Una novela sobre Neruda, sus mujeres y todo lo que podría haber pasado en Isla Negra
Como quien espía por una mirilla, la escritora María Fasce revela en La mujer de Isla Negra una ficción con personajes reales, un avasallador y cruel Pablo Neruda y la relación con sus esposas, Delia y Matilde, todo tamizado por la mirada de Elisa, una niña narradora que aprenderá los misterios de la vida, el amor y el sexo mientras crece entre libros y manuscritos en la emblemática casa en la playa del poeta chileno.
Enmarcada entre 1953 y 1961, con el pantagruélico hogar de Neruda en Isla Negra como pesado telón de fondo, se desarrolla esta ficción con toques de realidad, una novela donde el registro del «que hubiera pasado si» es la clave para entender a un Neruda íntimo, amante, esposo, narcisista, soberbio e infantil, a una glamorosa Delia del Carril y a una vulgar Matilde.
Pero, además, Fasce se anima a ficcionalizar sobre una época con pintorescos personajes del pasado como Victoria Ocampo y Rafael Albe: «La ficción es un terreno donde todo es posible y es amoral. Hay cosas inventadas y reales y si la novela funciona es por esa mezcla, una especie de Frankenstein que uno construye y que funciona o no», explica Fasce, quien además trabaja como directora editorial de Alfaguara en Madrid, donde vive hace 12 años.
La mujer de Isla Negra (Edhasa) es una pequeña historia inventada dentro de una mucho más conocida y real: la de Neruda y sus mujeres, «encontré esa ambivalencia entre su talento como poeta -enorme y también muy desparejo- y una faceta personal discutible, su relación con sus mujeres, cómo engañó a Delia con Matide y cómo le mentía. Escuchando grabaciones donde recitaba sus poemas, había cierta personalidad pomposa y pretenciosa y me gustó estudiar su relación con Delia», cuenta a Télam sobre el disparador de su novela.
Entonces, ¿qué hubiera pasado si en ese contexto triangular aparece en Isla Negra otra mujer, una novia de la adolescencia de Neruda, cuando vivía en un pueblo y nadie lo conocía? se preguntó la autora y pensó que «lo podría contar una niña que está por convertirse en mujer y que sea la que ve todo», dice.
La niña es Elisa, quien junto a su madre Raquel deja atrás un humilde hogar en Temuco para trabajar en la casa del poeta. Silenciosamente y casi como una danza coreografiada, la chica recorrerá cada milímetro de esa casa, conocerá sus secretos y espiará a su dueño, los poemas apilados y las infidelidades; en tanto, su madre, invisible para todos y custodia de un secreto, se dedicará a las tareas domésticas, pero todo cobrará un nuevo sentido con la llegada de Delia.
«Elisa es una narradora que duda -dice Fasce- pero que tiene más fuerza que un narrador omnisciente. Henry James decía que la casa de la ficción tenía muchas ventanas y que uno tenía que situarse en una para contar. Me parece que cuando llegué a esa voz, encontré la historia que quería contar».
Tras documentarse al máximo durante 15 años, consultar sobre los giros lingüísticos chilenos, reescribir la novela, viajar y meterse de lleno en ese «casi inagotable» universo de poesía, política, amor, sexo y costumbres alrededor de Neruda, Fasce entregó una bella novela con inspiración en hechos reales que indaga sobre los misterios del amor y de la propia identidad.
Con un mosaico preciso y sutil de la época, la autora también explora «los distintos tipos de mujer», pero se ancla en la segunda esposa de Neruda, Delia, alias La hormiguita, una pintora aristócrata argentina, que vivió 20 años con el poeta.
«Ella representa un tipo de mujer que siempre me ha fascinado. Con elegancia innata, desprejuicio total para decir ciertas cosas y moverse en la vida y una liviandad que forma parte de su clase y de la época. Hay un contraste con Neruda, que se enamora primero de ella que le llevaba 20 años y después la engaña con Matilde», señala Fasce, autora de novelas, relatos y obras de teatro.
Será la propia Elisa, entonces, quien aprenda algo de cada una: «Por un lado, está su madre a la que no quiere parecerse y por la que siente una especie de rechazo y traición; luego, Delia que le produce total fascinación y, Matilde, a quien desprecia. Allí se verá las formas del amor que maneja cada una», adelanta.