‘Tu nombre con tinta de café’, de Fernando Martínez López
Por José Luis Muñóz
Tiene ya el jienense Fernando Martínez López (Jaén, 1966) afincado en Almería un muy brillante currículo como escritor. Este doctor en Ciencias Químicas y profesor de Educación Secundaria ha publicado un buen número de relatos en antologías, ha recibido numerosos premios por ellos y es autor de las novelas El sobre negro, El rastro difuso, El mar sigue siendo azul y Fresas amargas.
Tu nombre con tinta de café, ganadora del último premio Felipe Trigo, es una novela ambiciosa que se mueve a lo largo un periplo amplio de la reciente historia de España, desde la guerra civil hasta los primeros días de la democracia, y que bascula, sin que se resienta ni su interés ni su arquitectura, entre la novela sentimental, la metaliteraria, la crónica histórica y la novela negra. Que de tan amplio y complejo abanico genérico salga con buena nota Tu nombre con tinta de café es mérito de la osadía de su autor y de su buen hacer literario.
Tiene Tu nombre con tinta de café un epicentro literario, el mítico Café Gijón de las tertulias de Madrid, y una protagonista femenina conductora de la historia, la escritora Blanca Darnell. Cuando su vida se cruce con la del activista político Galo Sanz, un alias de la clandestinidad, nacerá un amor apasionado entre ambos y, al mismo tiempo, una historia dramática en la que juega un papel importante un antiguo falangista de la guerra civil, Bonoso Guzmán, metido a matón de la Brigada Político Social, el siniestro villano de la novela que siempre va estar allí, como una sombra maldita, aunque la dictadura dé paso a la democracia.
Describe con precisión a sus protagonistas Fernando Martínez López —Adoraba la visión que convergía ante sus ojos, le producía una insuperable dicha contemplar la espalda desnuda de Blanca, el delicado contorno de guitarra entre la cintura y las caderas, la catarata de pelo cobrizo que reposaba sobre los hombros, ella inclinada y escorada levemente hacia la pequeña mesa arrancando un sonido suave al papel mientras escribía.—; domina la imagen literaria—El cabello se le apelmazaba como una bobina de cobre—; y es enormemente preciso tanto en la descripción de las secuencias de acción como en las intimistas.
Fernando Martínez López dibuja con acierto a sus personajes, especialmente el tenebroso sicario franquista Bonoso Guzmán, protagonista de la vertiente negra de la novela; monta una trama emocionante en torno a la lucha clandestina contra el franquismo y el reguero de atentados frustrados, sobre todo por parte de los anarquistas, que no consiguió abatir al dictador; retrata con verismo la ebullición de la Segunda República y las luchas callejeras que precedieron a la asonada fascista en sus primeras páginas y estremece al lector con la vesania de los torturadores—la detención y tortura de Julián Grimau y los ajusticiamientos sin garantías son un buen ejemplo—con una gran potencia narrativa y con el mérito añadido de, por generación, no haber vivido ninguno de esos momentos que retrata.
Tu nombre con tinta de café, novela valiente sobre un período de nuestra historia sobre el que poco se escribe, es un salto cualitativo de un autor ante el que se abre un porvenir literario de primer orden. Tomen nota de él y no lo olviden.