Dante Alighieri descendió al infierno y ascendió al cielo: cumple 750 años
En vida ya era toda una leyenda. Cuando Dante Alighieri caminaba de mayor por las calles de Ravenna, la gente cuchicheaba. “Ese estuvo en el infierno”, decían. El poeta había descrito el “infierno” hasta el último detalle y no es que sus coetáneos distinguiesen del todo entre poesía y verdad.
Tras su muerte en 1321 en la misma ciudad, la fama de Dante siguió creciendo. Con los versos de la Divina comedia este poeta instruido no sólo esbozó una imagen plástica del cielo, el infierno y el purgatorio, sino que además supo entrelazar el conocimiento en ciencias naturales y en filosofía de la época con una historia de amor.
Esta es tal vez una de las razones por las que, aunque han transcurrido 750 años de su nacimiento, que se cumplen ahora, el poeta sigue siendo recordado y en su país, Italia, celebrado. Sobre todo en su ciudad natal, Florencia, que maliciosamente lo desterró.
Se desconoce la fecha exacta de su nacimiento, pero cuando han pasado 750 ese detalle no es vital. El hombre cuyo rostro figura en las monedas de dos euros italianas dijo que había nacido bajo el signo de Géminis.
Teniendo en cuenta las reformas del calendario, el poeta podría haber nacido entre mediados de mayo y mediados de junio. Las conmemoraciones oficiales comenzaron sin embargo a mediados de mayo, cuando el cineasta distinguido con el Oscar Roberto Benigni (La vida es bella) leyó en el senado en Roma parte de “Paraíso”, de la Divina comedia. El Ministerio de Cultura ha organizado unos 200 eventos en todo el país, desde conferencias y lectura a exposiciones, conciertos, espectáculos de danza, teatro e instalaciones de vídeo.
Dante vino al mundo en 1265, una época de movimiento. Florencia era una ciudad que crecía muy rápido, era la más grande y más rica de Italia, pero continuamente estaba envuelta en sangrientos combates entre los partidarios del emperador y los de Papa.
Dante, que también tuvo experiencia como soldado y político, en algún momento debió de ponerse del lado equivocado, pues en 1302 fue desterrado de Florencia y condenado a muerte en ausencia. Su ciudad natal no lo volvió a ver jamás. Durante muchos años vivió en Verona y posteriormente en Ravenna.
Con nueve años, el pequeño Dante se enamoró de Beatrice Portinari, un año menor. La vio apenas unas pocas veces y ambos se casaron con otras personas. Con su esposa Gemma tuvo cuatro hijos, pero tras la muerte temprana de Beatrice en 1290 comenzó a enaltecerla en sus poemas hasta el punto de ensalzarla a la divinidad en la “Comedia”. Allí es donde encuentra a Beatrice en su paso por el paraíso y ella es quien le guía hasta el cielo.
Como joven bardo Dante se decantó por “dolce stile nuovo”, el “dulce estilo nuevo”. Su poema “Vita Nuova” (vida nueva), de 1292, versa por primera vez sobre Beatrice. En su obra filosófica “De Monarchia” (“La monarquía”) tomó partido por el emperador y no por el Papa en la lucha de poder que mantenían y en “Il Convivio” justificó por qué escribía su poesía en italiano y no en latín. Quería, dijo, que todos lo pudiesen entender. Y entre los dialectos italianos se decidió por el toscano, influyendo así en gran manera en la evolución del idioma italiano.
En la Divina Comedia su poesía alcanza la perfección. A día de hoy sigue siendo fascinante la precisión con la que fue compuesta la obra y cómo Dante supo condensar la sabiduría de la época. Para muchos de sus prójimos, este hombre culto al parecer no fue siempre de trato fácil. El cronista Giovanni Villani dijo de él que era “bastante presuntuoso y altivo”, y “poco amable en el trato”. Sin embargo Boccaccio lo describe como “loco de amor hasta bien entrado en años”.
En su descripción del infierno, donde hordas de diablos martirizan a los pecadores, Dante despliega una espeluznante fantasía, de ahí el adjetivo “dantesco”. Además se toma la licencia poética de decidir a quién envía a ese suplicio, como por ejemplo, muchos de sus enemigos florentinos. Pero también envió al infierno a cinco de los seis papas que él conoció. Para él el peor de todos fue Bonifacio VIII (1294-1303), a quien responsabilizó de la guerra civil en Florencia.
Pero desde lo más profundo del infierno, la “Comedia” pasa a la luz celestial y la Iglesia oficial se ha reconciliado desde hace tiempo con el crítico poeta. El papa Francisco dijo de él que era el “poeta de la esperanza” y destacó su “actualidad y su grandeza no solo artística, sino también teológica y cultural”.