Welcome to New York de Abel Ferrara
Por Mónica Maristain
“Hablar de Jarmusch y Abel Ferrara y ninguna mañana rara” solía cantar Andrés Calamaro en “Mi funeral 11”, una de las poderosas canciones de probablemente su mejor disco, El salmón.
Efectivamente, hubo una época en que el neoyorquino nacido en 1951 en el Bronx era tema obligado de los cinéfilos y no tanto.
Una porque se había convertido en el rey de Nueva York merced a unas películas sin concesiones y profundamente atractivas; la otra porque su personalidad “deforme” en el mejor sentido provocaba debates interminables, de lo más entretenidos.
Como aquella vez que dijo que ya que estaban entre nosotros por qué no dejar que los narcotraficantes laven dinero financiando películas.
A pesar de su formación católica, sus ideas en torno a las adicciones y su cine de raíz violenta lo convirtieron en una criatura inquietante y revulsiva para el stablishment.
A no dudarlo, Abel Ferrara no es la persona favorita de mucha gente, no obstante lo cual filmes como El rey de Nueva York y El funeral son muestra clara de su talento como director. En ambas trabaja su actor fetiche: Chistopher Walken.
EL REGRESO DE UN PROVOCADOR
En el Festival de Cannes, Abel Ferrara ha vuelto por sus fueros, cimbrando el ambiente con Welcome to New York, el filme inspirado en Dominique Strauss Kahn, el ex líder del FMI destinado a ser el próximo presidente de Francia y que truncó su carrera política acusado de lascivia y ataques sexuales contra las mujeres.
La película, que se estrenó el pasado 17 de mayo sólo en Internet, está protagonizada por Gerard Depardieu, quien junto a su compañera de reparto Jacqueline Bisset acudió al festival de cine más importante del mundo para defender el polémico biopic.
“No es porno en absoluto, para que sea porno tienes que ver una gran polla levantada así (brazo en alto)”, dijo el famoso actor galo.
“Nunca me cuestioné la moralidad de mi personaje. Lo que vi es que este hombre no es como yo en absoluto, pero puedo entenderlo. Y puedo entender cómo se vuelve cada vez más y más loco”, agregó el francés de 65 años, la misma edad que el político que encarnó en el filme de Ferrara.
Gérard Depardieu en Cannes, 1994.Foto Wikimedia
El actor con más caché de Francia cobró solo 100 mil euros por la interpretación de un hombre al que desprecia profundamente. No lo esconde y se ofreció a rodar gratis.
A su lado, la británica Jacqueline Bisset encarna -con pseudónimo- a la influyente y acaudalada periodista Anne Sinclair, entonces esposa de Strauss-Kahn, correcta en un papel al que a última hora renunció Isabelle Adjani.
“Sentí que la historia es una historia universal” en la que el director “nos dio mucha libertad”, comentó la intérprete, que se llegó a meter en la piel a un punto que sentía estar casada con su compañero de reparto, dijo.
El reciente trabajo del cineasta neoyorquino llega en formato de VOD (video bajo demanda) a Francia, Alemania, Italia, los países de Benelux, Estados Unidos, Canadá y España.
Se trata de una decisión comercial de la productora Wild Bunch para una película “arriesgada”, según han explicado a Efe fuentes de la distribuidora española Vértigo, en la que también han influido las presiones y falta de apoyos que han sufrido tanto en la financiación como en la difusión en Francia.
El guión da cuenta de la agitada vida de Dominique Strauss Kahn y de su arresto en mayo de 2012, después de que una limpiadora de un hotel de lujo de Nueva York lo acusara de intentar violarla, originando un escándalo político de proporciones mundiales y que aún hoy genera controversias.
El ex dirigente del FMI encontró en las mujeres su talón de Aquiles y con ello puso en riesgo fatal su exitosa vida en lo más alto del poder es una de las posibilidades. La otra es que sus enemigos hayan armado el affaire con la mucama para truncar su paso firme al Palacio del Elíseo. Hay quienes creen que se trata de las dos.
