Esos libros de los que todo el mundo habla y pocos leen

El año pasado se montó una buena a propósito del artículo ’20 libros que finges haber leído’. Se trataba de una lista norteamericana con novelas que la gente decía haber leído cuando, en realidad, no lo había hecho. No estaría de más hacer una española. Nos llevaríamos bastantes sorpresas.

 

james_joyce_getty.columnas_8Retrato de James Joyce, autor de ‘Ulysses’, el rey de todas las listas de libros clásicos no leídos / Getty

 

Por José Luis Ibáñez Ridao

Book Riot, como indica su nombre en inglés, es una página web que fomenta el alboroto y la diversión a propósito del libro y de la literatura. «Siempre libros, nunca aburrimiento» es su lema. Y cumple.

 

El fenómeno de los libros de
los que todo el mundo habla y nadie
lee se remonta al Renacimiento

 

El año pasado propuso a sus visitantes que completasen una encuesta sobre aquellos libros que presumían de haber leído sin haberlo hecho. Respondieron 828 personas –es una muestra razonable– que confesaron más de 400 títulos. Algunos fueron muy repetidos y conformaron la lista publicada con el explícito título 20 libros que finges haber leído. Fue muy comentada. Incluso en nuestro país. Hace unas semanas, otros medios publicaron también los resultados de consultas parecidas.

Con todo, el fenómeno de los libros que «todo el mundo» debe leer pero que pocos leen no es ni mucho menos reciente.

 

 

Clásicos griegos y Renacimiento

Permítanme que me ponga en «modo pelín pedante». En la Italia del siglo XV, impresores de Milán, Vicenza, Florencia y Venecia intentaron rescatar y publicar clásicos greco-latinos. Es uno de los hechos que se destacan cuando se estudia el Renacimiento.

Entre aquel puñado de impresores se encontraba Aldus Manutius –Aldo Manucio en español–, de cuya Imprenta Aldina, situada en Venecia, salieron algunos de los libros más bellos de todos los tiempos. A su taller se atribuye la invención del estilo tipográfico itálica y del libro de bolsillo. Un genio.

Manutius y sus herederos emprendieron la labor de imprimir los grandes clásicos griegos para evitar su olvido y fomentar su difusión. Y los pusieron de moda. La aristocracia se los quitaba de las manos y no había un noble que no presumiera de su fondo de clásicos.

Una prostituta veneciana del siglo XVI
anunciaba sus servicios asegurando que
siempre llevaba libros encima.
¿Fingía la lectura y los orgasmos?

Cinco siglos después, aquellos libros siguen estando impecables. La mayoría de ellos, según los especialistas, no fueron abiertos nunca. Todos los que presumían de sus esquilos, pausanias, galenos y estrabones no los habían leído.

El ser humano ha cambiado menos de lo que creemos.

En ese sentido resulta muy esclarecedora Una historia de la lectura (Alianza), del escritor, traductor y editor argentino-canadiense Alberto Manguel. Explica, entre otras muchas cosas, que, en 1535, la prostituta veneciana Lucrezia Squarcia anunciaba sus servicios asegurando que «siempre cuento con un libro de bolsillo de Petrarca, Virgilio y, en ocasiones, hasta de Homero». ¿Fingía la lectura y los orgasmos? Chi lo sa!

 

 

Mark Twain y los clásicos

Demos un salto temporal y vayamos al año 1900. Uno antes de la muerte de Victoria del Reino Unido, la reina que dio nombre a la época victoriana, uno de los periodos históricos en los que se hizo de la hipocresía una de las bellas artes.

Aquel año –1900, decía–, el escritor norteamericano Mark Twain aseguró en una conferencia que «un clásico es algo que todo el mundo querría haber leído, pero nadie quiere leer». Fue el equivalente dialéctico a meter un dedo en el ojo a la burguesía más pedante.

La clave de la frase está en «nadie quiere leer», que indica una voluntariedad que desaparece en algunas versiones muy populares de esta cita –por ejemplo, «un clásico es un libro que todos alaban, y nadie lee»–. No es una diferencia menor. «Vale, hablemos de clásicos, pero no pienso leerlos», es el mensaje real. No está mal como retrato de una clase social.

 

 

Las listas y el efecto ‘yo no soy tonto’

La generación de Mark Twain fue la primera que padeció la tiranía de las listas de los libros más vendidos. En 1895, la revista neoyorquina The Bookman publicó la primera. En 1912, Publishers Weekly tomó el relevo y aún sigue haciéndolo.

