Rafael Nadal gana en Doha por primera vez en su historia; el Abierto de Australia espera por el mejor del mundo

Por Francisco Espinosa

 

nadaFoto Twitter

 

El 2013 no solo le sirvió a Nadal para dejar en claro todo su poderío y su capacidad para convertir una situación adversa en una proeza. La madurez que ha alcanzado a sus 27 años, lo ha encumbrado como serio candidato a convertirse en el máximo ganador de Grand Slams. Con 13 títulos grandes, se ubica a cuatro de Federer, con quien ha edificado una de las rivalidades más emblemáticas en la historia del tenis. Sus rodillas le impidieron despedir el 2012 de la mejor forma. Parado siete meses, regresó para recuperar el número uno del mundo, y este año ha iniciado coronándose en Doha, a una semana del Abierto de Australia.

Con suma experiencia, el torneo de Catar, sirvió no solo para continuar la estela ganadora, sino para observar a un atleta con suma capacidad de autocontrol. Sabedor de lo que generan las emociones en el tenis, mantiene el gesto calmado, tan distinto a esa cara multifacética de los primeros años con los puños apretados y los gritos desaforados. Gael Monfils, joven baluarte de Francia, puso resistencia notable, sin que el balear se desesperara. El bombardeo del galo no tuvo respuesta nerviosa. Con el temple intacto, jugó y revertió cualquier indicio que pudiese significar perder. Apasionado por la competencia, se coronó en su primera final del año, tomando vuelo para Melbourne.

En 2012, antes de que se lesionara de gravedad, jugó la final australiana frente a Novak Djokovic. El recuerdo de aquel partido, quedó en la historia como el partido más largo en la historia del tenis (5hs 53min). Nole terminó con los puños arriba después del desgaste. Rafa se fue alicaído sin saber todo el sufrimiento que le esperaba, debido a sus maltratadas rodillas. En pleno enero de hace dos años, una muestra superlativa de talento se quedó registrada. El duelo entre los dos más grandes sobrevivió el año pasado gracias a la persecución de Nadal sobre el serbio. El español ganó la partida como caballo que alcanza en el hipódromo.

Las reacciones en el mundo deportivo no se hicieron esperar. Cristiano Ronaldo, figura central del Real Madrid, manifestó que la recuperación de Rafa serviría de ejemplo para todos los atletas. Fuera de las canchas, el discurso del mejor del mundo es con un tono desentendido. Sin agobiarle el estar hasta la cima del ranking, es su naturaleza la que lo implica en escenarios finales, ante las miradas de millones de aficionados. Nacido en las islas baleares, lleva el caliente clima en su sangre. A pesar de su extenso palmarés, Rafa nunca había podido ganar en Doha. Un detalle significativo para la primera semana del año, algo que podría determinar el camino de los próximos doce meses.

En Australia esperan con ansias la llegada de los mejores jugadores del mundo. Está Roger Federer, pendiente del regreso al nivel que lo encumbró como el mejor jugador de todos los tiempos. Está Andy Murray con el aliento de ser el primer británico en ganar Wimbledon en poco más de 70 años. En la parte central de la cartelera, llegan Djokovic y Nadal para continuar con este duelo sano deportivo. El serbio quiere revancha, Rafa lo espera con el nuevo autocontrol en sus formas.

 

 

[Sin Embargo]

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