Sin humor, la realidad nos aniquila

Por José Antonio Ricondo

tioderafaNo vamos a referirnos a los trastornos del humor en el niño o el adolescente ni a la antigua teoría hipocrática de los cuatro elementos -fuego, aire, agua y tierra-, que mediante los cuatro humores -bilis, sangre, flema y melancolía- conducían a los cuatro temperamentos -colérico, sanguíneo, flemático y melancólico-, teoría que se conservó hasta el final de la Edad Media. Aunque algo tenga que ver con esos humores, lo vamos a hacer sobre el humor, esa forma de mostrar, analizar o explicar la actualidad, la existencia, destacando la situación bufa, placentera o estrambótica de lo que nos pasa a los seres humanos.

Se le atribuye a Friedrich Nietzsche (1844-1900) la frase de que “la potencia intelectual de un hombre se mide por la dosis de humor que es capaz de utilizar”. Viniendo de un pensador contemporáneo, de los más prestigiosos desde el siglo XIX, tampoco está nada mal. ¿Lo diría porque el humor te da poder, poder de espantar hasta los propios fantasmas?, ¿porque deja todo el poder a las endorfinas?

 

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Eran los años 60’ y 70’, Mingote, siempre crítico, facilitaba la poesía. Con él, las dificultades filosóficas marchaban simultáneas a las faenas habituales. Tampoco, Antonio Fraguas, Forges, le iba a la zaga, realizando  una grotesca y desgarrada sátira deformante del uso en el lenguaje de los protagonistas de sus viñetas como en su muestra externa, en la que uno siente apreciar generalmente una fisonomía igual, además de estar comunicando la pareja de figurantes una condición que ambos dan por entendida:

 

forgesLa Ley de Prensa (1966) de Fraga Iribarne sojuzgaba y agarrotaba al país aún más que el estado de alarma por el aumento de los conflictos laborales y de los movimientos de una oposición amordazada.

 

El humor es la mejor medicina para el alma…, y para el cuerpo. El humor equilibra el propio ser y a su entorno. Lo mismo que, volviendo a la teoría hipocrática desde la antigüedad a la Edad Media, de un equilibrio entre los cuatro humores citados dependía la salud. Estoy convencido que no solo de la humana, sino de todo ser vivo, así como de que en los mismos temperamentos se presentan transformaciones esenciales y conductuales.

Por eso, es vital la rehabilitación del orden y estabilidad en los humores según la ley natural. Si no, enfermamos individual y socialmente. Lego en la materia, me pregunto si esta teoría medieval puede sostenerse ahora. ¿Tanto hemos cambiado?, ¿tan atrevido fue el sabio griego Hipócrates, padre de la medicina? Porque ahora sí se da por sentado, ya desde Iván Pávlov, la relación íntima entre la fisiología y la psicología.

 Cómo afectan y se ayudan una buena salud del alma y una buena salud del cuerpo es un dato probado que nadie discute. Esa fina correspondencia entre los dos ámbitos llega a unificar a ambos en uno solo. El élan vital del filósofo francés Henri Bergson, esa fuerza o impulso vital fruto de la conexión de las esencias vegetativa y sensible con la entraña racional, debe observar y desempeñar toda la colección de los papeles anímicos y fisiológicos del ser humano.

 

nertEl muerto fingido (1902), en la publicación alemana Simplicissimus

 

Si no sabemos vivir, cómo vamos a ser capaces de saber morir. La muerte es un tabú en nuestra cultura. Parece que siempre se mueren los demás, por el momento. Y es verdad. Lo cruel es que echamos a nuestra trastienda cerebral que, como aún no nos ha tocado a nosotros, es un asunto intratable. El chivo expiatorio es el finado, sacudiéndonos el muerto de encima. Y así, el humor, que es una cosa muy seria, nos ayuda incluso a pasar ese mal trago.

Bien podría, en este sentido, venir a cuento el falso epitafio Perdonen que no me levante del que se afirmó que presidía la tumba de Groucho Marx, cuando la realidad es que fue incinerado. Pero también hubiese sido propìo del genial actor, humorista y escritor.

