Marzo 10, NY: luz en otra luz
Por José de María Romero Barea
En el poema “Marzo 10, NY” de la poeta y traductora mexicana Jeannette L. Clariond, la vida es movimiento, la carne realidad, el aire imaginación. Las imágenes del pintor y artista gráfico radicado en Barcelona Víctor Ramírez (Chile, 1950) transcriben los poemas de Clariond. El volumen se centra en la imaginación y sus interacciones con la realidad. La guerra de Irak se convierte en trasunto de la batalla que libran en sus páginas poema e imagen, mente y cielo, pensamiento y día.
Texto y obra gráfica se integran en el libro-objeto Marzo 10 NY (Vaso Roto, colección Abstracta, 2014), que se ocupa, entre otros temas, de la decadencia de la religión, la naturaleza indiferente del universo, las incertidumbres del conocimiento filosófico y la importancia de la cultura. Poeta e ilustrador buscan el sentido de un universo dignificado por la actividad humana, desolado por sus creaciones, recreaciones y destrucciones.
Compuesto en verso blanco tradicional, con ecos de Milton y Keats, las preguntas del poema “Marzo 10 NY” son antiguas certezas: “¿Somos historia? No, mancha, / humo / de imposible trascendencia”. La tendencia general de la composición es caer en picado (¿elevarse?) hacia la oscuridad. Luchan palabra y silencio (… blanco, sin pájaros”), alta retórica (“Sueño de Dios la vida”) y estilo llano (“Dios, no sé en dónde estás”). Los 10 fragmentos se detienen a saborear el mundo sensual (“sílabas con aroma de jazmín”) y son fieles a sus desolaciones (“palabras en tiestos cansados”).
Los 10 grabados de Víctor Ramírez en técnica mixta en formato 60 x 40 cm., trabajados al buril y estampados a la poupée, glosan el poema, lo re-afirman. “Mejor ceder al resplandor / del horizonte”. Los textos de las guardas abren y cierran el volumen, con elocuencia humana. Las ambiguas ondulaciones de los garabatos que reproduce Ramírez se recortan sobre un fondo azul. Convencen por su conciencia, su vivacidad, su fidelidad al original. Los manuscritos son testimonio. Este sentido de autenticidad que se reclama acaba influyendo la forma del discurso, el “hilo / y textura, / la luz del fruto”.
El supuesto implícito no es sólo que las ilustraciones sean artefactos veraces, sino también testimonio de una verdad (“Realidad/ que nuestras vidas no alcanzan”). Se reivindica así el poder objetivo de la certificación sin cerrar la puerta a la lírica, a la invención y en última instancia, a la incertidumbre. Los poemas de Clariond se convierten, al mismo tiempo, en una poética de la pintura, una danza alrededor del objeto que los ilustra. Sus fragmentos dejan constancia de cómo la imaginación altera la realidad y cómo esta se abre a una visión fresca.
La obra de Clariond/Ramírez entraña una suerte de proyecto histórico, a la vez que literario y creativo. La creación pictórica llena los silencios del poema y viceversa. Esa dicotomía nos lleva a cuestionarnos los límites entre realidad y ficción: ¿En qué medida desafía el texto la veracidad del dibujo? ¿En qué medida desafían las reproducciones la veracidad del texto?
Poesía y pintura se sitúan en el límite entre mass media, historia y ficción. Como “objetos encontrados”, se insertan en el texto a través de un narrador auto-ficcional, afectado por el inminente conflicto de Irak (2003), que procede a reconstruir los restos perdidos y destruidos. El colapso del narrador, las historias íntimas, las anécdotas, los artefactos y las ilustraciones, redundan en la experiencia que evoca el poema: los desastres de la guerra.
El enfoque multi-media de Marzo 10, NY logra, al mismo tiempo, evocar las vidas destrozadas del individuo histórico, mientras se enfrenta a ellas. De hecho, se diría que redefine una religión, en su búsqueda de un mundo reinventado a través del lenguaje, “aliento en busca/ de reverdecidas ramas”. El fragmento 4 se convierte así en un himno secular, donde “interpretar los sueños / constituye nuestra peor pesadilla”. La solución parece ser una comunión no santa, “alojar la luz en otra luz / Allí, para que anide lo oscuro”.
Las satisfacciones de la creencia se redescubren y se convierten en un lenguaje que apela a muchos niveles, sagrados y profanos. El trabajo de Ramírez/Clariond es complejo, profundamente en contacto con las tradiciones inglesa e hispánica, americana y europea, siempre susceptible de nuevas relecturas. Recomendaría este libro a todo aquel que cree, como yo, que la poesía puede ayudarnos a vivir vidas diferentes, y, a través de esas vidas, entendernos.