Metales preciosos: Mérida International Brass Festival 2014
Por: Gloria Serrano Solleiro (@gloriaserranos)
“La música expresa todo aquello que no puede decirse con palabras, pero no puede permanecer en silencio”
Víctor Hugo
El oro, la plata y el platino son ejemplos de metales preciosos, aquellos que tienen como característica el encontrarse en estado libre dentro la naturaleza sin mezclarse con otros elementos y que al ser poco abundantes, su precio es alto. Tal es el caso del Rodio, un metal que se cotiza incluso por arriba del oro. La música, como estas menas, también es sinónimo de libertad, pero su valor va mucho más allá del monetario al ser una de las artes que más fácilmente se cuela por la piel y echa raíces en el interior de quien la escucha. Justo eso sucedió cuando mis oídos percibieron las primeras notas que finamente pero con gran potencia, emitieron la tuba, el corno francés, la trompeta y el trombón, otros metales preciosos.
El escritor mazatleco Juan José Rodríguez escribió: “la vida no se mide por el número de veces que respiramos, sino por la cantidad de ocasiones en que contenemos el aliento”. Rememoro con inmensa gratitud lo sucedido días atrás en la capital del estado de Yucatán y no puedo más que confirmar esta sentencia, porque quienes asistieron a la segunda edición del Mérida International Brass Festival (MIBF 2014) precisamente fueron testigos de eso, de la vida misma ocurriendo y enseñándole a la gente cómo es jugar a estar vivos. Del 15 al 21 de diciembre, los metales se convirtieron en el invitado de honor que en más de una ocasión hizo que los ahí reunidos contuvieran el aliento y se dejaran absorber de un modo tan intenso, que la música pobló cualquier vacío interior que pudieran tener y también cada centímetro de los recintos sede que por una semana, recibieron a extraordinarios “metaleros” provenientes de diversas partes del mundo.
El emblemático teatro a la italiana “José Peón Contreras”, de estilo neoclásico afrancesado que se construyera a principios del siglo XX, fue el lugar elegido para la inauguración del festival y para la presentación del singularísimo quinteto Metales M5-Mexican Brass, el primero de su tipo en México conformado por los ocurrentes músicos Alexander Freund (trompeta), Óscar Villegas Miranda (trompeta), Juan Carlos Quinterio Miguel (corno), José López Juárez (tuba) y Roberto Carlos Cruz (trombón), quienes hicieron lo que mejor saben hacer, compartir sus talentos a ritmo de Bach, Hyden y Humperdinck, hasta llegar a sonidos de compositores más contemporáneos como John Towner Williams, Astor Piazzolla y Leonard Bernstein. Esto fue sólo el inicio de una magnífica noche invernal en la que el viento sopló con más fuerza de la habitual anunciando la entrada a escena de otro extraordinario músico, el trompetista canadiense Jens Lindemann.
Presenciar a Jens implica más que la simple escucha por parte del espectador. Mucho es lo que se puede decir de uno de los solistas más célebres en la historia de este instrumento, de quien en 2006 recibiera el título de “Personalidad del Año” por parte de la revista británica Brass Magazine y recientemente la Orden de Canadá, honor con el que ese país distingue a sus ciudadanos que desean una patria mejor. Sin embargo, quizás el rasgo más destacable sea su capacidad para contagiar a otros desde la música, la que él lleva dentro y le permite tocar la trompeta para la Reina Isabel II o para un grupo de jóvenes estudiantes en Yucatán con la misma sencillez, soltura y exquisita irreverencia que lo caracterizan y que cautiva a cuantos han tenido la oportunidad de escuchar sus dinámicas interpretaciones. Con Lindemann y M5 compartiendo escenario, quedó más que demostrado que la magia también tiene un sonido y que un paso doble como “El Matador”, del compositor Keith Terrett, sólo puede ser creado e interpretado a partir del conocimiento profundo de los metales como impetuosos instrumentos, provocadores de movimiento y acción.
