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Según el tipo de ejercicio que nos comprometamos a hacer, nuestro cuerpo pasará por una serie de eventos fisiológicos.
Estos eventos explican el gran potencial y beneficios, y otros no tan agradables efectos, que sientes al terminar tu entrenamiento.
Explora qué es lo que sucede con tu cuerpo durante y después del ejercicio y cuáles son principales beneficios que vemos reflejados en él.
Piel
El calor que se genera haciendo ejercicio y que causa que la temperatura del cuerpo se eleve hace que tus vasos sanguíneos se dilaten incrementando así la fluidez de sangre en tu piel. La evaporación del sudor a través de la piel es también es algo que el cuerpo usa para regular su temperatura. Por esta razón la piel de una persona que hace ejercicio se verá más brillante y reluciente si se mantiene bien hidratada.
Riñones
Las actividades de filtración de la sangre en los riñones se ven afectadas positivamente con el ejercicio, el nivel de proteína que se filtra en la orina cambia y la necesidad de reabsorción de agua se modifica para tener el cuerpo hidratado.
Cerebro
El aumento de fluido de sangre a través del ejercicio beneficia directamente al cerebro. Con el incremento de fluido de sangre las células cerebrales se despiertan, permitiendo un alto estado de alerta y enfoque durante y después del ejercicio. El aumento de oxígeno que llegue al cerebro promueve el crecimiento de nuevas células cerebrales.
Durante el ejercicio el cerebro segrega químicos llamados endorfinas, adrenalina, serotonina y dopamina. Estos químicos, que trabajan juntos para levantar tu estado de ánimo y darte un “Up”, son los que llamamos “Runners´s high”.
Estómago e intestinos
Mientras haces ejercicio tu cuerpo está ocupado bombeando sangre extra para alimentar a los músculos que están ejercitándose. Esto resulta en que los otros sistemas del cuerpo tengan en ese momento menos prioridad. Si el sistema digestivo no tiene la adecuada atención que necesita entonces sabrás que si comes algo pesado poco antes del entrenamiento o en ese momento, éste no se va a digerir bien. Comiendo los alimentos adecuados antes de hacer ejercicio no tendrás estos problemas.
Pulmones
Con la intención de incrementar la capacidad de oxígeno que el cuerpo necesita para ejercitarse la respiración se hace rápida y profunda. Cuando aumentan las pulsaciones los músculos alrededor de los pulmones trabajan hasta su máxima capacidad hasta que tú alcances un máximo de consumo de oxígeno. Entre más entrenado o “Fit” estás, más alto será tu consumo de oxígeno.
Diafragma
Este músculo separa al pecho del abdomen; éste sube y baja con cada respiración. Una respiración fuerte durante el ejercicio puede cansar el diafragma y causar espasmos. Con respiración profunda y mientras haces estiramientos podrás eliminar esta molestia que te dio durante el ejercicio. Una buena postura (adquirida con disciplinas como yoga o pilates) también ayuda a cuidar que no ocurran esos espasmos.
Corazón
Las pulsaciones se incrementan durante el ejercicio con la intención de bombear más sangre hacia el cuerpo. Con ejercicio aeróbico practicado de forma regular puedes fortalecer el sistema cardiovascular y hacerlo más eficiente. También tienes el potencial de disminuir tus pulsaciones y presión arterial con el ejercicio.
Músculos
Cuando hacemos pesas o algún otro tipo de ejercicio la energía de la contracción muscular viene de la glucosa que ha sido almacenada en el cuerpo como glucógeno. Además la glucosa puede ser usada para una necesidad de energía rápida y cuando el suministro se agota más oxígeno es necesario para crear ATP (adenosine triphosfato) como energía. Este oxígeno es recibido por el “bombeo de sangre” en los músculos cansados.
Cuando no hay suficiente oxígeno para suplir a los músculos se forma el ácido láctico; esto te deja una sensación de ardor en los músculos. El ácido láctico se debería de ir a los 60 minutos de haber dejado de entrenar, pero si el dolor se mantiene por días usualmente ocurre por los cambios que están sucediendo en los músculos para hacerlos crecer y fortalecer.