Las listas de los libros más vendidos actúan sobre tres características psicosociales del hombre contemporáneo: el gregarismo, el miedo al ridículo y la necesidad de aparentar

Era un mecanismo comercial diabólico que, como no tardaron en darse cuenta los editores, disparaba las ventas de los libros que aparecían en ella. Una herramienta de marketing de primer nivel.

¿Cómo funcionaba? Se aprovechaba de algunas de las características psicosociales del hombre contemporáneo: el gregarismo, el miedo al ridículo y la necesidad de aparentar, sobre todo. Cuando un libro ha vendido miles de ejemplares y todo el mundo habla de él, ¿cómo vas a reconocer que no lo has leído?

La cosa se complica cuando los escritores, críticos e intelectuales elaboran sus propias listas con fórmulas que todavía ejercen una mayor presión sobre el pobre lector: «los 10 libros que todo el mundo debe leer antes de morir» o «los 100 libros imprescindibles» en sus distintas variantes. Es el «algo tendrá el agua cuando la bendicen» en versión literaria.

Y claro, el lector en cuestión se pone con el Ulysses de James Joyce, el rey de todas las listas de libros clásicos no leídos, y no llega más allá de la página 40, sumiéndose en la desesperanza.

 

 

Hawking o de cómo vender 9 millones de libros sin que te entiendan

 

Para el ‘The New York Times’,
la ‘Historia del tiempo’, de Stephen Hawking,
es el libro «más abstruso que jamás vendió
nueve millones de ejemplares»

 

El fenómeno de los bestsellers que no se leen completamente cobró un impulso enorme en los años 80 del siglo pasado gracias a dos títulos: Historia del tiempo, de Stephen Hawking (Crítica), y The Closing of the American Mind, de Allan Bloom. Del primero, un artículo del The New York Times aseguraba que era el «libro más abstruso que jamás vendió nueve millones de ejemplares». Vale, hay pocos libros que vendan nueve millones de ejemplares, pero se entiende el mensaje del autor.

Ambos libros fueron los más citados en una curiosa encuesta realizada por algunas de las grandes librerías norteamericanas a finales de aquella década. Preguntaron a sus clientes qué libros recientes habían comprado y no pudieron acabar. Ganaron por paliza los de Hawking y Bloom.

 

Las listas de la discordia

Les decía al principio que la lista de Book Riot es una más de las muchas que británicos y norteamericanos han hecho sobre los libros de los que más mentimos, aquellos que aseguramos que hemos leído cuando ni los hemos abierto o no los hemos acabado.

Veamos los diez primeros de tres de ellas. ¿Coinciden ustedes en alguno de los títulos?

 

Para Book Riot, el año pasado:

1. Orgullo y prejuicio, de Jane Austen
2. Ulysses, de James Joyce
3. Moby Dick, de Herman Melville
4. Guerra y paz, de Lev Tólstoi
5. La Biblia
6. 1984, de George Orwell
7. El señor de los anillos, de J. R. R. Tolkien
8. El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald
9. Anna Karenina, de Lev Tólstoi
10.El guardián entre el centeno, de J. D. Salinger

 

 

El Huffington Post, en el año 2000:

1. Cuentos de Canterbury, de Geoffrey Chaucer
2. La democracia en América, de Alexis de Tocqueville
3. Ulysses, de James Joyce
4. Cuento de Navidad, de Charles Dickens
5. Los versos satánicos, de Salman Rushdie
6. Moby Dick, de Herman Melville
7. Historia del tiempo, de Stephen Hawking
8. La broma infinita, de David Foster Wallace
9. El nombre de la rosa, de Umberto Eco
10. En busca del tiempo perdido, de Marcel Proust

 

 

La revista The Federalist hace un mes:

1. Ulysses, de James Joyce
2. El Príncipe, de Maquiavelo
3. El arte de la guerra, de Sun Tzu
4. Moby Dick, de Herman Melville
5. La riqueza de las naciones, de Adam Smith
6. La democracia en América, de Alexis de Tocqueville
7. 1984, de George Orwell
8. Los miserables, de Victor Hugo
9. El origen de las especies, de Charles Darwin
10. La rebelión de Atlas, de Ayn Rand

Fuera del top ten aparece un libro repetido y famoso en los Estados Unidos, Matar a un ruiseñor, de Harper Lee.

Salvo honrosas excepciones, son libros muy anglosajones. No estaría de más realizar algún estudio con los clásicos españoles: ¿sobre qué libro español miente usted y dice que lo ha leído cuando, en realidad, no lo ha acabado? ¿Qué títulos formarían el top ten?

Me pongo a hacer mi lista mientras me tomo un cafelito.

 

[Zoomnews]

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