UN REMANSO DE PAZ Y BELLEZA EN LOS OASIS DE EGIPTO
El tiempo se detiene en estas maravillas de la naturaleza, que se alejan de la vorágine turística
En contraste con la arena del desierto se muestra la espectacular vegetación que define los oasis. Allí el tiempo pasa a un plano secundario, los residentes disfrutan hablando con los visitantes con la amabilidad que les caracteriza y una mezcla de tradición e historia inunda sus calles. Su clima templado hace que cualquier época sea buena para conocer estos paraísos. Te presentamos algunos de ellos:
El Fayoum
Es el más cercano a El Cairo, por lo que su visita es perfecta si se pasan unos días en la capital egipcia. Éste se caracteriza por ser el único oasis artificial formado por un largo canal producto de las crecidas del Nilo. Un enorme lago que en días de tormenta se asemeja al mar, lo que aporta El Fayoum una magia especial. Aquí el viajero puede apreciar que el centro de la ciudad, rodeado de plantaciones de palmeras, es relativamente moderno. Las antiguas norias de agua y las ruinas de origen faraónico y romano están entre los lugares que uno no se puede perder.
Farafra
El más cercano al Desierto Blanco, se distingue por árboles frutales y sus altas palmeras datileras. Su única aldea, que lleva el mismo nombre, se alza sobre las laderas de una colina. Las llamativas fachadas están pintadas de azul para alejar la mala suerte, una muestra de la gran religiosidad con la que viven sus habitantes las tradiciones. Asimismo, cuenta con fuentes termales, perfectas para relajarse al final de la jornada.
Bahariya
Entre las montañas se encuentra el Bahariya, el primer oasis del desierto de Egipto. La tradición todavía está presente en este oasis, pues aún se puede ver que las mujeres conservan su peculiar forma de vestir, adornadas con un aro en la nariz y brazaletes en los tobillos y muñecas. Además, la música y poemas de los moradores, habitantes de esta zona, han sido famosos durante siglos. Son imprescindibles las visitas a las aldeas de Qasr Allam y El-Bawit, así como los manantiales de agua mineral de Bit Mathar y Bit el-Ghaba.
Dakhla
Es también conocido como el “oasis rosa” dadas las rocas de ese color que abundan en el paisaje. Aunque está alejado de El Cairo y Luxor, merece la pena llegar hasta el oasis. Quien lo visite sabrá que ha llegado porque muchos granjeros de la zona llevan sombreros de paja, algo que sólo se puede ver en la zona. Su principal núcleo urbano es Qars, compuesto por estrechas calles medievales en las que sobresale una mezquita de adobe. Un paraíso ideal para los cinéfilos, ya que forma parte de los escenarios de películas más que conocidas como “La guerra de las galaxias” o “Bajo el cielo protector”.
Kharga
A dos horas de Luxor y rodeado de dunas se encuentra Kharga, uno de los oasis más importantes. Siendo más moderno y ajetreado, este edénico emplazamiento todavía conserva el romanticismo del desierto. Su capital es el-Kharga, la antigua Hibis griega, centro del famoso “Camino de los cuarenta días”, una ruta de comercio y de esclavos entre el norte y el sur de África. A pocos kilómetros de la ciudad se puede visitar la necrópolis de el-Bagawat, con un centenar de capillas; los templos de Nadura y las ciudades fortificadas de Darb el-Sindadiya y el-Deir.