Nuestra frecuencia, nuestra vida
Por Kuko Baez
¿Por qué nos pasa lo que nos pasa? ¿Por qué nos tratan como nos tratan? ¿Qué hago yo para merecer esto? ¿Cómo cambiar esta situación?
Preguntas que todos, o al menos la mayoría, nos hemos hecho alguna vez. ¿Podría la ciencia despejarnos estas dudas? ¡Probemos! será divertido…
La energía, nos dice la ciencia, viaja en forma de ondas electromagnéticas que se desplazan por el espacio en todas las direcciones. Este efecto se llama radiación y hace referencia a un fenómeno físico vibratorio que se representa en forma de ondas. La cantidad de energía transportada por las ondas es proporcional a su frecuencia, que es el número de veces que la onda se repite por unidad de tiempo. Cuanto mayor es la frecuencia, mayor es la energía transportada por la onda. Las radiaciones electromagnéticas se propagan a la misma velocidad en el vacío, distinguiéndose por su longitud de onda. La longitud de onda es la distancia entre dos puntos iguales de una onda.
Dado que los pensamientos viajan en forma de ondas, cada uno de ellos lleva una energía, proporcional a su frecuencia. En la escala de emociones, se asocian las emociones armónicas a altos niveles de energía, y las inarmónicas a bajos niveles de energía. Un ejemplo claro de esto es revisar cómo te sientes cuando estás alegre y cuando estás deprimido, el contraste energético resulta evidente.
Constantemente estamos emitiendo una radiación, y el nivel de energía de esta radiación que emitidos a todo nuestro entorno y vida, se corresponderá con el nivel frecuencial medio de nuestros pensamientos.
Otro punto clave que tenemos que añadir a esta información, es la resonancia.
Cuando dos sistemas oscilan a distinta frecuencia hay una fuerza impulsora llamada resonancia que hace que ambos se transfieran energía. Cuando dos sistemas sintonizados de manera parecida vibran a diferentes frecuencias, hay otro aspecto de esta transferencia energética llamado arrastre, que hace que tiendan a alinearse y vibrar en la misma frecuencia. El arrastre o sincronización es el proceso por el que las cosas alinean su movimiento y su energía, compatibilizando su ritmo y fase.
Por lo tanto, una conclusión posible sería que nuestra vida es el resultado de las frecuencias con las que nos hemos estado alineando, y ésta depende del nivel medio de pensamientos que hemos tenido. La buena noticia (y el reto) es que podemos controlar el nivel frecuencial de nuestros pensamientos, y encontrar aquí la clave para empezar a cambiar nuestra experiencia de vida desde nuestro interior.
Continuamente buscamos respuestas y responsabilidades en el exterior, y empieza a resultar obvio que eso no funciona, no es útil. Pronto, empezaremos a darnos cuenta de que la única vía eficiente para solucionar esas cosas que nos provocan sufrimiento, es la vía interna. Conocernos, aceptarnos y limpiarnos de todo lo que no nos sirve. Éste es el auténtico perdón del que grandes personajes nos han hablado siempre. No es una cuestión moral, es una necesidad lógica si lo que queremos es dejar de sufrir nuestra propia ignorancia.
Imagen: Kuko Baez