Aún con los problemas propios de una capital, Mérida es en diversos sentidos una ciudad virtuosa per se, pero resulta evidente que su cualidad de urbe cultural por excelencia se ha potenciado con la llegada de nuevos habitantes, músicos espléndidos y seres humanos generosos como Samuel Rafinesque (Francia), Juan José Pastor (España), Edith Gruber (Canadá) y Davide Fanchin (Italia), todos miembros de la Orquesta Sinfónica de Yucatán (OSY), esas cabecitas inquietas en quienes recae la organización del MIBF, los que apostaron por la cultura y que después de un esfuerzo compartido de largo impulso, han obtenido un saldo a favor en este proyecto que tiene como sello distintivo el estar diseñado por músicos expertos en el arte de hacer que las modernas caracolas marinas suenen como deben de sonar: contundentes, armónicos, heráldicos.
Un proyecto joven que apenas en su segunda edición, ya se percibe como un germen que pronto comenzará a dar sus primeras semillas, las cuales se extenderán más allá del ámbito de lo meramente musical.
“Aquí no estamos formando músicos sino personas. Esta es la segunda ocasión en que participo en el MIBF y veo mucha motivación por parte de los estudiantes, prácticamente se ha triplicado la cantidad de alumnos que han asistido al curso”, fueron las palabras del alegre y siempre dispuesto trompetista Francisco “Pacho” Flores, músico venezolano que a lado del pianista Pepe Gallego, ofreció un estupendo recital en el Teatro Daniel Ayala Pérez la misma noche que en México dan inicio las tradicionales posadas, el 16 de diciembre. Pacho sabe bien de lo que habla y comprende la importancia del trabajo en colectivo, porque él mismo se formó dentro de una orquesta juvenil en Venezuela. Ganador del Primer Premio del Concurso Internacional “Maurice André”, la competencia para trompeta más destacada del mundo, así como del Primer Premio en el Concurso Internacional “Philip Jones” y Primer Premio en el Concurso Internacional “Cittá di Porcia, este talentoso intérprete también dedicó parte de su estancia en Mérida a compartir con los jóvenes inscritos en las clases particulares, magistrales y de ensamble que se impartieron en el marco del festival, lo aprendido en su trayectoria como solista, como miembro fundador del Quinteto de Metales “Simón Bolivar” y como músico orquestal. Japón, Finlandia, España y Francia, son sólo algunos de los países a los que Pacho Flores ha sido invitado como inevitable consecuencia de la calidad que muestra tanto en su ejecución como en su interpretación, aunque como otros grandes, su mayor atributo es sin duda la afabilidad y espontaneidad que tiene en su trato personal.
“Hay que felicitar a los organizadores del MIBF por darlo todo y hacer posible este tipo de eventos que en estos tiempos no son nada fáciles de hacer, no sólo en México, sino en cualquier parte del mundo, en Europa o en Venezuela. Y pues me quedo con su gente tan maravillosa; hay una gran armonía y hermandad en los instrumentistas de viento-metal”.
De nuevo Pacho Flores no se equivoca, la nota que se repitió en cada concierto se llama compañerismo y no salió de las campanas, sino del sentir de los músicos que en cada concierto ofrecieron el más deseable de los regalos, su sola presencia acompasada y rítmica que al frente o tras bambalinas, detonó en risas, apretones de manos e improvisaciones memorables.
Con ese ánimo se llegó a la mitad de la semana para dar a conocer a los ganadores del Concurso MIBF 2014, quienes tocaron como solistas acompañados por la Orquesta de Cámara de la Ciudad de Mérida bajo la batuta del maestro Russell Montañez Coronado, otro apasionado de la cultura que permanentemente promueve el rescate del patrimonio musical de Yucatán a través de clases magistrales y conciertos didácticos en diferentes foros culturales. Francisco Vladimir Gabriel Martínez (trompeta), Osvaldo Barbadillo Zavala (corno) y Eduardo Márquez (trombón bajo), son los jóvenes premiados en la categoría estudiantil, cuyo brillo en los ojos hizo imposible de ocultar la satisfacción que sintieron al ver recompensadas las horas de práctica con el más preferible de los reconocimientos, el de sus propios maestros que orgullosos del trabajo realizado cedieron el espacio escénico a una novel generación de músicos con la que se da continuidad y a la vez se renueva el amplio espectro en el que puede colocarse el timbre sonoro, el colorido de los metales. Así lo dejaron ver, como muestra, el Concierto para corno y orquesta en MIb mayor de Mozart y el Concierto para trompeta y orquesta en MIb mayor de Hummel, con los que Juan Alejandro Pérez Pérez y Eduardo Chacón Castro, respectivamente, lograron encantar al público. Ellos y Eduardo Meza Bustamante, fueron también ganadores del concurso en la categoría profesional.
