Budapest, la ciudad múltiple
Por Jose Rasero
Situada en ambas orillas del río Danubio y con casi dos millones de habitantes (un quinto de la población total de Hungría) -lo que la convierte en la novena de las grandes ciudades europeas-, Budapest es el centro de la administración estatal y también sede de la cultura, de las ciencias, de la industria, del comercio y de las comunicaciones de país magiar.
Budapest, una gran urbe
Ribera del Danubio
Dependiendo de qué viaje tenga pensado uno realizar (un fin de semana, pocos días, varias semanas) planificará su estancia en Budapest de una u otra manera. No pretenderé en este artículo emular a las guías turísticas (que muchas y útiles hay, aunque será conveniente fijarnos bien en la fecha en que fueron escritas, y no tanto en la de su edición, para no llevarnos sorpresas) sino dar una visión particular que pueda servir de referencia a quien quiera conocer esta ciudad compleja, histórica, actual, construida, destruida y reconstruida una y otra vez durante siglos.
Lo de gran urbe será algo a tener en cuenta al enfrentarnos a la aventura de descubrir Budapest, ciudad que, dependiendo de la hora, el lugar y el día en que tomemos contacto con ella, puede resultar engañosa.
En el caso de que nos alojemos en un barrio de los considerados poco turísticos (por ejemplo, Ferencváros, en Pest, aunque muy renovado en los últimos años y con bastante que ver, no entra todavía en los recorridos oficiales) y, tras llegar y soltar el equipaje, salgamos a cenar un domingo sobre las 22:00h, nos acerquemos al Danubio junto al puente Petófi y caminemos por esa ribera (oscura, descuidada, solitaria) es posible que sintamos cierta inquietud. Pero con perseverancia, tras recorrer calles desiertas y sin nada que desprenda aroma a vida, conseguiremos dar con un Etterem (restaurante) abierto en el que recapacitar sobre nuestra recién estrenada estancia en la ciudad. Un pollo a la paprika (paprikás csirke) nos ayudará en nuestras reflexiones.
Barrio de Belváros
Mercado Central
Por la mañana (lunes) veremos las cosas de distinta manera. Haciendo parecido recorrido, con las calles ahora llenas de vida, llegaremos al Mercado Central (1897), uno de los mayores de Europa, de estructura metálica y estilo secesión (el equivalente húngaro del art nouveau), con tres plantas y un estimulante pálpito que hará desaparecer cualquier atisbo de la turbación que aún pudiéramos albergar.
Justo a su lado el Puente de la Libertad (antiguo Francisco José I), uno de los diez que comunican las dos riberas de la ciudad (Pest y Buda). Frente al Mercado, Vaci utca, la calle comercial por excelencia de Budapest, que nos conducirá a Vörösmarty tér, de enorme elegancia, donde se halla la histórica pastelería Gerbaud.Muy cerca está el Puente de las Cadenas, quizá el más afamado de todos, que unió por vez primera (1849) Buda y Pest, sustituyendo el antiguo sistema de barcazas flotantes. En la misma plaza Vörösmarty se encuentra también la estación término de la línea 1 de metro (inaugurada en 1896, fue la primera del continente europeo, recuperando el encanto de su origen tras su restauración en 1994).
Vörösmarty
Patrimonio de la humanidad
Esta línea (además de patearse como es debido buena parte de la ciudad, su grandeza hace recomendable moverse por ella mediante los tranvías y el metro, y las estupendas combinaciones que existen, usando algunos de los bonos y tarjetas a disposición de los usuarios) nos llevará directamente a la Plaza de los Héroes, la más grande de la ciudad, inaugurada en 1896, año de la conmemoración del milenio de la unión de las 7 tribus magiares y de la creación del estado húngaro. El monumento del Milenario, el Museo de Bellas Artes y la Galería de Arte conforman un espacio urbano enorme, muy querido por los budapestinos, donde se suelen celebrar los grandes acontecimientos de la ciudad y de la nación.
Justo a su lado una bella y amplia arboleda de sauces llorones ideal para el recreo: el Parque Municipal. En él se concentran una pista de patinaje sobre hielo, el Museo de Agricultura (ubicado en un bellísimo castillo), el Museo del Transporte, el Zoo, el Parque de Atracciones y los Baños Termales Széchenyi.
Parque Municipal
Un coqueto y curioso bar que encontraremos cerca del Museo del Transporte es un lugar excelente para recuperar fuerzas y comenzar a entender por qué en 1985 la UNESCO incluyó gran parte de esta ciudad en la lista de Bienes Patrimonio de la Humanidad. Para tal cometido será muy recomendable pedir un Gulyásleves o Gulash (sopa de ternera). Al tiempo caeremos en la cuenta de que no hemos hecho más que comenzar a conocer Budapest. Nos queda mucho aún de Pest. Y todo -tras cruzar el Danubio y visitar la Isla Margarita– de Buda y Obuda.