Estudios asocian una mayor posición social con una sexualidad más satisfactoria

Un análisis basado en la primera (y última hasta el momento) Encuesta Nacional de Salud Sexual de España, realizada en 2009, afirma que los factores socioeconómicos afectan a la satisfacción sexual. Las personas de menor nivel socioeconómico declaran estar menos satisfechas sexualmente, lo que sucede especialmente en las mujeres.

 

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Las personas con una mayor posición socioeconómica tienen mayor conciencia de sus necesidades y una mayor capacidad para desarrollar su sexualidad. / James Lee

 

Investigadores de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB) han analizado la influencia de diversos factores socioeconómicos sobre los resultados de la primera Encuesta Nacional de Salud Sexual de España, realizada en 2009 por el Centro de Investigaciones Sociológicas.

 

En esta encuesta, para la que se realizaron 9.850 entrevistas, se observó que aproximadamente un 90% de hombres y mujeres declararon estar muy satisfechas o bastante satisfechas con su vida sexual en general, y que un 95% estaba satisfecho con las relaciones sexuales que habían tenido durante el año anterior.

Además, la población española declaró estar más satisfecha con las relaciones sexuales que tuvieron con una pareja estable (el 97% de los hombres y el 96% de las mujeres) que con una pareja esporádica (el 88% de los hombres y el 80% de las mujeres).

Con el nuevo estudio, los expertos confirmaron que los factores socioeconómicos afectan a la satisfacción sexual. «Las personas de menor estado socioeconómico declaran estar menos satisfechas sexualmente, lo cual sucede especialmente en el caso de las mujeres, a las que parece influirles más dichos factores», explica a SINC Dolores Ruiz, autora principal del estudio.

 

«Las personas de menor estado socioeconómico
declaran estar menos satisfechas sexualmente,
lo cual sucede especialmente en el caso de las mujeres»

 

En cuanto a la seguridad de las relaciones sexuales, un 77% de las mujeres y un 73% de los hombres declaró haber usado anticoncepción habitualmente con su pareja estable durante el último año, mientras que en el caso de las relaciones sexuales con una pareja esporádica estos porcentajes aumentaron a un 92% en el caso de las mujeres y un 86% en el caso de los hombres.

En este caso los factores socioeconómicos influyen tanto a hombres como a mujeres, y lo hacen en los diferentes momentos analizados y con los diferentes tipos de pareja. «Siempre aquellas personas con menor posición socioeconómica son las que hacen un menor uso de anticonceptivos», recalca Ruiz.

Respecto a las experiencias sexuales abusivas, más del 4% de hombres y el 6,5% de mujeres declararon haber tenido alguna relación sexual en contra de su voluntad a lo largo de su vida, y el 1,6 % de hombres y el 6,1% de mujeres manifestaron haber sido abusadas sexualmente o violadas en algún momento de su vida.

«Aquí son también especialmente las mujeres de posición socioeconómica más baja las que sufren más experiencias sexuales abusivas. Es importante tener en cuenta que estas mujeres son también las que pueden tener más problemas a la hora de contactar con los diferentes organismos que pueden facilitarles ayuda», subraya la investigadora de la ASPB.

 

Mayor nivel social, más satisfacción

Aunque los datos ya sugirieron que el estado de salud sexual de la población adulta joven de España es bastante bueno en general, los autores detectaron desigualdades socioeconómicas y de género en prácticamente todas las dimensiones estudiadas.

 

Las personas que tienen una posición
socioeconómica más desfavorecida tienden
a tener relaciones sexuales menos
satisfactorias y menos seguras

«Las personas que tienen una posición socioeconómica más desfavorecida tienden a tener relaciones sexuales menos satisfactorias y menos seguras, así como a sufrir más experiencias sexuales abusivas. Asimismo, las mujeres suelen sufrir más experiencias sexuales abusivas que los hombres y declaran haber tenido menor satisfacción sexual durante su primera relación sexual», afirma.

Por el contrario, las personas con una mayor posición socioeconómica parecen tener una mayor conciencia de sus propias necesidades y una mayor capacidad para desarrollar su sexualidad de una manera satisfactoria para ellas mismas, a la vez que tienen un mayor control sobre el uso de anticonceptivos.

«Es necesaria la implementación de políticas públicas que intenten reducir las desigualdades socioeconómicas y de género que hemos detectado en la satisfacción sexual, en el uso de anticonceptivos y en las relaciones sexuales abusivas de la población española», concluye Ruiz.

 

 

La complejidad de la salud sexual

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la salud sexual «es un estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad; no es simplemente la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad. La salud sexual requiere un acercamiento positivo y respetuoso hacia la sexualidad y las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de coerción discriminación y violencia».

 

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