Pero los beneficios no quedan sólo en eso. Hay que decirlo claro, con este concurso el MIBF hace expreso el compromiso social que tiene con su comunidad más cercana en un país donde, de acuerdo con datos del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), 22 por ciento de los jóvenes no estudia ni trabaja. Así de noble es la cultura que permite, a un mismo tiempo, celebrar lo bueno de la vida y luchar contra lo malo, pese a ser uno de los ámbitos que con frecuencia se concibe como el ornamento ideal de las políticas públicas de los Estados, aunque de decorativo nada tiene si se considera que en México su aporte a la economía es del 7.3% (Ernesto Piedras ¿Cuánto vale la cultura?) y en Europa es el tercer sector en generar empleo directo, por arriba de industrias como la metalurgia y la de alimentos y bebidas (Ernst & Young). Una situación que los propios artistas reconocen:
“Tengo once años viviendo en México y estoy muy familiarizado con la política cultural del país. Lo digo así a propósito, porque es eso, una política. La tradición en el país es que el uso de los recursos depende de la voluntad de una persona, lo cual representa una visión muy limitada de la cultura que no está ligada necesariamente con la calidad. Lo que está sucediendo aquí, ahora en el MIBF, es lo que pienso hace falta en todo el país: dejar hacer a los artistas su trabajo. El mayor problema es la burocratización de los proyectos o que estén basados en decisiones jerárquicas. En muchas ocasiones quienes deciden no forman parte del medio artístico; el 99.9 por ciento son personas que no tienen la capacidad de evaluar calidad porque ven la cultura en función de cuestiones políticas. En cambio, este festival está organizado por músicos para músicos, que cuidan todos los detalles porque saben de qué se trata ser músico. Yo estoy muy feliz de que Mérida pueda vivir un festival que ofrece todos estos conciertos en una semana, con un entusiasmo y una naturalidad que en otros lugares no existe”. Alexander Freund, Metales M5 Mexican Brass
Por ello la importancia de que la población mire con empatía y arrope con su asistencia creaciones como esta que son catalizadoras del bienestar social y humano. Mientras esperan la ocasión en que la cultura ocupe verdaderamente su lugar dentro de la sociedad como cuarto pilar del desarrollo sostenible, los artistas continúan haciendo lo propio y en el MIBF 2014 ahora correspondió a Eric Fritz (tuba, E.E.U.U.), Romain Leleu (trompeta, Francia), Paco Rodríguez (corno, España) y Ralph Sauer (trombón, E.E.U.U.), coquetear al espíritu humano con el Recital “Maestros del Mundo”, teniendo como marco el Teatro Universitario Felipe Carrillo Puerto.
Cada concierto es único e irrepetible, no tanto por el repertorio escogido sino por la mística con la que los ejecutantes impregnan la sala y que constituye el verdadero canal por el que las ondas sonoras se contraen, se dilatan y se propagan de corazón a corazón. Este fue el caso del Recital de Alumnos realizado en el Centro Cultural “La Ibérica”, una espléndida construcción de color amarillo que contrasta con el verde intenso de los frondosos árboles que la rodean, la cual en otros tiempos albergó el Hospital del mismo nombre y después quedó en el abandono por un largo periodo hasta 1998, año en que la obra de su rescate fue terminada. El sitio era sencillamente ideal para escuchar a los entusiasmados aprendices de músicos que, como Faulkner, apuntaron más alto de lo que sabían que podían lograr.
