Ana Falú :“No podemos permitir que las mujeres vuelvan a encerrarse en sus casas por la violencia urbana”
Más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y este porcentaje alcanzará al 60% en 2030, según datos de Naciones Unidas. “Hasta ahora la planificación urbana ha sido neutra, no se han tendido en cuenta las necesidades de las mujeres”, dice Ana Falú, responsable del Grupo de Género de la ONU-Habitat, una nueva iniciativa dada a conocer semana pasada en Madrid que aglutinará el trabajo de universidades y centros de investigación de todo el mundo.
La semana pasada se celebró en Madrid, en la sede de la Secretaría de Estado de I+D+i, un encuentro para debatir sobre el papel de las mujeres en el urbanismo del futuro. El estas jornadas, que contaron con la participación de cincuenta expertos de todo el mundo, se presentó el nuevo Grupo de Género de ONU-Habitat, que coordina Ana Falú, catedrática de la Universidad de Córdoba (Argentina).
¿Cuál es la finalidad de este grupo de trabajo?
Uno de los principales objetivos es formar una red de representantes de universidades, centros de investigación y otras unidades académicas para aglutinar las investigaciones que se estén llevando a cabo en el mundo en el ámbito de desarrollo urbano con perspectiva de género, que todavía es bastante escaso. Además, queremos que esta perspectiva se incluya en la agenda de ONU-Habitat que se está modificando ahora y que tiene una serie de temas prioritarios como la seguridad urbana, las infraestructuras, la vivienda y el cambio climático.
¿La planificación urbana actual discrimina a la mujer?
Hasta ahora ha sido una planificación en clave neutra, como si el mundo fuera uno solo y no tuviera una diversidad de situaciones que tienen que ver con el uso del territorio dependiendo de si se es hombre o mujer. Además de incidir en este aspecto, nuestro programa quiere formar nuevos planificadores urbanos, expertos en vivienda social, en mejora de las infraestructuras de hábitat, saneamiento, etc., que tengan en cuenta esta diversidad. Tenemos que formular procesos para crear un urbanismo sostenible, una ciudad segura y que responda a la especificidad de las mujeres.
“Hasta ahora la planificación
urbana ha sido neutra, no se
han tendido en cuenta las necesidades
de las mujeres”, dice Falú
¿Los urbanistas actuales no están preparados para este desafío?
En los estudios que ha llevado a cabo la ONU con gobiernos, sector privado y universidades, se llega a la conclusión de que hay un divorcio entre los currículos académicos y la realidad urbana. Hay una necesidad de crear nuevas herramientas y perfiles profesionales que den respuesta a los grandes cambios que conlleva un mundo cada vez más urbanizado y que a la vez se facilite la integración de la mujer en este entorno.
¿Qué líneas de actuación están siguiendo?
Un ámbito en el que se está trabajando mucho ahora en América Latina es el de la violencia urbana. Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Latinbarómetro, un grupo de encuestas de gran prestigio, su crecimiento es exponencial, y es el tema de mayor preocupación de la sociedad latinoamericana, muy por delante de los ingresos.
¿La violencia en las ciudades se ceba en las mujeres?
Esa violencia urbana es distinta para hombres y mujeres. Trabajamos en campañas y protocolos de actuación contra la violencia desde las universidades, con Naciones Unidas, los gobiernos locales y las asociaciones comunitarias de mujeres. Como decía una colega india en las jornadas, no podemos permitir que las mujeres vuelvan a encerrarse en sus casas por culpa de la violencia urbana. El derecho a salir a trabajar y a disfrutar del ocio que las mujeres han ganado se está viendo amenazado.
¿Puede citar algún estudio destacado que se esté llevando a cabo en este ámbito?
Destacaría los estudios sobre la localización de la vivienda y la existencia de un transporte público adecuado. Todavía hoy las mujeres asumen mayoritariamente las tareas relacionadas con el cuidado de la familia: los niños, el hogar, los adultos mayores, los enfermos, etc. Al asumir estas actividades, se mueven muchas más veces que los hombres, que tienen recorridos más puntuales, del trabajo a casa. Todo esto afecta al territorio, a la accesibilidad, a la distancia, a la ubicación de las viviendas y los servicios.
SINC