LA PELÍCULA NO HA GUSTADO A DSK
Si es Ferrara, hay escándalo. Si es Dominique Strauss Kahn, el escándalo se multiplica. El filme Welcome to New York promete muchos ríos de tinta y, por supuesto, grandes expectativas que no harán más que llevar a la gente a buscarla en la red, salvando así la inversión de los productores.
Por lo pronto, la película no ha gustado al ex director gerente del Fondo Monetario Internacional, quien según anunció su abogado Jean Veil a la emisora de radio Europe 1, interpondrá una demanda judicial por difamación.
Veil afirmó que su representado considera que Abel Ferrara ha vuelto a poner de relieve viejas acusaciones de violación que el acusado siempre negó y, por si fuera poco, tiene una profunda raíz antisemita.
Según el abogado, el hecho de que la película no mencione al político por su nombre no exime de responsabilidad a sus creadores, pues en varias entrevistas dejaron claro que el largometraje se centraba en el caso “DSK”.
También Anne Sinclair, ex mujer de Strauss-Kahn, manifestó su rechazo a la película en un artículo titulado “Asco” y publicado el domingo en la edición francesa de The Huffington Post, que ella dirige. “No ataco la porquería, la vomito”, escribió Sinclair, descartando de ese modo una demanda a la justicia, no obstante lo cual consideró que el filme del neoyorquino tiene alusiones a su familia que son “totalmente degradantes y difamatorias”.
NO ESTOY HABLANDO DE LA BIBLIA NI DEL PUTO CÉSAR
A estas alturas, con sus baqueteados 62 años, su pelo blanco en canas y sus infaltables gafas negras, Abel Ferrara parece estar más allá de todo. Sabe, como viejo zorro del cine, que a más polémica, más visionados y nada le gusta más a este provocador nato que estar en el centro del huracán mediático.
“No estoy hablando de la Biblia ni del puto Julio César, dame un respiro. Si no te gusta el calor, no entres en la cocina, tío”, fueron algunas de sus declaraciones en Cannes, donde su película se presentó al margen de la programación oficial, una circunstancia que no le afectó mucho al realizador.
“Siempre hay un teatro donde proyectarla y convocar al público. Ellos son los dueños del festival, que hagan lo que quieran”, afirmó con los hombros levantados y la voz aguardentosa.
El filme que imagina el viaje psicológico que llevó a Strauss-Kahn a una vida de lujuria y autodestrucción, muestra a un Depardieu desbordado, como es costumbre. Se trata de un actor “al que no tienes que decirle nada. Sólo echas la cámara hacia atrás para que su panza entre en el plano”, bromeó Ferrara en su encuentro con la prensa internacional.
De su paso por las drogas y el alcohol le ha quedado al director de Body Snatchers y Bad Liutenant un modo incoherente de expresarse y de moverse, aunque asegura que sus consumos ya son cosa del ayer.
“¿La diferencia entre la adicción y la liberación? No lo sé, estoy en ello. Un adicto no puede drogarse ni beber”, afirma, al tiempo que asegura que no va a poner barreras a su imaginación, aunque lo acusen de antisemita, aunque DSK y su ex mujer sean muy poderosos.
“Son personas que no tienen sentido del humor. He puesto mucha energía en la película y estoy contento con el resultado”, remató.
Ferrara prepara ahora una película que probablemente llevará a la Mostra de Venecia y que relata la vida del cineasta y escritor italiano Pier Paolo Pasolini, al que su novela Ragazzi di vita le acarreó un juicio por pornografía.
“A Pasolini lo llevaron a los tribunales, intentaron destrozarlo en todos los sentidos. ¿Y qué? (…) es un genio, un poeta, un artista (…). Tienes que ser tú mismo”, concluye.
Con información de agencias/SinEmbargo