso es que sus textos permanecen muy vivos, muy presentes», corrobora a Efe el director de la Casa-Museo de Víctor Hugo, Gérard Audinet, quien ha supervisado la renovación del edificio.

Al margen de la escritura, el autor de «Los Miserables» fue un político controvertido, un dibujante de talento y un amante pluriempleado que alimentaba cierta vocación por la decoración de interiores, una pasión algo más prosaica que desplegó en el número 6 de la Plaza de los Vosgos.

Aquel Hugo había dejado atrás la miseria, vendía todo lo que firmaba y acabó transformando los cerca de 280 metros cuadrados de la vivienda en un particular gabinete de curiosidades donde recibía a la sociedad de la época, hasta que el golpe de Estado de Luis Napoleón Bonaparte le condenó al exilio.

Para entonces, el novelista había logrado rediseñar el mobiliario, revestir los muros de grabados a su gusto y diseñar un pasadizo entre su cuarto y una calle adyacente para facilitar el tránsito de amantes ante el estupor de «madame Hugo». «No compartían el mismo temperamento», precisa Audinet con cierto pudor.

Rescatado por la ciudad en 1902 al poco de la muerte del escritor, el edificio funciona hoy como un templo dedicado a su obra repleto de escolares que siguen las explicaciones de los historiadores entre una red de bustos del escritor.

La visita desemboca frente a la cama adoselada donde falleció el autor, escoltada de un océano de objetos sin fin aparente -su dueño fue un acumulador patológico- y una improbable serie de mesas altas: Hugo, que padecía problemas de circulación en las piernas, escribía de pie.

El genio contaba solo 30 años y un bagaje editorial más que sólido cuando se mudó junto a su mujer Adèle y los cuatro hijos de ambos a la famosa vivienda, donde residiría entre 1832 y 1848. Allí comenzó «Los Miserables» y, en paralelo, concluyó su matrimonio.

«Era un Par de Francia y gozaba de especial protección, de modo que le recomendaron encerrarse en la escritura después de que un marido despechado le sorprendiese junto a su mujer», relata Audinet para sugerir lo que parece evidente, que el escritor fue más fiel a sus amantes que a su esposa.

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