PRODUCTOS LIGHT, NO TE LO TOMES A LA LIGERA
Los productos light han despertado a lo largo de su existencia tantas suspicacias como esperanzas entre los investigadores y consumidores, al grado de que a pesar de que las técnicas de reducción calórica llevan décadas en el mercado, se siguen realizando estudios para desmitificar aquellas bondades (o defectos) que este tipo de alimentos tienen.
Por Daniela Medina
El primero y más grande de ellos es la creencia extendida de que los productos ligeros adelgazan, lo cual es un mito. “Lo light muchas veces no refleja la ausencia de calorías ni la posibilidad de abusar de ese producto sin ningún peligro.
Se puede ser obeso aunque comas todo light”, dijo el endocrinólogo Camilo Silva al diario español ABC a inicios de este año.
Por definición, los alimentos light, son aquellos cuyos componentes se han modificado, ya sea porque tienen menos hidratos de carbono, azúcares o grasas, y por lo tanto su aporte calórico es menor, no así inexistente.
Por ello, con frecuencia, se consumen en exceso, con el consecuente incremento de peso, incluso mayor que si se hubieran ingerido los productos convencionales. La recomendación ante ello es tomarse el tiempo de fijarse en las etiquetas, pues resaltan los contenidos de calorías por porción y en ocasiones un mismo envase contiene hasta cinco porciones.
Asimismo, es importante tomar en cuenta el resto de la composición nutricional, que incluye las grasas, proteínas e hidratos de carbono, que también aportan un consumo energético, para así no sobrepasar la cantidad de calorías recomendada, que aunque depende de la edad, peso y sexo de cada persona, suele ser de unas 2.000 calorías para hombres y 1.800 para mujeres.
Para aclarar el proceso de reducción de calorías nos tenemos que remontar a 1897 cuando se descubrió la sacarina, una sustancia 300 veces más dulce que el azúcar pero sin el aporte energético, que sirve además, desde hace ya varias décadas que se sofisticaron los procesos, además como sustituto y remedio para aquellas personas diabéticas que no podían consumir azúcares. Con el tiempo se han descubierto otros edulcorantes como al aspartame, el acesulfame K, la sucralosa y la steviosida.
En cuestión de grasas, cuando se le quitan o reducen a determinado alimento se usan compuestos del grupo de los carbohidratos y proteínas para compensar y dotarles de la jugosidad y textura que perdieron durante el proceso.
Por ejemplo, para la Unión Europea un comestible ligero es aquel que redujo su contenido de uno o más nutrientes en un 30 por ciento en comparación con el alimento original, en la mayoría de los casos, las grasas o azúcares. Aún así, un producto bajo en grasas puede tener altos niveles de azúcar, o viceversa, lo que no garantiza entonces una reducción en las calorías. Otra de las clasificaciones es la que se ostenta sólo como “baja en calorías” o “de bajo valor energético”, la cual no debe de pasar las 40 kcal por cada 100 g, en caso de los sólidos, y de 20 kcal por 100 ml, en los líquidos. Aquellos que dicen no tener calorías, ofrecerán entonces únicamente 4 kcal por 100 ml. Otro error común es el creer que por el hecho de que un producto se ostente como light, y aunque efectivamente reduja su porcentaje calórico, no significa que éste sea bajo, tal es el caso de los chocolates, mermeladas, cajetas o miel maple, esto debido al contenido elevado de grasas saturadas y azúcares que por naturaleza poseen.
Una vez que quedó claro que todo en exceso es malo, y aunque exista una reducción calórica no significa que lo light adelgace, otro de los inconvenientes de basar una dieta en estos productos es la falta de nutrientes esenciales para tener una buena salud. Por ejemplo, no se puede prescindir totalmente de las grasas, pues junto con ellas vienen vitaminas liposolubles, como la A, D, E y K, que resultan indispensables para algunos procesos del cuerpo como el fortalecimiento del sistema inmonulógico, ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y problemas en la coagulación, así como a actuar como antioxidante. Entonces, es importante no sustituir por completo alimentos ricos en vitaminas, por ejemplo, los lácteos y cereales, con sus versiones dietéticas.
Por otro lado, mucho se ha cuestionado sobre si el aspartame es un aliado o enemigo de la salud, lo cual depende de la sensibilidad de cada persona a la fenilalanina y el ácido aspártico, en lo que se convierte el adulcorante una vez que es digerido. Si en los antecedentes familiares existe fenilcetonuria, una enfermedad hereditaria que impide metabolizar el aminoácido tirosina a partir de fenilalanina en el hígado.
En general para las personas sanas y con un peso adecuado es innecesario acudir a todo tipo de alimentos light, sin embargo, para aquellos que necesitan controlar la cantidad de grasas y azúcares en su dieta diaria, pueden ser una opción, sin embargo, la reducción de porciones y con cocinar de manera adecuada (por ejemplo, alimento asados en lugar de fritos) se puede reducir tal ingesta de los nutrientes que perjudican su salud, y que además, generalmente son más costosos.
A comienzos de este año, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de España publicó un informe en el que evidencia que muchos de los productos que se anuncian como light, en realidad no siempre contienen pocas calorías. En tal estudio, además incluye una serie de recomendaciones para sustituir dichos artículos de dieta por por alimentos “convencionales”, por ejemplo, los aperitivos como las palomitas y las papas fritas, se pueden cambiar por apio, zanahoria, jitomates, pepinillos y frutos secos. Otro caso es el de la mantequilla, en el que sí es notoria la reducción de calorías en su versión light, aunque al inevitablemente contener grasas saturadas, siempre es más recomendable inclinarse por aceite de oliva, el cual es más saludable pese a tener mayor contenido calórico.
La investigación de la OCU también señala que en los quesos también se obtiene una reducción de calorías significativa, pero siempre será más sano un queso fresco. El ketchup, la mayonesa y sobre todo algunos aderezos con base en ésta que se usan para preparan ensaladas pueden cambiarse por vinagretas de aceite de oliva o vinagre, o alguno cuya base sea el yogurth.
El consejo generalizado de los expertos es llevar una alimentación equlibrada, que no sobrepase el límite recomendado de calorías según el sexo y edad de la persona, para no consumir más de las que el cuerpo necesita, mucho más si no se realiza actividad física para contrastar. Prestar atención a las etiquetas y comprender que algunas veces un envase incluye más de una porción, por lo que hay que hacer una multiplicación.
A pesar de que el aporte calórico se reduzca en un 30 por ciento, hay alimentos que por su naturaleza incluyen grasas y azúcares. No conviene confiarse de los señalamientos de “cero azúcar”. La versión “normal” de los alimentos será generalmente más sana (a excepción de los refrescos y golosinas, que como señalan los estudios, son comestibles totalmente prescindibles) aunque tenga más calorías, sólo es cuestión de racionar y no comer en exceso. La mejor clave para quemar calorías siempre será el ejercicio físico.