Rafael Marín: “La Ciencia Ficción es un reto para el lector; la Fantasía, no”
Pedro Pablo g. May (EFEfuturo).- ”La Ciencia Ficción es un reto para el lector y exige su complicidad para disfrutarla; la Fantasía, no”, explica en entrevista a Efe el escritor, traductor, guionista de cómic y profesor Rafael Marín, cuya novela “Lágrimas de Luz” está considerada como una de las mejor escritas del género en España.
“Paradójicamente, cuando se publicó por primera vez en 1984 tuvo unas ventas horribles”, reconoce el autor gaditano, “pero fue reivindicada por el fandom a posteriori…, en general lo mismo que ha ocurrido con la mayor parte de mi obra”.
Autor de numerosos textos propios y traducidos, Marín afirma que “leyéndolas años después, hay novelas mías que no reconozco, como si las hubiera escrito en plena posesión mística, como si alguien me las contara y me limitara a transcribirlas”.
Algo que puede tener que ver con su forma “un tanto anárquica” de escribir “porque me pongo delante del ordenador y hago mil tonterías, comentando en el Facebook, viendo videos de Youtube, repasando blogs…, hasta que, cuando estoy agotado, de pronto me viene la inspiración y me salen cinco o seis páginas seguidas; es agotador y poco recomendable pero a mí me funciona”.
Para Marín, la Ciencia Ficción es “tan difícil de escribir como de leer” pues “requiere un esfuerzo intelectual”, mientras la Fantasía es “mucho más sencilla, yo suelo describirla irónicamente: unos señores luchan contra unos orcos y acampan, luego se encuentran un águila gigante y acampan, luego visitan a un brujo y acampan…, y así sucesivamente.”
En todo caso, el género “tiene un techo y es muy bajito” porque “te obliga a la originalidad constante y es muy complicado descubrir una cosa nueva en cada título”, por lo que las sagas o series de novelas “ahora tan de moda, pierden enseguida el misterio y el sentido de la maravilla”.
A lo largo de su carrera, Marín ha publicado libros alternando ambos géneros del Fantástico, aunque en la actualidad “me he alejado progresivamente porque me interesa la literatura en general.”
De hecho, ahora espera la próxima publicación de una novela juvenil policíaca, además de la reedición de Juglar (2006), mientras escribe una nueva obra sobre cuyo contenido guarda el más estricto secreto “para no gafarla, como ya me ha sucedido antes por hablar antes de tiempo”.
Junto con ´Lona de tinieblas´ (2013), en su opinión es precisamente Juglar su mejor novela: la historia de Esteban de Sopetrán, un “truhán redomado”, juglar y conocedor de artes mágicas que resucita durante un día a Rodrigo Díaz de Vivar, Mío Cid, para que gane su última batalla.
La novela quedó finalista del Premio Minotauro que ese año ganó Javier Negrete con “Señores del Olimpo” y “me molestó muchísimo, porque yo había puesto ahí todo lo mejor de mí”; de todas formas, fue publicada por la misma editorial y poco después recibió el Premio Ignotus, “lo que me hizo mucha ilusión”.
Marín reconoce que “los tebeos son una de mis mayores influencias literarias, especialmente ‘Príncipe Valiente’ de Hal Foster, y gracias a ellos comprendí que quería ser escritor”.
Por ello también ha escrito numerosos guiones de cómic, entre los que figuran los del primer grupo de superhéroes exclusivamente español, Iberia Inc., aunque ”por desgracia no obtuvo el resultado que esperábamos el dibujante Carlos Pacheco y yo, pese a que fue uno de mis mejores momentos creativos”.
En este campo, uno de sus principales logros fue trabajar con Marvel Comics: una experiencia “inolvidable porque era chulísimo escribir los diálogos de ‘Spiderman’ o ‘Los Inhumanos’” pero que “terminó mal” por la “censura brutal y absurda que me aplicaron en ‘Los Cuatro Fantásticos’, donde me acusaron de sexista y hasta eliminaron los puros que fumaba La Cosa”.
Pese a ello, recuerda con orgullo que “sigo siendo el único autor europeo no inglés que ha trabajado con ellos”.