Ese mismo día, al caer la noche, lo más grato fue ver la música iluminando el rostro de los asistentes al concierto que se ofreció en la Catedral de San Ildefonso, la primera levantada en tierra firme en América Latina sobre la antigua ciudad maya de T’Hó. Los mejores solistas del mundo acompañados por la agrupación barroca Ars Músicum, escribieron poesía en el aire. Violines, violas, violoncellos, contrabajo y clavecín se unieron a la fiesta de los metales transformando ese instante en un tejido social armónico. Jeff Nelsen, profesor de la prestigiosa Universidad de Indiana; el cornista italiano Loris Antiga, miembro de la London Symphony Orchestra y el infaltable Jens Lindemann y su comparsa Alexander Freund, dieron con sus instrumentos un largo y agudo abrazo a los locales, extranjeros y paseantes de todas edades que se dieron cita y para quienes no pasó desapercibido que por un vaso comunicante de la ciudad estaba fluyendo cultura.
Cuando se es feliz el tiempo transcurre más rápido de lo habitual. El fin de semana llegó y con él la presentación de “Puro Corno”, el cuarteto de cornos de la Orquesta Sinfónica de Yucatán conformado por Edith Griber, Davide Fanchin, Samuel Rafinesque y Juan José Pastor. Efectivamente, el equipo organizador del MIBF, no se podía quedar sin “hacer música” como el resto de sus compañeros. Con la puesta de sol comenzó el concierto en el Gran Museo del Mundo Maya, con el que estos cuatro migrantes le hablaron al oído a esta tierra y a su gente, dando con ello fiel testimonio de que las distintas culturas pueden saludarse y entenderse a través de la música.
De regreso al Teatro Daniel Ayala Pérez, el sonido puro e inconfundible de los metales siguió retumbando con el Faculty Brass Ensemble que reunió a todos los maestros del MIBF para formar un único, espectacular y probablemente irrepetible, ensamble de metales. La Fanfarria “La Peri” de Paul Dukas, el oratorio “La Creación” de Joseph Haydn inspirado en el génesis bíblico y el Quinteto No. 3 del ruso Victor Ewald, sirvieron de calentamiento para dar paso a otras magníficas composiciones como Per Personare No. 2 de Giovanni Gabrieli y el solo de corno interpretado por Jeff Nelsen, Dectet for Canadian Brass del estadounidense Michael Kamem, particularmente conocido por bandas sonoras como la del film Robin Hood, príncipe de los ladrones que estelarizara Kevin Costner a principios de los años noventa. La primera parte del programa se completó con la Sinfonía para Metales del holandés Jan Koestsier. Después de la sacudida musical que no permitió un minuto de sosiego, el intermedio se hizo necesario para tomar un poco de aire ante la imposibilidad de abarcar tanta belleza y tanto talento reunido en un mismo lugar.
“Honrar la vida”, la hermosa canción compuesta por Eladia Blazquez y popularizada por Mercedes Sosa, dos mujeres nacidas en la Argentina, describe con nitidez lo que se produjo esta noche de concierto cuando los 15 profesores del MIBF se apropiaron del proscenio para interpretar la Procesión de los Nobles de Korsakov, Mutaciones de Bach de Samuel Barber, la Malagueña de Ernesto Lecuona y el imperdible Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo. Sin darse cuenta, lo que en realidad hicieron estos artistas fue honrar la vida, erguirse verticales en un México que sigue encontrando razones para no ser y en el que la necesidad de contar historias luminosas es más que acuciante. Cuando lo que se intenta pormenorizar son las pulsaciones de un conjunto de personas vibrando en la misma frecuencia y construyendo un todo, un plural, cualquier adjetivo que se pueda emplear parece apenas una aproximación bastante escasa y limitada para explicar este fenómeno que origina la música. De ahí que la comprobación de lo que digo debe ser vivencial; es necesario ver y oír para comprender que sí se puede depositar en una trompeta o una tuba la enorme responsabilidad de gestionar la cultura.
Jens Lindemann, Alexander Freund, Jeff Smith y Rob Myers, trompetas; Paco Rodríguez, Loris Antiga, Jeff Nelsen, Juan Carlos Quiterio y Juanjo Pastor, cornos; Ralph Sauer, Ian Hunter, Roberto Cruz y James Meador, trombones; Eric Fritz y José López, tubas. Son los culpables de este crecimiento común. A ellos se debe el aprendizaje de un grupo de muchachos para los que el futuro, hoy se sustenta en una realidad, la de poseer un saber que les abrirá puertas a otros mundos más dignos e incluyentes.
