Praga: paseo por su arquitectura e historia
Por Jose Rasero
Dejaos llevar por su belleza mágica, de dibujos animados, de cuento encantado, todo el tiempo que podáis o un fin de semana que tengáis libre. Sí, cierto, es una ciudad atestada de turistas, pero, en fin, turistas somos todos y además, no sé por qué extraña razón, la gran masa de visitantes limita su presencia a un determinado recorrido. Cuando veáis este -que hay que verlo- salíos de él, y a perderse…
Una ciudad muy viva
Conoceréis entonces el pálpito del día a día de esta urbe. Os veréis conviviendo con los praguenses (la inmigración está allí todavía en pañales), sus puestos y mercados, los músicos callejeros, los conciertos diarios de música clásica y de jazz, el teatro, las marionetas, y podréis ir saboreando todas las maravillosas sorpresas y enseñanzas que esconden sus calles, plazas, monumentos, museos…
Arquitectura para todos los gustos
La arquitectura es, sin duda, uno de sus grandes atractivos, y lo es por la belleza y la variedad delirante de estilos: románico, gótico, renacentista, barroco, neoclásico, modernista, cubista…
En Nove Mesto, junto al Moldava, nos sorprende La Casa Danzante (un Fred Astaire de cemento abraza a una Ginger Rogers de cristal). Los entendidos la califican de posmoderna y aseguran que la sensación de movimiento de este asombroso edificio de Frank O. Gehry y Vlado Milunic se consigue gracias a las formas curvas del cristal de Ginger frente a la disposición irregular de las ventanas de Fred.
La plaza de la Ciudad Vieja (Staromestké Námesty, antiguo mercado medieval y hoy centro neurálgico del turisteo) es un lugar con aroma a grandes acontecimientos históricos: en su suelo se halla marcado con cruces el lugar de la decapitación de los 27 nobles checos que se alzaron contra los Habsburgo en 1621, aquí tuvo lugar el discurso de Klement Gottwalg anunciando la victoria de los trabajadores en 1948 (Golpe de Praga) y, asimismo, fue aquí donde Vaclav Havel proclamó en 1990 el retorno de la democracia.
Un lugar de ensueño, con sus casas de estilos heterogéneos, presididas por las torres de Nuestra Señora de Týn, toda ella epítome (con perdón) de la extrema diversidad arquitectónica de la ciudad.
En una rápida mirada por la plaza podremos contemplar fachadas renacentistas sustentadas sobre antiguas arcadas góticas, el gótico genuino de La Casa de la Campana de Piedra, el rococó del XVIII en el palacio Golzkinský, la casa de A.Storch.Syn (antigua librería de fachada neogótica que evoca los trabajos de la escritura), la iglesia barroca de san Nicolás, o la casa U Minuty, de estilo renacentista italiano, cubierta con esgrafiados. En el centro de la plaza se levanta un monumental grupo escultórico de estilo modernista que representa al predicador Jan Hus, primer reformador religioso del país, y de enorme trascendencia en la historia del pueblo checo.
El Ayuntamiento (viejo) es una torre cuadrada del siglo XIV y conserva de sus orígenes la fachada del reloj astronómico (punto de aglomeración de turistas). A la derecha de la torre podremos observar restos de lo que fue un palacio neogótico, destruido por los nazis el mismo día del armisticio (último e inútil acto de odio). Los gobernantes de la ciudad decidieron conservar este fragmento como símbolo de la resistencia de Praga contra los alemanes.
Del gótico al modernismo pasando por el cubismo
En la popular calle Celetná veremos La Casa de la Virgen Negra, construcción cubista de 1912. Anteriormente se erigía en el lugar un edificio gótico, cuyo derribo causó gran escándalo. El arquitecto decidió entonces conservar la imagen de la virgen en una de sus esquinas, lo que apaciguó los ánimos de los praguenses. Hoy alberga el Museo del Cubismo Checo (Interesante).
En la Námesty Republiky se levanta un gran símbolo de la República Checa: la Obecní Dum (Casa Municipal). Comenzó a construirse en 1905 en la que era la plaza del antiguo Palacio Real. Es un extraordinario edificio modernista (con influencias neobarrocas y neorrenacentistas) en el que todos los artistas checos de la época dejaron su huella. Se halla unido a la torre de la Pólvora (Prasná brána), última reliquia de las murallas de la Ciudad Vieja.
En la Ciudad Nueva
En Nove Mesto pasearemos por la plaza de Venceslao (patrón de la ciudad y cuarto soberano checo, en el siglo X), un amplio bulevar donde se concentran el mayor número de tiendas, discotecas, cafés con terrazas, palacios, grandes hoteles… de toda la ciudad, con predominio en este caso de los estilos neorrenacentista y modernista. Presidida por el imponente Museo Nacional, construido en 1893, de estilo neorrenacentista, desde el que podremos contemplar la imponente plaza, y en primer término la estatua que representa a Bohemia llevando la corona de un ecuestre San Venceslao. Lugar histórico también: en 1918 se proclamó la nueva República de Checoslovaquia, a la que en 1939 los tanques alemanes harían caer. En 1968 fue ocupada por más tanques, en esta ocasión los del Ejército Rojo, para terminar con la Primavera de Praga de Alexander Dubcek. En este emblemático lugar se quemó a lo bonzo Jan Palach en protesta por la ocupación soviética, y en 1989 una gran manifestación contra la brutalidad policial, liderada por Vaclav Havel y Alexander Dubçek, daba inicio a la Revolución de Terciopelo y a la caída del régimen comunista.
El origen de todo
A todo ello habría que añadir la arquitectura y la historia, importantísima, directamente relacionada con los judíos (barrio de Josefov). Y en el muy posible caso de que queramos conocer dónde y cómo nació toda esta maravilla de ciudad habremos de cruzar el puente de Carlos, adentrarnos en Malá Strana y ascender al Castillo…
Jose Rasero