Si volvemos a Mingote, recuerdo una viñeta de este maestro del humor en la que en una visita turística a unas ruinas romanas, le decía una americana toda emperifollada a su marido: “-No comprendo cómo podían vivir así los antiguos”. No hacían falta comentarios. Ya estaba todo dicho. La sátira hablaba por sí sola. Como en la siguiente, en donde podría decirse que las palabras, en este caso los títulos, pueden salir, y de hecho es así, de las ocasiones más inopinadas:

 

rgChiste publicado en Blanco y Negro

 

De cualquier manera, el humor no cambia esencialmente a lo largo del tiempo. Siempre tiene sus constantes, como constante es el humor por países, a la vez que diferentes unos de otros. No es lo mismo el humor andaluz, cuya forma de expresión, a pesar del contenido, es lo que le da la gracia. O el humor inglés que se sustenta en la mordacidad y quizás sea el paradigma del humor o el humor por excelencia, por ser de los más inteligentes, por ser un humor difícil, no facilón. Es un humor exquisito, malicioso y sutil.

Además, al ser una constante en el tiempo, podemos ver una viñeta de tiempo atrás, a la que cambiándole el aspecto de sus protagonistas, se podría fatalmente actualizar. Es lo que sucedería con la siguiente:

 

dcLa situación en Italia, Honoré Daumier (1808-1879). Una crítica irónica para un semanario alemán

 

Importaría menos saber de qué conflicto trata esta caricatura de este perfeccionista, escultor, pintor y dibujante francés. Pero otra prueba más de las constantes en el humor es que esa viñeta, cambiando la indumentaria y el armamento, se puede extrapolar actualizándola. Se puede advertir quién ha tomado asiento y sobre qué o quién. Ahora, ¿quién está dando un golpe de estado económico o quién sienta sus reales en Italia, Grecia, España y Europa en general?

Con independencia de no hacer historia del humor desde sus orígenes por falta de espacio y no ser el momento, solo citaré a Aristófanes, comediógrafo griego, nacido en el siglo V a.C., e importante indicativo de la vis cómica y anteriormente a las civilizaciones mesopotámicas, precolombinas o egipcias. En este sentido, Gaya Nuño en La caricatura -Enciclopedia Rialp- demuestra que se han encontrado papiros en donde se caracterizan varios animales -el mono, el asno o el león- tocando instrumentos en un medio pomposo. También se ha hallado un cuadro en el que un gato regala un loto a una rata que está sentada en el trono.

Así que la historia del humor es larga, desde que el hombre pone el pie en nuevo planeta habitado sola y tranquilamente, en silencio, únicamente roto por los bramidos animales y por el zumbido de los grandes árboles azotados por vientos a veces huracanados. Desde que su inteligencia quiere decir algo y no lo dice directamente -aunque a veces sea cómico hacerlo así-, sino dando “a entender lo contrario de lo que se dice”, que esa era la definición de ‘ironía’, cuando estudiábamos el bachiller; un poco alicorta, la verdad, porque ¿hasta qué punto cuando el niño le dice a su madre que no ha tomado azúcar, por ejemplo, y así ha sido, está ironizando?

Hoy, como ayer, como hace milenios, se sigue haciendo humor. Es difícil ‘reducir’ en una viñeta un pensamiento que, por escrito, llenaría más de un folio. Muchos, todos los días en los diarios.

 

bbEl autor de cómic Alfons López, censor del establishment, de los grupos dominantes

 

El que utiliza la ironía, creo, debe de estar riéndose mucho por dentro, y no creo que la situación del niño ante la reprimenda sea de risa, más bien de pánico. O cuando Tráfico te para y te dice el agente con cara de mus: -¿Es que usted no ha visto la señal de limitación de velocidad? Y una conductora contesta con una risa algo siniestra: -Es que me daba el sol de frente. A su vez, atónito y con cara de pocos amigos, replica la autoridad: -Pero, ¿se ha fijado bien en donde se encuentra ahora mismo el sol? Está a su espalda…

Presa del pánico, le intenta argumentar su desorientación y su risa en medio del espanto: -Ay, perdón, es que me río por culpa de los nervios. Cuando empieza a preparar la retirada del carné, al copiloto le dan unas ganas locas de decirle al sargento: -Póngale otra multa por ponerse nerviosa. Es decir, si dijo lo contrario a la realidad, así, sin más, no es ironía; es culpa de los nervios.

En fin, el humor florece más en las crisis, y nos ayuda a espantar a los monstruos, a suavizar reacciones indeseables y a tener buenos hábitos de salud corporal y, sobre todo, mental. Ríanse amigos, es gratis y es la mejor droga, la mejor terapia. Yo se lo aseguro, aunque ustedes ya lo sabían. ¿A qué esperamos para mover los risorios?

 

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El historietista Manel Fontdevila desde muy joven -15 años- comienza su carrera cooperando con colectivos ecologistas y asociaciones de vecinos

 

 

 

 

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