La maldicion del Hotel Overlock vuelve recargada
Doctor Sueño, la nueva novela del maestro Stephen King, y secuela después de 35 años de El resplandor, quizás el más célebre de sus libros, propone no sólo un dosificado cóctel de thriller y ciencia ficción, con escenas de horror, sino que, con un trabajo narrativo profundo, desnuda complejidades de la psiquis humana.
Fue en 1998 cuando durante una sesión de autógrafos, un lector le preguntó a King: “Oiga ¿alguna idea de qué pasó con el chico de `El resplandor`?”. En realidad, la respuesta lo tenía en vilo hace muchos años, calculaba la edad de Danny Torrance, pensaba qué le habría sucedido si su padre hubiera ido a reuniones de Alcohólicos Anónimos y recordaba a Wendy, la esposa abnegada.
“Durante 33 años, ese niño ha estado en mi cabeza. Me preguntaba qué sería de él, si seguiría o no manteniendo ese talento, el resplandor de leer los pensamientos de la gente. Creció en una familia terrible. Su madre malherida sobrevivió de milagro a la paliza de la mesa del comedor, y el padre, Jack, era alcohólico, como yo… “, contó en una entrevista para el diario El País.
King, de 66 años, publicó El resplandor a los 28. El mismo confesó que cuando la escribía “bebía muchísimo, pero los escritores tenemos que hablar de lo que conocemos” y, en Doctor sueño (Plaza & Janés) retoma esa y otras cuestiones de su vida.
La secuela se hizo inevitable en 2009, ocasión en que un amigo alcohólico en recuperación le dijo a King “cuando un codependiente se ahoga, la vida de otra persona pasa ante sus ojos” y mucho de eso sucede en la novela.
No sólo el prolífico autor evoca nuevamente la proximidad con la muerte, algo que experimentó en carne propia en un accidente de auto en 1999, y que reflejó en varias obras, sino que devela datos de lo que podría haber sido su propia recuperación en Alcohólicos Anónimos, consejos que parece manejar al dedillo.
El maestro de horror utiliza todas las técnicas y la imaginación al servicio de una historia donde la rabia con el mundo que acumuló Danny, ese niñito que paseaba con su triciclo por los pasillos del maldito Hotel Overlock, es medular.
En El resplandor King acentuaba la desintegración familiar de los Torrance y en esta esperadísima continuación, la rabia y la crítica hacia una sociedad norteamericana sedienta de ¿consumo? son la clave y de allí surge esa destreza para contar las miserias humanas desde el terror y lo paranormal.
La historia, que se puede leer por separado, fue abordada por el autor “con temor”. No es para menos, la primera parte es uno de sus trabajos más memorables. Esto tampoco es menor: King es el escritor vivo más popular del mundo y uno de los más prolíficos, ya que en 40 años de carrera escribió cerca de 50 novelas, seis con el seudónimo Richard Bachman, y lleva vendidos más de 300 millones de ejemplares.
Con este bagaje, y una suerte de presión frente a varias generaciones que mamaron el imaginario King, Stephen se remonta en el inicio de Doctor Sueño unos pocos años de donde concluyó El resplandor, después del incendio del hotel Overlock, con Danny de 8 años, un fantasma que no lo deja dormir y el regreso del viejo cocinero Dick Hallorann, que le da pistas sobre el poder que ambos poseen.
Construida magistralmente, la historia empieza a dejar indicios de quien será ese adulto: un alcohólico en sus treinta y pico, que bebe y bebe para acallar esa luz con la que nació, que le abrió la puerta a tantos monstruos y espectros que no quería ver.
Wendy ya murió, Dan recorre bares de mala muerte, se acuesta con mujeres que olvida -y no tanto- y comienza ese ineludible camino que podría convertirlo en su padre. Pero, está esa pequeña voz, la que lo empuja a Alcohólicos Anónimos en una pequeña ciudad llamada Frazier, en New Hampshire, donde consigue trabajo como cuidador en un centro de ancianos, una última morada.
Con ayuda de algunos amigos, Dan se recobra, pero aparece la infancia -“el origen de todos los temores”- como un lugar al que inevitablemente hay que volver para seguir camino; su guía será Abra Stone -una adolescente con un fuerte `resplandor`- que lejos de ser la `acosada` Carrie, es inteligente, desenvuelta y muy poderosa. Un festín para la secta paranormal de El Nudo Verdadero.
La bella Rose es la líder de ese aparente grupo de ancianos blancos y típicos residentes del centro del país que recorren las rutas norteamericanas en autocaravanas, aunque para vivir se alimentan de niños que poseen el resplandor. El resto será una impresionante lucha épica entre el bien y el mal.
“Siento vergüenza de ser estadounidense. Amo a mi país, pero está lleno de basura“, declaró tajante King hace pocos días y revolucionó los medios, aún así, este sentimiento se deja ver en la reconstrucción de algunos personajes que hace en sus libros, donde apuesta al terror -la sangre, lo espectral, lo demoníaco, el miedo en la próxima línea- para develar ese psiquismo.
Sin embargo, es a través de su escritura por donde cristaliza los miedos humanos más primitivos, no solamente a morir, sino también a quedarse solos, a olvidar, a dejar abierta una herida, a querer taparla, a no tener qué comer, a no ser amados, a no amar y a una infancia tortuosa de la que no es fácil escapar.
Consagrado como maestro del terror, King manifestó estar cómodo en una segunda línea de la literatura norteamericana, la de ser bueno, pero además muy pero muy popular, ha profundizado en cuestiones densas, como el uso de las armas, los 50 años de historia luego del asesinato de Kennedy o incluso los problemas ambientales enmarcados en una emulación de la administración Bush-Cheney, en un pago chico.
Es que King, como escribió Joshua Rothman en The New Yorker es el principal canal por donde fluyen todos los subgéneros de la mitad del siglo XX: ciencia ficción, terror, fantasía, ficción histórica, libros de superhéroes, fábulas posapocalípticas, western, que luego traslada a su pequeño reducto de Maine”.
“Los escritores tenemos que mirar a la sociedad, y no al revés”, dijo el hombre que recién en 2003 fue reconocido con la Medalla de la National Book Foundation. Esa misma humildad que pocos cargan se amalgama a su frescura, observación, profundidad e ingenio que esta vez regala en Doctor Sueño, donde despliega un trabajo de escritura complejo y comprensible.
El rey -que anunció su próximo libro Mr. Mercedes para junio de 2014- volvió y como era de suponer se puso a la altura de las circunstancias, dejando una novela en la que entrega mucho de sí -quizás no tanto como en la menos comercial La historia de Lisey- y es una gran apuesta que 30 años más tarde, la sigue ganando.
[Telám]