Jeep: una marca legendaria a la búsqueda de nuevas aventuras
Julio César Rivas
Detroit (EEUU)- Jeep, la icónica marca fabricante de todoterrenos, se prepara para su expansión en todo el mundo y la multiplicación de sus ventas en los próximos años con la vista puesta en el histórico pasado de la marca del grupo Fiat Chrysler Automobiles (FCA). Para una marca que se ha convertido en pieza básica de FCA, y de la que el presidente del grupo, Sergio Marchionne, espera alimente el crecimiento global del gigante industrial, sus orígenes no podían haber sido más modestos.
A mediados de 1940, con la Segunda Guerra Mundial explotando en Europa, el Ejército estadounidense solicitó a los fabricantes de automóviles propuestas para la construcción de un vehículo ligero de reconocimiento con tracción a las cuatro ruedas.
Siguiendo los requisitos militares y en pocos días, American Bantam diseñó el prototipo BRC 40, vehículo que fue posteriormente modificado por otras dos compañías, Willys-Overland y Ford, para crear el producto final que luego fue conocido universalmente como Jeep.
Sin embargo, el origen del nombre Jeep “es un tema controvertido”, como reconoció en una entrevista con EFE Brand Rosenbusch, responsable del Museo Walter P. Chrysler.
“Hay varias hipótesis sobre su origen. En los años 1930 había un personaje de la serie de dibujos animados Popeye, “Eugene the Jeep”, que podía ir a cualquier sitio y hacer cualquier cosa. Muchos piensan que es el origen del nombre”.
“Otra gente piensa que el nombre surge como una adaptación de “general purpose” (propósito general) o “GP”. Lo que parece más probable es que el nombre Jeep era utilizado por el Ejército para designar a cualquier vehículo en desarrollo, algo que se remonta a principios de los 1930″, precisa Rosenbusch.
“Pero este modelo rápidamente se conoció como ‘el Jeep’. La primera vez que se usó el nombre en público fue en el periódico ‘The Washington Post’ en 1941, aunque el nombre de Jeep no fue registrado comercialmente hasta 1950″, explicó Rosenbusch.
La trayectoria empresarial de Jeep es también un camino sinuoso.
El fabricante original de Jeep, Willys, fue vendido a Kaiser Motors en 1953. En 1963 el fabricante fue renombrado como Jeep-Kaiser hasta que en 1970 la compañía fue comprada por American Motors Corporation (AMC). Finalmente, en 1987, Chrysler compró AMC, en parte por su interés en adquirir la marca Jeep.
Pero fue en la Segunda Guerra Mundial donde el Jeep se ganó a pulso su imagen de vehículo capaz de llegar a cualquier sitio y hacer de todo sin importar las circunstancias.
“La leyenda empezó durante la guerra cuando la vida de los soldados dependían de estos vehículos. Una unidad tenía un Jeep que se convertía en un altar durante servicios religiosos, en una mesa para cenar o una ambulancia para llevar a los heridos”, relató Rosenbusch.
Jeep se convirtió en un refugio para muchos soldados, un vehículo en el que podían confiar en las situaciones más extremas.
O en palabras de uno de los más famosos corresponsales de guerra estadounidenses, Ernie Pyle, “Jeep es tan fiel como un perro, tan fuerte como una mula y tan ágil como una cabra”.
“El público no sólo veía a los soldados en los Jeep sino también a las estrellas de Hollywood que los utilizaban cuando hacían giras para visitar a las tropas. Esto estimuló la imaginación del público tanto en el campo de batalla como en la retaguardia, y rápidamente se convirtió en parte del folclore americano”, añadió Rosenbusch.
Como señaló el presidente de Jeep, Mike Manley, en una entrevista con Efe, el vínculo del vehículo con la cultura estadounidense es tan fuerte que el nombre de la marca se utiliza en las escuelas para enseñar a escribir la letra jota.
“¿Qué otra marca tiene la oportunidad de ser parte de la formación educativa desde la niñez? ¿No es maravilloso?”, dijo Manley.
Personajes como el actor y cómico Bob Hope, pasando por militares como los generales Paton o Eisenhower, políticos como Winston Churchill o el presidente Franklin Roosevelt, e incluso la reina Isabel de Inglaterra, utilizaron Jeep durante la guerra.
“Al único que no he visto en un Jeep es Stalin. No creo que él quisiese ser visto en un Jeep estadounidense”, explica con una sonrisa el historiador.
Pero eso no impidió que unos 20.000 de los más de 600.000 Jeep producidos durante la guerra fuesen enviados a la Unión Soviética, donde también cumplieron misiones en los principales frentes del conflicto.
“Hay una fotografía de cuando los soldados soviéticos y americanos se juntaron en el río Elba, cerca del final de la guerra, en la que ambos grupos tenían Jeep”, apuntó Rosenbusch.
“No creo que sin este pequeño vehículo se pudiese haber ganado la guerra. Complementó perfectamente los grandes vehículos como los tanques Sherman y los aviones” añadió.
De hecho, el general George Marshall calificó el Jeep como “la mayor contribución de Estados Unidos al combate moderno”.
Cuando acabó la guerra, el vínculo entre los soldados y sus Jeep se mantuvo, explicó Rosenbusch.
“Hay historias de soldados que desguazaban los Jeep y enviaban a sus casas las partes por correo para poder reconstruirlos cuando regresasen. Al menos lo intentaron aunque el servicio de correos detectaba los envíos de grandes dimensiones”.
Antes de que acabase el conflicto armado, en julio de 1945, las autoridades estadounidenses autorizaron la venta al público de los vehículos Jeep, e incluso fueron adaptados para su uso en el campo.
“Lo único distinto era que las versiones civiles tenían un portón trasero que en las militares estaba soldado, así como el emplazamiento de la rueda de repuesto. Más allá de eso, no había diferencias”, añade Rosenbusch.
Lo que tampoco ha cambiado prácticamente nada con el tiempo son algunos de los rasgos más característicos de los primeros Jeep, como la rejilla frontal.
“Hay algo tan mágico y especial que seguimos tomando elementos de ese vehículo original, que fue fraguado, no diseñado, para una marca. Alguien curvó una pieza de metal con su rodilla y creó el parachoques frontal. Todavía utilizamos esa forma”, explicó a Efe Mark Allen, director de diseño de Jeep.
“Lo mismo con la rejilla de listones. La forma básica sigue existiendo en todo lo que hacemos. No hay ninguna otra gama de vehículos que sigue teniendo elementos tan directamente conectadas con su primer vehículo. Lo que es bastante increíble”, añadió.
Sobre la icónica rejilla de Jeep, Rosenbusch añade un dato más. “Cuando Willys empezó a hacer estos vehículos, tenía 11 barras soldadas en la rejilla. Pero luego decidieron que troquelarla en una hoja de metal era más rápido”, dijo.
“Inicialmente se hicieron con nueve aperturas. Pero más adelante, durante la guerra, se cambió al de siete aperturas que ahora tienen todos los modelos de Jeep”, añadió.
Rosenbusch confía en que el futuro de Jeep sea como el pasado.
“Espero que en 70 años otros historiadores miren a esa marca de 140 años de edad y vean el linaje de la Segunda Guerra Mundial, del modelo inicial, que ese linaje sea obvio, que se sepa que ese vehículo procede de 1945. Y estoy seguro que será así porque es un icono tan importante que nunca va a cambiar”, terminó Rosenbusch. EFE