El sábado previo a Navidad, el poder magnético de los metales atrajo las miradas de los paseantes hacia el Parque de Santa Lucía, una de las plazas más antiguas de Mérida y la última sede del MIBF 2014 donde se llevó a cabo la clausura. Vistoso y agradable, punto indiscutible de reunión que además rinde homenaje a los más destacados músicos y compositores de la trova yucateca, este parque se salpicó de alegría con el jolgorio que armaron todos los músicos, enseñantes y discípulos, amigos y colegas. Compartir el buen rollo, como dicen en España, fue el timbre que caracterizó desde su inicio y hasta el final a esta celebración. La famosa melodía compuesta por Bill Conti para la cinta Rocky y la no menos conocida composición de Elmer Bernstein para Los Cazafantasmas, así como algunos villancicos navideños, formaron parte de la selección musical que sirvió como epítome de este tequio, nombre que se le da -principalmente en comunidades de tradición indígena- al trabajo comunitario, al que es en beneficio de todos. Sí, el MIBF 2014 fue en esencia un regalo, un aporte genuino y una de las muchas razones que existen para seguir sonriendo.
Azul, exuberante, peninsular, verde, inabarcable como la música, así es el Yucatán que dio un lento adiós a los artistas que lo visitaron y que, como Alexander Freund lo expresa, se van con el placer de haber sido elementos fundamentales de esta creación colectiva:
“Una experiencia muy grata, muy inspiradora y entusiasta porque los organizadores del festival han logrado crear una atmósfera muy cordial, relajada y explosiva, de muchas emociones. No hay seriedad ni envidia o competencia entre los participantes. Ha sido como crear un gran equipo de amigos en el que los beneficios son para todos. Son dos aspectos, uno el compartir de tú a tú con músicos de todo el mundo y el otro, ver que la mirada de los alumnos cambia cada hora, es increíble. El país necesita mucho esto. Estoy muy contento de que este evento se realice con tanta pasión y profesionalismo, porque es muy importante que los chiquilines experimenten y aprendan que el ser profesional también significa disfrutar y que la calidad musical tiene todo que ver con el nivel de disfrute. ¿Qué me llevo? Para empezar me llevo las ganas de regresar, me llevo mucha inspiración y el doble de ganas de querer compartir mis experiencias y conocimientos con más jóvenes. Espero que esta generación haya entendido que de eso se trata”.
Últimamente pareciera que en México no se hace lo que se quiere, sino sólo lo que se puede, que a veces es muy poco. Sin embargo, aventuras culturales como el Mérida International Brass Festival 2014, ponen de manifiesto que la distancia entre los actos de creación y el público, puede ser más corta de lo que pensamos al igual que la brecha que separa los problemas de quienes pueden solucionarlos. Como Alexander, yo también espero que ésta, nuestra generación, sea capaz de entender no sólo el lenguaje de la música, sino el sutil encanto que conlleva revolucionar a otros con base en el ejemplo propio.
Vibraciones de la música, apuntes finales:
El cuándo no importa, pero sí el qué y el dónde. El “Pasaje Revolución”, ese espacio en la Ciudad Blanca que distancia la Catedral del Museo de Arte Contemporáneo, atestiguó una escena fantástica. Miembros del MIBF convirtieron un simple andador peatonal en un conservatorio de música que obligó a los transeúntes a abandonar la prisa y detenerse a escuchar el ritmo de la existencia en clave de fa. Lo sucedido aquél día invita a cerrar este recuento y comenzar otros, emulando al poeta portugués Nuno Júdice para confiar en que delante de este país cubierto de niebla, el sol de mañana, el de 2015, traerá nuevas ilusiones a nuestras vidas y un nuevo sentimiento al corazón de todos los hombres. Sea cual sea el lugar en que se encuentren, que así sea.
Nos leemos pronto…
Visita: www.mibf2014.com
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