Comer en una casa como en casa
Por Mireia Acosta
Con la curiosidad como guía, y el boca a oreja de los amigos como garantía de confianza, uno descubre infinidad de sitios con la pretensión de hacer frente a estos tiempos de incomodidades: lugares para comer, beber, disfrutar, vender, comprar o contactar, lugares que pretenden diferenciarse del resto en su propuesta.
Una de las últimas ideas sobre gastronomía, y algo más, que ha llegado a Madrid es la ABTM. Su eslogan es Place & Time; el color del logo y su grafía nos presentan un universo femenino que confirmamos al descubrir a qué corresponden esas iniciales: Asociación Banco de Tiempo para Mujeres.
En un chalé de la zona de Pio XII, las hermanas María y Socorro Casas tuvieron la genial idea de organizar todos sus contactos y conocimientos para que resultaran útiles a las mujeres que pudieran necesitarlo. Y así, con paciencia y esfuerzo, va tomando forma su negocio desde el pasado mes de mayo. Se trata de una Asociación donde, previo pago de una cuota mensual de 20€, cualquier mujer puede vender lo que hace, sea producto o servicio, y disfrutar de importantes descuentos en el resto de la oferta. No hay que ser socia para comprar o usar todo lo que allí ofrecen a muy buen precio: tomar un café; adquirir una blusa, un vestido o cualquier tipo de complemento y artesanía; celebrar reuniones de trabajo, comidas y cenas; contratar un catering a domicilio; asistir o impartir clases y talleres de cuanto se proponga; disfrutar de tratamientos de belleza de todo tipo o conseguir servicios de modista y diseñadoras personalizados.
Tiene muchas ventajas para diseñadores y artistas jóvenes sin espacio de venta, pero también para los clientes que buscan compartir tiempo o ideas, incluso el personal masculino, que puede acudir a última hora de la tarde, tiene su sitio allí. Algunos ejemplos: en ABTM la sobrina de una socia recién llegada de EEUU, con dos carreras y tres idiomas, ha encontrado trabajo intercambiando clases de inglés a cambio de cursos de cocina; una aparejadora encontró en el conocido de una socia su estudio de arquitectura perfecto y una abogada solucionó el problema de la cooperativa de otra socia; una mujer recién enviudada recuperó su pasión por el patchwork con ganchillo y ahora tiene tanto encargos como ganas de trabajar. En ABTM, María y Soco preparan regalos de empresa o consiguen exquisitos jamones para esta Navidad que proceden de la finca de una socia. Y es que el networking fue el motor que impulsó esta Asociación con la pretensión de satisfacer cualquier necesidad de una mujer. Y está dando resultado.
Como cocinan bien, comer o cenar en la Asociación, “en su casa”, es una gozada. Ofrecen comida de siempre, casera, sin aditivos ni sofisticaciones, servida por sus respectivas hijas, adolescentes encantadoras, tan entusiasmadas con el negocio como sus madres. En el patio, en una mesa de teka bajo una parra virgen, se puede disfrutar de unas buenas lentejas, una crema de verduras que revitaliza, un caldito, unas albóndigas, una carne o un pescado con lo que el mercado haya dado esa mañana; es decir un primero y segundo con postre, como mandan los cánones, acompañados de un buen vino por un precio tan módico como apetecible. Además se les puede encargar un catering que sirven donde se les pida, fiestas y eventos que cubren con el mismo espíritu casero y rico de su cocina.
Estas dos hermanas de una familia numerosa recuerdan a aquella otra familia de “Comer, beber, amar”, la película de Ang Lee, donde las hijas del abuelo viudo intentan encontrar la receta que dará sabor y sentido a sus vidas porque el protagonista está convencido de que, a pesar del desamor o de la muerte, siempre nos quedará la cocina como testimonio de apego a la vida y a la felicidad.
Hacer de una servidumbre —como es el comer— todo un placer, exige cultura y delicadeza porque, como todos los placeres, aumenta al ser compartido. Y compartir es la actitud que guía a las hermanas Casas en su nueva empresa. Enhorabuena y suerte.
ABTM
C/ Caídos de la División Azul, 2
Madrid