El Rapto
Por Micaela Perez Rivaben
Cuando tenía 12 años viajé a Grecia con mis padres. Rápidamente se hicieron amigos de una pareja recién casada y no pararon de hablar entre ellos cuatro durante los siguientes quince días. Todo les parecía hermoso y de todo necesitaban mi aprobación: “Andrea, mirá esto”, “Andrea que hermoso aquello ¿no?”, mi respuesta siempre era un sí y una sonrisa forzada.
Mi suerte cambió cuando en Patras conocí a Talos. Él tenía 16 años y trabajaba con su papá en el puerto. Le encantaba trabajar con él porque le contaba historias antiguas griegas. Un atardecer, mientras mirábamos el mar sentados en unas piedras me contó la historia de una ninfa, que según él me dijo, se parecía a mí.
Perséfone era hija de Zeus, el Dios de Dioses; y Deméter, la diosa de la tierra y la agricultura. Hades era su tío y el dueño de los infiernos y se había enamorado de ella. Un día, como cualquier otro, Perséfone, sus amigas y sus tías Atenea y Artemisa fueron de día de campo. Cuando estaban recogiendo flores, Hades abrió la tierra y la raptó. Deméter su madre, estuvo buscándola durante mucho tiempo y trató de recuperarla, pero ya era imposible. Gracias a su padre y la perseverancia de su madre, Perséfone vive 6 meses en los infiernos y 6 meses en tierra, donde las plantas florecen y los colores son vivos y alegres; pero al tener que volver con Hades la tierra se cubre de nieve, las plantas mueren y todo se ve oscuro y triste.
Han pasado ya 20 años de mi viaje. Ahora vivo en Italia, estudio Arte y nunca más supe nada sobre Talos. Hoy, mi curiosidad me llevó a visitar la Galleria Borghese y aquí me encuentro, frente a “El rapto de Prosperina” de Gian Lorenzo Bernini. Una escultura hecha en mármol, reflejo de la historia de Perséfone. La escultura, a pesar de estar realizada en ese material tan frío y rígido es completamente pasional. Se observa la desesperación de la joven y el ímpetu con el que se quiere desprender de su tío. Su mano haciendo fuerza sobre su cara, la piel de él estirada. También las manos grandes y seguras del hombre sobre sus muslos y su cintura. Los pliegues de las telas, tan reales, con esa característica barroca. La obra fue realizada por el escultor entre 1621 y 1622 y es un claro referente de período barroco, aunque con un refinamiento propio del Manierismo…¿Qué será de la vida de Talos?.