Una investigación analiza desde la perspectiva histórica la rivalidad de los dos equipos con más socios de España: el Real Madrid y el FC Barcelona.
Un investigador de la la Universidad Carlos III de Madrid ha analizado desde una perspectiva histórica la rivalidad entre el Real Madrid y el FC Barcelona. El estudio explica el origen de sus desavenencias, la trascendencia de sus enfrentamientos y su influencia política y social. Las hostilidades entre el Barcelona y el Madrid, y la percepción catalana de que existía un favoritismo arbitral, se iniciaron en el Campeonato de España de 1915-16, cuenta el historiador.
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Una investigación de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) analiza desde la perspectiva histórica la rivalidad de los dos equipos con más socios de España: el Real Madrid y el FC Barcelona.
La rivalidad deportiva de los dos clubes “es el reflejo de la rivalidad en otros ámbitos: la ciudad industrial por excelencia, como es Barcelona, y la ciudad financiera, administrativa y de poder, como es Madrid”, explica Eduardo González, del departamento de Humanidades: Historia, Geografía y Arte de la UC3M. En su estudio, publicado en la revista Política y Sociedad, analiza el origen de esta rivalidad deportiva.
Este enfrentamiento se impone al del resto de clubes a pesar de que en los años veinte, cuando nació el fútbol profesional en España, imperaba la hegemonía de los equipos vascos, sobre todo el Athletic de Bilbao, que eran los representativos del país.
Las hostilidades entre el Barcelona y el Madrid, y la percepción catalana de que existía un favoritismo arbitral, se iniciaron en el Campeonato de España de 1915-16, señala el historiador. “El Madrid ganó el cuarto y decisivo partido de desempate por 4-2 el 15 de abril de 1916, presuntamente gracias al apoyo del árbitro José Ángel Berraondo, y el club catalán abandonó el campo antes del final del partido en señal de protesta por el último gol blanco, que consideraron fuera de juego de Aranguren”.
En la temporada de 1942-43 se produjo el célebre «escándalo de Chamartín», cuando en la semifinal de Copa de 6 de junio de 1943 el Madrid fue derrotado en Les Corts por 3-0. El periodista Eduardo Teus promovió entonces una campaña que, según la historia oficial del Barça, derivó en una cuestión de Estado y el partido terminó 11-1. “En el partido de vuelta al Barcelona se le preparó una absoluta encerrona con intervención de los poderes gubernamentales, tras la cual, pierde por la mayor goleada que recibe en su historia”, comenta el profesor. A partir de esto, cuenta González, se generó tal polémica en la prensa que la federación española de fútbol ordenó la destitución de los presidentes de ambos clubes.
Diez años después, en 1953, tras los problemas a que dio lugar el fichaje de Di Stefano, la rivalidad se acrecentó, ya que el Real Madrid se transformó en el equipo favorito para el régimen y en el embajador de España en Europa. Este apoyo a los madridistas por parte de los órganos de poder suscitó la animadversión de los barcelonistas hacia el equipo de la capital. A partir de ese momento, el Real Madrid se convirtió en el símbolo deportivo del centralismo. De este modo, cuando el Barça jugaba en el Bernabéu, los seguidores madridistas gritaban ‘España, España’ y portaban banderas españolas.
Las hostilidades entre el Barcelona y el Madrid, y la percepción catalana de que existía un favoritismo arbitral, se iniciaron en 1915
Habilidad para adaptarse a todas las circunstancias políticas
A diferencia del Barcelona “que se ha enfrentado en ocasiones al régimen político establecido en el estado español, sobre todo en los años de la dictadura de Primo de Rivera e incluso en la época del régimen de Franco”, el equipo de la capital ha tenido “una gran habilidad para adaptarse a todas las circunstancias políticas”, comenta el investigador.
Así, el Real Madrid fue el equipo de la monarquía de Alfonso XIII; fue un club bastante bien aceptado en época de Primo de Rivera e incluso en la República, ya que el presidente del club era a la vez el secretario general de la Presidencia de la República, Rafael Sánchez Guerra. Durante el régimen de Franco, el equipo fue poco a poco convirtiéndose, en cierto modo, en un fiel aliado del gobierno porque mejoraba la mala imagen que este tenía en el extranjero.
La gente se identifica con su equipo por “algunos principios o valores que trascienden al propio acto deportivo”. Como explica el investigador, el Real Madrid, sobre todo a partir de los años 50, cuando comienza a tener éxitos deportivos en el exterior, se convierte en el equipo de España, ya que la selección aún no destacaba en las competiciones internacionales.
En cambio, en el caso del Barcelona, el catalanismo está íntimamente vinculado con la actividad del equipo. “El Madrid siempre será el paradigma del centralismo y el Barça del nacionalismo”, concluye. Los puntos de vista políticos que representan ambos clubes hacen prácticamente imposible la reconciliación: “Hacen falta directivos muy hábiles, pero solamente para que se pueda suavizar la tensión”. Una rivalidad que en ocasiones los dirigentes de estos clubes han sabido explotar para conseguir ciertos fines. Por ejemplo, Mendoza recuerda que, siempre que, se encontraba en etapa electoral, Núñez y Gaspart le ofrecían su ayuda, aunque lo hacían con declaraciones contrarias a él que, lógicamente, el madridismo tomaba como un ataque que fortalecía su posición.
“Todo club deportivo que genera tales expectativas tiene, a su vez, una influencia política evidente”, dice González, que también analizó estos temas en una obra que publicó con motivo del centenario de los blancos: Historia del Real Madrid, 1902-2002. La entidad, los socios, el madridismo (Everest, 2002).
La principal fuente de información para este libro fueron los archivos de la institución deportiva, que se encontraban en las llamadas carceletas del estadio Santiago Bernabéu, unas instalaciones que inicialmente se construyeron para controlar a los radicales con motivo del Mundial de Fútbol de 1982.
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