En más de una ocasión se le ha considerado la voz de Youtube en España. Mago, doblador, poeta y por supuesto nos consta que una gran persona. Alberto, estudiante de ingeniería, cuenta con una comunidad de más de 20.000 seguidores y dirige el canal AlbertoEsFeliz.

 
 

 

R: A decir verdad, sin darme cuenta. Yo ya publicaba vídeos cuando se nos empezó a denominar vloggers. Por poner un ejemplo, es como si en una ciudad en expansión se le pregunta a un nativo por qué se fue a vivir allí, en realidad él ya estaba en ella desde el principio. YouTube se fundó en 2005 y en 2006 yo ya me encontraba en esta plataforma. Creo que fue a partir de 2007 cuando empezó a ponerse de moda la creación de contenido original, es decir, vídeos de autor hechos por ti mismo y no grabaciones de tu mascota haciendo el traste, por ejemplo. Así que mi aventura fue más bien una casualidad.

R: Mi manera de ser apenas ha cambiado desde entonces, soy el mismo Albertito de siempre: teatrero, disparatado y romanticón, jajaja. Pero sí que he cambiado a nivel de madurez personal y también se refleja en mis vídeos, antes hacía doblajes caseros buscando el chiste fácil y ahora recito poemas buscando transmitir sensaciones. En su momento esta afición fue mi refugio en una mala etapa de mi vida, de ahí a mi actual sobrenombre AlbertoEsFeliz, de la superación de esa mala racha. A nivel profesional claramente me ha aportado muchísimo, sobre todo en la parte del currículum donde van tus aptitudes, competencias y valores añadidos, como se llama en recursos humanos. Sin duda ha hecho que no tenga miedo alguno a hablar en público, a saber encajar bien una crítica y a no dudar de mí mismo cuando creo en una idea mía.

R: ¡Uf! Es una larga historia. En su momento tuve un bajón emocional que me afectó mucho, entre otras cosas para estar bien centrado en mi carrera de ingeniería de telecomunicación que era lo más importante. La solución para quitarme el ruido interior de mi cabeza y volver a rendir en mis estudios universitarios fue tener mi mente ocupada. Por eso, cuando iba en el transporte público y mis pensamientos se empezaban a llenar de tormentas buscaba la calma memorizando poemas o practicando trucos de magia con mi baraja de cartas. Ponerme la meta de compartir todo eso en YouTube me obligaba a olvidarme de lo malo y estar cultivando mis aficiones de modo que cuando lo fuese a publicar en vídeo, tuviese la suficiente soltura para no hacer el ridículo en Internet y no avergonzarme de mí mismo. El planear un vídeo era la terapia perfecta para dejar atrás un lastre y así ser eficiente en mi dedicación académica. Me liberaba.

R: ¡Por supuesto! Sin duda alguna. Yo soy ejemplo y testigo. Mi propia vida es un truco de magia, como el mito del ave Fénix, que resurgía de sus cenizas. ¿Quién me iba a decir que de mi peor estado anímico iba a sacar la mejor versión de mí? Ni yo mismo me lo creería, pero aquí estoy, ¿no?, soy de verdad, o eso creo, jajajaja. Pienso que los sueños se cumplen si crees en ellos, pero claro, lleva tiempo hasta que se hacen realidad, es cuestión de paciencia, ¡pero la magia existe!

R: ¡Desde luego! Mi objetivo era igual que el del movimiento «Abrazos gratis», en el fondo quien daba el abrazo era el que más necesitaba recibirlo. Suele ocurrir que en un mal día, si eres amable con alguien, éste te devuelve su agradecimiento provocando una retroalimentación en ti muy positiva, y en realidad la otra persona sólo responde a tu trato inicial, pero te ayuda a mejorar tu estado de ánimo. El hecho de recibir mensajes en Twitter diciéndome «acabo de encontrar tu barquito en un parque, me has alegrado el día, gracias» era sin duda el mejor regalo que podía recibir, ¿cómo no iba a estar feliz entonces? Una vez acabé llorando de alegría cuando las enfermeras de un hospital me escribieron un e-mail contándome que los niños que estaban en planta jugaban a hacer lo mismo a partir de ver mi idea. Imagínate…

R: Pues no lo sé, como bien dices, no hay una receta para esto. Quizá, más que en el qué la clave está en el cómo. Creo que en mi caso, más que aportar mucho lo que hice fue molestar poco, jajajaja. No es que yo tenga tanta acogida, pero al menos la gente que me sigue no se aburre de mí. Y en general, que te guste lo que hagas es fundamental, más aún, que hagas lo que te guste, porque sólo así serás capaz de hacer disfrutar a quien te ve. Por ejemplo, ¿quién iba a decirme que la poesía iba a tener tanta acogida en los tiempos que corren y en Internet?, pues tengo el orgullo de que en YouTube se me haya reconocido por eso. Supongo que por la pasión que intento ponerle (porque me gusta muchísimo) es cuando hay alguien que descubre al maestro Benedetti y decide quedarse y suscribirse a mi canal. Para mí uno de los mayores piropos fue recibir mensajes de profesores de literatura diciéndome que les ponían mis vídeos a sus alumnos para demostrarles que la poesía en lengua hispana también es «cool», jajajaja. En todo caso, procura aportar algo que tenga valor, para insultar la inteligencia de la gente ya está la televisión con sus programas de cotilleos.

R: Mi carrera se encamina hacia el mundo de la tecnología, como ingeniero de telecomunicaciones me gustaría dedicarme a la investigación, y entre mis principales ambiciones me decanto por la seguridad informática y lo que tenga que ver con algoritmos de encriptación. Sobre todo me apasiona el área de codificación digital y tengo proyectos en mente para profundizar más en este campo y buscarle aplicación en eficiencia energética y desarrollo sostenible, que son otras de las disciplinas a las que me gustaría dedicarme. Por otro lado mis proyectos artísticos, por así decirlo, están en un segundo plano pero en cuanto pueda tengo planeado formarme profesionalmente en una academia de doblaje y quizá actuar como mago en algunos pubs los fines de semana. De todas formas, no quiero perder mi costumbre de hacer mucho deporte y entre mis objetivos se encuentran el llegar a correr maratones y competir en torneos de ajedrez. Dicho esto, debo confesar que me enerva la gente que dice que se aburre, jajajaja, ojalá pudiera robarles su tiempo perdido para tener más horas al día para mí.